El señor Lobo se va de Zambomba

La postal de los parlamentarios, a ritmo de Caja-Sanz, era enternecedora, incluso el moderado Bonilla participa en la zambomba parlamentaria aunque, eso sí, mostrando su lado más tímido

El PP en el Parlamento cantando villancicos.
21 de diciembre de 2025 a las 09:14h

Termina el año y es humano el que también los políticos se permitan, en estos días, la licencia de presentarnos su lado más entrañable, su personalidad más mundana. ¡Qué bonito, qué elegante, qué arte el de los parlamentarios andaluces en su particular Zambomba (o zambombada como ha dicho un concejal en Sevilla, o zambombá como dicen en Cádiz) tradicional de antes de Navidad! Es un lujo tener políticos en este país –excepto en Extremadura, que tienen elecciones. O en Madrid, donde están en permanente campaña...–, en nuestra tierra andaluza, tan proclives a demostrarnos que son como nosotros, que cuando hay que insultar, se insulta; que cuando hay que mentir, se miente y, en este caso, dada la felicidad que se nota en el ambiente del paraíso andaluz, si se tiene que cantar, se canta. ¿Han visto en la tele o en internet a esos parlamentarios arrancándose como gitanos del barrio de Santiago con sus villancicos por bulerías? ¿Han visto al consejero de Sanidad, Antonio Sanz, mostrándonos sus habilidades con la caja? (Hay que ver este hombre que vale para un roto, un descosido, lo que sea: igual decide quien es algo en el PP andaluz, que te coordinada la campaña electoral, que se pone al frente de cualquier emergencia con su chaquetilla del 112 dispuesta para la ocasión (se las hacen a medida en una fabrica específica), que te lanza bulos a diestro y siniestro o, como últimamente, se pone al frente del batallón de reparadores de siniestros “peperos”.

El señor Sanz es como el señor Lobo en el Pulp Fiction de Quentin Tarantino. Es el limpiador, el solucionador de problemas: Un cadáver que ocultar –en el caso de la sanidad andaluza no se sabe si cadáveres, pero sí un buen puñado de enfermas de cáncer por la minucia de los cribados de cáncer de mama–, un político al que proteger –más que nada si es Alcalde de Algeciras y le metía mano a las mujeres–… un todoterreno de la política. Pero vamos a lo que vamos, la postal de los parlamentarios, a ritmo de Caja-Sanz, era enternecedora, incluso el moderado Bonilla participa en la zambomba parlamentaria aunque, eso sí, mostrando su lado más tímido –estoy seguro que efectivamente, tal y como ha dicho, sabe que eso le da un sex appeal irresistible ante las mujeres andaluzas, ávidas de hombres tan machos y a la vez delicados como él.

Sanz y Bonilla, Bonilla y Sanz, dos caras de la misma moneda: el que toca la caja y el que se liga a las mujeres (es de suponer que el seductor también utilizará sus dotes para la persuasión e intentará ligarse a las varios miles de las que «para evitar que tuvieran ansiedad» no fueron informadas de su diagnóstico mamario pero, sin ninguna duda, caerán rendidas ante este mozo tan diligente, bien hablado –ni una mala palabra...ni una buena acción– y, en cualquier caso, ahí está su lugarteniente el Señor Lobo, quiero decir el consejero Sanz, para quitarle los churretes, ofreciéndole, tal y como ha dicho el atractivo Bonilla «con la crisis de los cribados solo perdimos seis puntos en las encuestas y ya los hemos recuperado» ¡Qué bien, Señor Lobo –quiero decir, Señor Sanz–, buen trabajo! Pura ingeniería social: ¿Cuánto podemos tensar el sistema hasta que grite o se rompa? ¿Qué chaladura podemos hacer sin que nos resintamos electoralmente?, se preguntarán con ávido interés. Pues con esos datos pueden permitirse el lujo de cometer otra barrabasada, total seis puntos se los fuma usted en un par de días y todavía le da tiempo de tocar la caja y tocarse o tocar hasta los cojones.