En el último programa del espacio televisivo Cuarto Milenio, emitido este pasado domingo en Cuatro, pudimos disfrutar de un magnífico reportaje sobre uno de los casos de la ufología jerezana que muchos desconocían. Este que aquí os escribe, recibió la petición de abordar dicho caso en el programa de Iker Jiménez, y fue a raíz de publicar en mi libro (Expedientes X Jerezanos) los testimonios de varios vecinos, los cuales conseguí reunir cincuenta años después.
Era el martes 26 de marzo de 1974. Una tarde como cualquier otra, pero algo estaba a punto de suceder. En la barriada de Santo Tomás de Aquino, en la zona sur, los chicos y chicas se encontraban en las inmediaciones de los bloques, junto a los cerros ya inexistentes que adornaban el paisaje. Entre aquellos montes, donde muchos jóvenes practicaban motocross, y donde hoy se encuentra el Parque de la Igualdad, algo de otro mundo pareció posarse aquella tarde de la incipiente primavera de 1974. Al día siguiente de los hechos, miércoles 27 de marzo, el diario La Voz del Sur publicó en su portada el siguiente titular: ¿Un OVNI en Jerez?. Varias personas aseguran haberlo visto. Apareció, dicen, a la espalda de la Bda. Santo Tomás de Aquino.
En la misma, el dibujo de un típico platillo volante, realizado por uno de los testigos, un chaval llamado Pedro Jiménez Aguilar, asegurando que eso fue lo que vio. En las páginas interiores, la noticia se desarrolló con los testimonios de varias personas de la zona, las cuales no salían de su asombro ante lo que vieron. Más de quinientas personas se aglomeraron en los desaparecidos montes, que por aquel entonces tenían unas lagunas donde los más pequeños iban a jugar. Aquí un extracto de lo que contaron al periodista Antonio Arias, que se desplazó a la barriada:
Habían llamado a nuestra redacción diciéndonos que un OVNI había aparecido en los cerros que hay a la espalda de la Bda. Santo Tomás de Aquino...
¡Sí, sí, hay un platillo volante! Esto está lleno de gente y muchos lo han visto...
¿Dónde está el OVNI?
¡Allí, allí en el cerro...! Pero ya no está, se ha ido.
¿Usted lo ha visto?
Yo, no. Pero era una cosa muy rara, y echaba luces. Muchos lo han visto.
Y, claro, a preguntar tocaba. Todos al principio coincidían en lo mismo: “Luces, cosa rara, volaba...”, pero nadie me decía haberlo visto. Un chaval de unos quince años sí aseguró haberlo visto...
Era “una cosa” redonda, con luces coloradas.
¿Cómo te llamas?
José Villar Lupión.
¿Y de verdad que lo has visto?
Sí, de verdad. Iba muy alto por encima del cerro, y luego vino como para la barriada. Las luces parecían como rayos.
Continuando con la entrevista, en esta ocasión el periodista habla con "Doña Mercedes Rivero Sánchez, de treinta y cinco años de edad, casada, con hijos, y que vive en el Bloque 3 de la citada barriada de Santo Tomás de Aquino…".
Verá usted, yo estaba en la casa y entonces vinieron mis hijos, todos gritando y asustados, diciendo que había un platillo volante.
¿A qué hora fue eso, señora?
Sobre las ocho y pico
¿Y qué hizo?
Bajé y me asomé al cerro. Y entonces lo vi por encima del monte
Pero, ¿qué vio usted?
Era una cosa “muy rara”. Como un platillo de “candela”, que echaba luces
¿Y estaba quieto?
¡No, que va! Iba y venía de allí para allá (con los gestos de la mano dio a entender de Cuatro Caminos a Mercajerez), se movía y parecía que quería bajar. Daba como vueltas
¿Y qué pasó después?
Se fue
¿Cómo que se fue?
Sí, se fue. Se alejó como para la carretera del Puerto, hasta que lo perdimos de vista
¿Y cuánto tiempo estuvo viéndolo?
Pues una media hora
¿Pasó usted miedo?
Miedo… no. Me asusté un poco, claro
No deja de ser curiosa la magnitud y el revuelo que se formó en la zona tras la visión, según los testimonios de aquellas luces que derivaron en lo que muchos describieron como un plato de candela que sobrevoló la barriada. Como curioso de estos temas, hace unos años comencé a tirar de la manta y conseguí dar con algunos de aquellos testigos casi cincuenta años después. Uno de ellos fue Enrique Rodríguez de Molina, el cual me relató lo siguiente:
"Éramos un grupo de unos catorce amigos, chavales de entre once y quince años de edad. Unos eran de El Chicle, y otros de Santo Tomás de Aquino. La tarde después de los avistamientos, estábamos allí congregados, porque nos habíamos enterado de que aparecieron tres huellas circulares sobre aquel terreno. Y allí que fuimos. Eran grandes, de un metro veinte cada una, aproximadamente. Y cuando estábamos arriba, me dio por mirar al cielo, y me di cuenta de que había algo flotando, en dirección hacia donde ponen actualmente el mercadillo de los lunes. El cielo estaba celeste, impecable, y le dije a mis amigos que miraran, porque una nube blanca, pero perfectamente redonda, y que no se movía para nada, se encontraba suspendida. Totalmente quieta.
Aquello me pareció muy raro, porque con la brisa que hacía, si fuera una nube convencional, se tendría que mover, pero no lo hacía. Y en ese momento, le dije a mis amigos de bajar y sobrepasar la nube, o lo que fuera, para verla por detrás. Y todos fuimos en pandilla. Bajamos, y la nube seguía en el mismo lugar. Tras sobrepasarla unos ochenta metros, nos volvimos y la miramos. Y, como cuando coges un cuchillo de acero y reflejas en él los rayos del sol, pues lo mismo ocurrió con aquel objeto. El sol se reflejó, como si se tratara de un objeto metálico, a través de un pequeño hueco de la nube. Cuando nos percatamos de ese destello, se desplazó una porción de ese objeto, como si dejara una estela, y comenzó a moverse, hasta salir disparado a una velocidad increíble y desvanecerse. Pero ese destello, no lo hace una nube ni de coña, y fue lo que más nos sorprendió. Todo eso fue en segundos, algo muy rápido. Estoy seguro de que aquel objeto fue el que aterrizó, dejó esas huellas, se mantuvo en el aire, y se fue. Esa vivencia no se me olvidará en la vida. Algo raro hay por ahí arriba, estoy muy seguro de ello".
Vemos que no solo se observaron a los llamados Ovnis el martes 26 de marzo de 1974, sino que también existen testimonios sobre los días posteriores. Uno de los chavales que apareció en el mítico reportaje de La Voz del Sur, fue José Villar Lupión, de trece años de edad por aquel entonces, el cual nos relató para las cámaras de Cuarto Milenio, cincuenta años después, su vivencia:
"Noté una luz muy rara y que iba muy rápida. Miré para arriba y, la luz era tan intensa, que no se podía apreciar nada, y se hallaba a unos veinte o veinticinco metros de altura. Era inmensa, muy grande. Salí corriendo para mi casa, subí arriba, me asomé al balcón, y lo volví a ver".
Fueron numerosos los testigos que pudieron apreciar aquellas luces que parecieron aterrizar en los desaparecidos montes de la barriada de Santo Tomás de Aquino, pero más aun los que, al día siguiente, se acercaron a la zona para ver las huellas que el Ovni dejó sobre el terreno. Una huella circular que quedó impregnada sobre la hierba, como si un objeto candente hubiera quemado la hierba.
Un caso que nos retrotrae a lo nostálgico de la época, y que rescatamos gracias a la labor y el interés de Pablo Villarrubia, reportero de excepción del programa dirigido por Iker Jiménez, con el cual estuvimos entrevistando e investigando en la zona. El equipo de Cuatro realizó además varias recreaciones de los acontecimientos, en un reportaje donde inmortalizamos de nuevo las experiencias de aquellos que parecieron toparse con lo imposible la tarde del martes 26 de marzo de 1974.
