El 8M en Sevilla, en una manifestación pasada.
El 8M en Sevilla, en una manifestación pasada.

Las encuestas y los estudios de opinión no siempre revelan toda la verdad. Un ejemplo reciente se evidencia en las encuestas del CIS sobre la igualdad entre hombres y mujeres. En esta encuesta, solo un 44% de los hombres expresaron sentir que el feminismo había ido demasiado lejos en sus demandas, y como resultado, se percibían como víctimas de las políticas de igualdad aplicadas en favor de las mujeres. Sin embargo, es importante considerar que el 56% restante podría también compartir esa percepción. Al observar comportamientos, actitudes, comentarios y opiniones de muchos hombres, me incluyo al pertenecer a esa categoría, se puede afirmar que, en mayor o menor medida, todos nos sentimos también afectados por el feminismo y pensamos que se han traspasado límites.

Recientemente, durante un partido de fútbol de la liga de primera división masculina, un jugador del equipo contrario fue molestado por un aficionado mientras realizaba un saque de banda, al introducirle el dedo en el trasero. Cuando se le preguntó al futbolista sobre el incidente, lo calificó de inadmisible y comentó: "Si esto hubiera ocurrido en el fútbol femenino, ya sabéis lo que habría pasado".

No puedo discernir la intención de esa declaración, pero sé que muchos hombres se han identificado con ella. Sin embargo, no he leído ni escuchado críticas a esta afirmación. Se requiere un alto grado de conciencia y compromiso con la igualdad y el feminismo para comprender las implicaciones que este tipo de comentarios públicos pueden generar.

Este caso me recuerda la reacción de muchos hombres ante el caso Rubiales, calificando su comportamiento como algo menor sin importancia. Porque el mensaje que transmite este comentario, aun sin pretenderlo o al menos no ser totalmente consciente de ello, es que existen dos varas de medir, una para los delitos que se cometen con las mujeres, y otra para los que tienen como sujetos a los hombres, y que en esta dualidad nosotros estamos discriminados al estar menos protegidos.

Creo firmemente que los hombres deberíamos ser sumamente cuidadosos con nuestras palabras debido al potencial daño que pueden infligir al bien común. En la realidad contemporánea, los delitos sexuales, la falta de respeto, las agresiones y las violaciones son cometidos de manera abrumadora por hombres hacia mujeres. Por consiguiente, insinuar que existe discriminación hacia los hombres es pasar por alto una realidad que nos coloca en una posición sumamente delicada. Las víctimas continúan siendo mujeres, mientras que los victimarios somos hombres. 

Existe un principio básico en materia de justicia y derechos que los hombres nos resistimos a comprender y aceptar: "No hay discriminación cuando se abordan de manera desigual situaciones inherentemente desiguales, sino todo lo contrario". Por ello, es fundamental que las mujeres sigan recibiendo una mayor protección en todos los ámbitos: jurídico, mediático, político y social.

Sería beneficioso para todos adoptar un enfoque más honesto y humilde en lugar de persistir en comportamientos infantiles de auto victimización, como solíamos tener de niños cuando nos reprendían y tendíamos a culpar a otros. ¿No creen que es hora de madurar?

Si has llegado hasta aquí y te gusta nuestro trabajo, apoya lavozdelsur.es, periodismo libre, independiente y en andaluz.

Comentarios

No hay comentarios ¿Te animas?

Lo más leído