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Practicar reiki como terapia personal es una buena idea y muy saludable para nuestro físico y nuestra mente. Pero hacer del reiki un negocio es entrar en el mundo de los timos, los engaños y las mentiras.

En los últimos años y debido, sobre todo, a la bajada en la calidad en la sanidad pública, por un lado, y a la falta de educación crítica en la ciudadanía, han experimentado un gran auge las llamadas medicinas alternativas y complementarias. Dejemos claro estos dos conceptos, que aunque parecidos, son muy distintos.

La medicina alternativa es aquella que se postula para sustituir a la medicina oficial; esto es muy peligroso ya que implica el abandono de tratamientos médicos que pueden ocasionar hasta la muerte de las personas. La medicina complementaria es aquella que, siguiendo lo que dice la medicina oficial, complementa a ésta con otras terapias. Aquí podemos encontrar desde medicinas que no sirven para absolutamente nada, como la homeopatía, o prácticas que sí se ha demostrado que tienen beneficios, como por ejemplo, tomar una infusión de valeriana por la noche para dormir mejor.

Entre toda estas terapias que han surgido ahora, el reiki es una de las que más ha llamado la atención del público y está teniendo un gran crecimiento entre los seguidores de esta práctica. Pero como no podía ser menos, el reiki está rodeado de mucha mentira y mucho fraude. A eso voy.

El reiki es una práctica japonesa basada en la imposición de manos por la que, según su inventor, Mikao Usui, se transmite energía del universo a la persona para que fortalezca su energía vital y así mejorar la salud. Aunque los efectos del reiki no han sido comprobados científicamente, sí puedo decir como practicante y maestro de esta disciplina, que el reiki puede producir (no siempre) efectos positivos en el estado de ánimo del paciente que le ayudará a superar una enfermedad. Es cosa de lógica. Para vencer una enfermedad, tendremos más posibilidades de hacerlo con un espíritu optimista que con un espíritu triste. Eso es reiki. No es más. Una práctica que en muchos aspectos se parece bastante a la meditación (cuyos beneficios están suficientemente comprobados).

Sin embargo, son muchas las personas que se han aprovechado de este auge de la practica de reiki para hacer su agosto, y lo que es peor, a costa de personas enfermas. Se están cobrando cantidades excesivas por dar sesiones de reiki. Cantidades que llegan a ser muy altas cuando es para aprender a dar reiki. Hay varios niveles de aprendizaje, y por cada uno , se te cobra una cantidad, que en los niveles de maestría pueden llegar a los 600 ó 1000 euros. Estas cantidades se suelen cobrar en negro, ya que nadie emite factura. No sean incautos. Si alguien les ofrece servicios de reiki y les pretende cobrar, exijan factura. Que paguen sus impuestos como hacemos todos.

Por último, hay que hacer un llamamiento a las autoridades sanitarias, que últimamente lo están haciendo muy bien aunque hay casos que se escapan al control, y es avisar de que nunca se deje practicar el reiki en hospitales por parte de personas que se autocalifiquen practicantes o terapeutas de reiki. Una cosa es que yo, que sé dar reiki, me lo dé a mí mismo en un hospital o a un familiar, a lo que se pretende por parte de algunos practicantes de reiki, que es introducirse en los hospitales con el afán de ganar dinero a costa de gente que sufre. Además, es muy peligroso porque estos terapeutas de reiki no son personal sanitario y no tienen ni idea de cómo actuar en un centro hospitalario.

Resumiendo, no se dejen engañar. Practicar reiki como terapia personal es una buena idea y muy saludable para nuestro físico y nuestra mente. Pero hacer del reiki un negocio es entrar en el mundo de los timos, los engaños y las mentiras.

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Jorge Miró

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