Mitin de Abascal en Jerez, la pasada semana. FOTO: MANU GARCÍA
Mitin de Abascal en Jerez, la pasada semana. FOTO: MANU GARCÍA

Es de reconocer que el miércoles de la semana pasada el evento con más repercusión en Jerez fue el acto de precampaña de Vox en la Real Escuela Andaluza de Arte Ecuestre. El mitin que llenó hasta arriba el edificio y que se hizo famoso por su cola tuvo una amplia cobertura de la prensa local, llegando incluso a alguna portada. A su vez, las pintadas antifascistas en la fachada de la escuela también tuvieron su hueco en los titulares. Lo que pasó en mayor parte desapercibido fue la pequeña concentración antifascista convocada a las puertas del acto y que en mi opinión merece unas líneas.

Tuvo su pequeño momento en Twitter, pero como arma de doble filo. El propio Abascal sacaba pecho con un vídeo del largo de la cola y escribía: “Rumbo a #JerezDeLaFontrera. Falta una hora para el acto de VOX... y nos mandan este vídeo de lo que nos espera. Anda la ultraizquierda jerezana vociferando amenazas y diciendo que no pasaremos, pero parece que poco a poco vamos pasando”. Tampoco es que la concentración pudiera acercarse demasiado, ya que había un dispositivo policial preparado justo para interceptar cualquier concentración sin autorización y evitar altercados.

La agrupación que convocó la concentración fue Abrir Brecha Jerez, que se define a sí misma como un espacio juvenil desobediente y revolucionario. Este grupo de jóvenes tiene fuertes vínculos con la corriente Anticapitalistas de Podemos, antigua Izquierda Anticapitalista, escisión trotskista de Izquierda Unida que estuvo boicoteando al resto de la izquierda durante años y puede que lo siga haciendo. Para la convocatoria utilizaron un montaje del cartel oficial del acto que fue difundido por las redes sociales del grupo. Las modificaciones fueron varias, la más divertida pudo ser el helicóptero encima del logo del partido. Junto al título Fiesta Especial de Halloween, Trae tu disfraz de facha; vemos a Santiago Abascal con una gorra de oficial de la SS y afeitado salvo por el bigote de Hitler. A su lado, la bandera de España que cuenta con una esvástica.

Como es normal con las concentraciones y manifestaciones sin autorización que no cuentan con un amplio número de personas, la Policía después de un cacheo multó a los asistentes. Esta vez contamos además con el pretexto de la incitación al odio por el contenido de los carteles y las proclamas. Obviamente, todo esto despertó la indignación de los jóvenes anticapitalistas jerezanos, que declararon sufrir detenciones arbitrarias. Lo interpretaron como una violación a su libertad de expresión contra el discurso fascista, cuando los que deberían ser perseguidos son los nazis con altavoz institucional.

Comparto la valoración que hace Abrir Brecha sobre Vox, pero no sé qué esperaban con esa concentración. Sabían que podía pasar sin la autorización de subdelegación del gobierno, que tampoco hubieran podido pedir por plazos y sin garantías de que le dieran el visto bueno. Culpar al Estado y a las fuerzas del orden solo demuestra falta de madurez. Impera el criterio de que las fuerzas de seguridad son malas mientras no sean mías. En la avalancha de críticas que han recibido la Policía y la Guardia Civil las últimas semanas he podido leer a alguna persona declarando que dejaría de seguir a todo aquel que apoye a la policía. Cuando tengan un problema que pidan ayuda a sus seguidores a ver qué tal.

Tampoco creo que exista trato discriminatorio por parte de las autoridades. Que cuenten todas las concentraciones en contra de la exhumación de Franco que no se han llevado a cabo por autorización denegada solo en este mes. Durante estos años he asistido a muchas manifestaciones, incluso formando parte de la organización. Y en la vida hemos tenido problemas con la policía, salvo el 21 de noviembre de 2013. Pero aquello fue porque a los chavales se les ocurrió ir insultando a la policía y aporreando todos los contenedores desde la Calle Medina hasta la Rotonda de los Casinos. Ni siquiera en las manifestaciones ilegales de después de las elecciones andaluzas por la irrupción de Vox en el Parlamento tuve problemas. De hecho, aquella vez incluso nos escoltaron a pesar de haber paralizado el tráfico de todo el centro de Sevilla. La diferencia está en que éramos un grupo muchísimo mayor.

No me arrepiento de haber ido a aquella manifestación. Fue divertida y desestresante. Pero lejos de cambiar nada solo les dimos el crédito que querían. Por ello, incluso si hubiera salido bien, una concentración delante del mitin tampoco hubiera contribuido mucho. Nadie va a cambiar de opinión ni ideología por escuchar no pasarán. Los fascistas también han tenido años para reflexionar sobre lo que tienen y no que hacer. Tienen nuevos modelos como los húngaros, Salvini o Trump. Se escudarán en la ley y harán que los violentos intolerantes sean otros. Hasta ellos han aparcado la violencia en los años 70. Intentan un cambio de roles que utiliza el victimismo combinado con el arte marcial japones del Aikidō. Vox utilizará la fuerza de los antifascistas en su propio favor. Por ello, a los jóvenes del Bella Ciao más les vale entrenar el debate, el contraste de fake news, y usar sus fuerzas para convencer a la gente de que hay que ir a las urnas a votar contra el fascismo.

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