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La exalcaldesa Pilar Sánchez dice haber pagado un precio “demasiado alto” por regir los designios de esta ciudad. La exmandataria socialista se sumaba esta semana, tras ser imputada –o llamada a declarar, nadie se pone de acuerdo- en un nuevo escándalo de corrupción relacionado con desfalcos en los cursos de formación, al “yo no sabía” tan habitual en nuestros políticos. Otro exalcalde jerezano, Pedro Pacheco, se trate de una sentencia demesurada o no, está expiando sus culpas tras los barrotes de Puerto 3 por haber contratado supuestamente de forma irregular a dos asesores. Pronto tendrá que salir de prisión, pero para declarar por otro caso, el de la antigua estación de autobuses. El origen de la acusación por la que Pacheco está entre rejas, ¿lo adivinan? Una denuncia de Pilar Sánchez. Por supuesto el inmatable se revolvió y desencadenó un huracán político de consecuencias todavía desconocidas, pero baste saber que la exalcaldesa socialista está inmersa también en varios procesos judiciales: asesores, posible concesión de ayudas ilegales a una empresa del PTA, desvío de fondos del Plan E (aquí la acusación es del PP).

Ahora, por un caso que en principio nada tiene que ver con estas vendettas políticas -más bien con el EREgate- y en el que insistimos, nadie la ha acusado de nada, sino simplemente llamado a declarar, se ha defendido con uñas y dientes del “calvario” que está sufriendo, del “alto precio” por estar en política y un largo etcétera. Vale que la prensa se adelantara hablando con alegría de un rosario de detenidos entre los que estaba ella, pero no vale achacarlo todo a una persecución política de jueces por la que se están pagando muchos platos rotos. Son muchos, dentro de nuestras fronteras jerezanas y fuera de ellas, los que se han dado cuenta de que lo que antes valía, ahora no cuela. 

En política, la ambición se paga cara, nada es gratis, como se sabe desde Ícaro, cuya leyenda reza que se quemó las alas por querer acercarse mucho al sol. Deberían saberlo los tres alcaldes que ha tenido nuestra democracia, pues resulta que sobre la actual regidora también planea la sombra de la Gürtel por la contratación de un stand en Fitur. La respuesta, ¿adivinan cuál es? Básicamente escudarse en el exceso de responsabilidades y respaldarse en los técnicos. ¿Qué tiene la Alcaldía de Jerez, que quien la toca se mancha? No sé si tendrán clara la respuesta, pero pretender pisar el barro y salir impoluto es un ejercicio de malabarismo que los jueces de hoy no parecen muy dispuestos a permitir. El victimismo ya no es una excusa.

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