Ya han salido los primeros datos sobre los rendimientos turísticos de este verano, tanto en ocupación hotelera como en consumo de los visitantes, lo que se han gastado en las vacaciones. Esos datos hablan de que, si bien la ocupación hotelera ha subido en términos generales, sin embargo, en lo que se refiere al gasto realizado, ha habido una disminución de varios puntos porcentuales con respecto al año pasado. Que traducido resulta, o bien que la gente está cortita o, me malicio, que esta alternativa es plausible, los precios estaban mucho más altos. Yo no hago encuestas con los viajeros, eso se lo dejo a Horeca que, por lo visto, hacen estudios para casi todo, incluso para saber en cada momento que es lo que piensan los turistas de cualquier cosa, hasta sobre si los autobuses van bien o mal –que por cierto, según la patronal hostelera en la provincia, van estupendamente. ¡Qué encuesta más rara!–, pero sin encuesta ni nada, puedo dar fe, ya que este año, como los gaditas más reconcentrados he hecho turismo en la misma Cádiz –¿Dónde mejor?, dicen– y he sentido unos cuantos clavazos de esos que necesitan sutura de varios días. Sí, precios escandinavos a pesar de que cada vez que iba a comer o cenar, ante de pedir al camarero, le hacía saber que yo era nativo y que, por tanto, me hiciese precio como tal. Pero no, las vacaciones en Cádiz son igual de caras que si te vas a San Sebastian, por poner un ejemplo de ciudad de precios altos.
En Cádiz –sitio donde según Horeca, no hay camareros por culpa del régimen bolivariano que impide que se pueda contratar a más camareros por culpa de las puñeteras paguitas y la exigencia comunista de que les den sueldos decentes– por no haber no hay ni bares de borrachos de toda la vida, todo de diseño, los mismos restaurantes o negocios que en cualquier otra ciudad. Y siendo así, los turistas que vienen no gastan ni bromas; y quiero, en esta reflexión tan al pelo de la actualidad, señalar que sí, efectivamente, que tenemos unos turistas cada vez más tacaños y dentro de ese colectivo de visitantes los que más destacan en su racanería –esto ya viene de lejos– son los políticos de turismo. Estos no gastan casi nada. Las comidas se las pagan los correligionarios del propio partido que tratan de halagar al ilustre visitante –quiero hacer un paréntesis para puntualizar que me refiero a los políticos importantes, que no son otros que los que salen en medios de comunicación, en la tele, en youtube… si hablamos de concejalillos de pueblo, nada, aunque en muchas ocasiones estos ganan más pasta que nadie, ellos sí se tienen que pagar sus vacaciones–. Normalmente, esos políticos son invitados a los saraos que se tercien en unos 25 o 30 kilómetros a la redonda: los alcaldes les dan entradas para los conciertos, para los toros, les invitan a todo en las ferias… en definitiva les hacen la pelota. Es así, no me digan que no.
Tengo que señalar, sin hacer encuestas tampoco, que a Cádiz y el entorno más turístico cada vez vienen más de estos. Llegan, avisan de su llegada, se les invita a comer, al concierto, se les da algún paseíto por el pueblo para que vean que bonito está y de camino, el político aprovecha, en su función de político de guardia, para hacer alguna rueda de prensa. Hay que añadir que normalmente los grandes figuras no suelen hacer esto. Los presidentes, o Ministros están calladitos y prefieren que esas cosas las hagan otros, también conocidos, pero que tienen que hacer su meritorio. En estos días nos ha visitado un político, diputado del Partido Popular, Jaime de los Santos, que se hizo famoso porque antes de entrar en las listas, fue contratado por el Gobierno de M. Rajoy como asesor de su esposa, como Personal Chopper, que traducido resulta, el que le hacía las compras y hacía de asistente para que, mientras M. Rajoy estaba ocupado leyendo el Marca, a su mujer no le faltara ni gloria (este caso se le pasó al juez Peinado). El hombre la tendría que tener muy contenta porque al tal Jaime se le premió con un puesto de Diputado. No está mal. Viste bien, insulta bien… maneja registros muy actuales.
El caso que ha estado de vacaciones gañoteras en Cádiz y Bruno ¡Ay Bruno!, lo estuvo acompañando para que el hombre se fuera contento y hablara bien de él. Como es normal dio su rueda de prensa en la que se dedicó, fundamentalmente a insultar gravemente a una periodista, Sarah Santaolalla, que no es del gusto de la derecha, a la que le endilgo, más o menos, el calificativo de prostituta. El hombre es así, hasta la pinta que tiene da un poco de miedo, como de cabeza rapada, y suele ser noticia no precisamente por sus buenos modales u oratoria constructiva. Aquí que se presentó como político de guardia, de esos que se les utiliza para que hagan su meritaje en verano mientras los jefazos se lo pasan de miedo, y con Bruno ¡Ay Bruno! al lado, se puso a decir esas cosas tan feas. Bruno, que el hombre tampoco tenía la cara como muy de estar escuchando lo que decía su compañero, miraba al infinito, posiblemente pensando en como decirle a Bonilla que él no quiere ser más Alcalde, que esto es un coñazo y que se lo lleve a Andalucía de lo que sea. En esto Bruno tiene cierto parecido al anterior Alcalde, a Kichi, quien a los seis meses de llegar al cargo ya estaba cansado de la experiencia. Bruno sabía lo que era esto, se había llevado mucho tiempo de concejal, Kichi, sin embargo, tenía esa ilusión, pero la ilusión, ya saben, es lo de los Reyes Magos, que estas deseando que llegue, hasta que por la mañana del día 6 de enero ves que te han traído calzoncillos y una bufanda.
Bruno nunca quiso ser Alcalde, eso es seguro, lo que no sabemos es si conseguirá –y es lo suficientemente astuto para conseguirlo– el irse con Bonilla a hacer algo que no le disgustaría nada de nada: ser político de guardia de esos que van a hacer turismo de gañote a cambio de alguna rueda de prensa, eso sí, no esperen de él que haga como el Jaime de los Santos ese. Bruno ¡Ay Bruno!, otra cosa no lo sé, pero no es faltón y aunque no vista tan bien como el Personal Chopper de la mujer de M. Rajoy –Bruno en su outfit es moderadito, como todo él–, seguro que da bien para esas tareas. Ya veremos
