Un tercio de lo que se cultiva en Europa no llega al supermercado. En tiempos de sequía y altos costes energéticos, el sinsentido del desperdicio alimentario por razones de forma tiene los días contados.
La primera gran cadena de distribución en saltarse esas reglas va a ser la multinacional alemana Lidl. La fruta y la verdura deforme existe y, aunque parezca poco apetecible por fuera, está igual de rica por dentro.
Cada año se descartan alrededor de 50 millones de toneladas de fruta y verdura cultivadas en Europa, y el supermercado alemán ha decidido que hay que ponerle freno a esa práctica demencial. Berenjenas, calabacines, tomates, zanahorias, manzanas o melocotones tendrán nuevas oportunidades para llegar hasta los super, e incluso hasta muchos mercados centrales de abastos que también habían acostumbrado a sus clientes a una fruta y verdura impoluta, muchas veces más vistosa que sabrosa.
Ryan McDonnell, director ejecutivo de Lidl, ha defendido de este modo esta campaña: "Los agricultores de todo el país enfrentan un gran desafío este año debido a las condiciones climáticas extremas experimentadas durante los meses de verano. Si bien la cosecha que sale puede verse y sentirse un poco diferente a lo que todos estamos acostumbrados, sigue siendo la misma gran calidad británica". Esta acción ha surgido a raíz de las fuertes sequías sufridas por el Reino Unido este verano, pero Lidl la va a hacer extensible a toda Europa.
De hecho, Lidl ha anunciado que no va a categorizar estas frutas y verduras como raras, sino que simplemente se venderán normalmente con el resto de productos de su misma clase. Además, también ha animado a los otros supermercados a seguir su propuesta.
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