Una mujer, con los brazos extendidos, en una imagen de archivo.
Una mujer, con los brazos extendidos, en una imagen de archivo.

La felicidad es uno de los conceptos más difíciles de definir o de explicar. Posiblemente sea de los constructos más complicados y seguramente el más deseado de todos los que podamos analizar. La humanidad, desde sus orígenes, independientemente de elaboraciones religiosas, ha venido deambulando civilización tras civilización ―toda la historia―, persiguiendo su consecución tanto de forma individual como colectiva.

Ser felices es, en definitiva, el gran objetivo de la vida; el problema, por su difícil definición y el misterio de su consecución que ni siquiera estemos seguro de cuándo estamos felices o no. Ser felices puede ser lo que nos describía Aldous Huxley en “Un mundo feliz” donde el condicionamiento, el orden, el no desear, eran las pruebas irrefutables de la condición de ser felices. Ser felices también puede ser todo lo contrario, como lo pudo serlo Robinsón Crusoe cuando su obligada anarquía le otorgaba libertad, y esa supuesta libertad una supuesta felicidad. Ser felices puede ser ―y así lo atestiguan cuantos estudios se han hecho― infinidad de variables, en un concepto que tiene un componente absolutamente subjetivo y en muchas ocasiones, eso a mi me ocurre, el propio sujeto no sabe cuando es feliz y cuando no, y lo difícil que es explicarlo.

La psicología positiva viene estudiando desde hace años las implicaciones de los estados mentales en la declaración de felicidad del individuo, y analizando, desde movimientos tan clásicos como el de los epicúreos hasta la actualidad que vienen a concluir, siempre entrecomillas, cuales son los factores que desembocan en los tres tipos de felicidad a los que se refieren las personas cuando dicen ser felices.

1. Placer y emociones positivas: Entroncando con la filosofía epicúrea, éste seria un nivel básico de la felicidad que ofrece una sensación más corta de duración. En este nivel hay que poner en el mismo plano el concepto de felicidad con el de bienestar. ―una buena siesta, comer en buena compañía, tomar el sol tranquilamente, hacer el amor…― Hablamos de disfrutar de las cosas buenas que nos da la vida y conseguir disfrutarlas de manera que siempre nos ofrezca esa satisfacción (compartirlos, describirlos, recordarlos…).

2. Estado de flujo: Concepto que teoriza Csikszentmihalyi. Se trata de la felicidad que surge cuando disfrutamos haciendo algo que nos da satisfacción. Hay que identificar cuales son nuestras habilidades o talentos y encontrar dónde usarlos de una manera comprometida, nos involucramos en esa actividad. Así se logra no sólo un estado de placer transitorio, sino la sensación de que somos felices haciendo continuadamente las cosas que nos gusta hacer. Este sería un estadio superior de felicidad

3. Dar sentido a la vida: es el nivel superior de la felicidad y la más permanente en el tiempo y por lo tanto la más satisfactoria. Nuestra vida y nuestras capacidades, nuestro relato vital al servicio de algo, alguna causa que supere y sea más grande de lo que uno mismo es y es capaz de hacer. No es solo estar a gusto con lo que hacemos, es encontrar aquello que realmente nos motiva en nuestra vida y que aporta algo permanente a nuestros sentimientos. Identificamos nuestros valores y creencias y las ponemos al servicio de algo que estando fuera de nosotros nos da plenitud. El sentido de vida se encuentra y adquiere significado en relación con lo que nos circunda. Lo que nos produce sentimientos positivos más intensos y profundos, en este caso definitivamente sentirse feliz no es la satisfacción que nos produce la consecución de nuestros objetivos y de nuestros logros y deseos, sino que lo que nos gratifica es el proceso, las expectativas.

Si damos por buenos estos tres tipos de felicidad, podemos llegar a las siguientes conclusiones:

a) Evidentemente podemos hacer subconjuntos de todo tipo y variantes entre los tres tipos.

b) La felicidad es un concepto en el cual tenemos que mezclar tres componentes: el placer sensorial, que lo identificamos con el primer apartado. La actividad satisfactoria con el segundo y la misión o sentido de la vida con el más elevado.

c) La felicidad plena es un constructo que viene determinado por la consecución simultánea de estos tres factores.

d) Es la motivación, la actividad dirigida a algo, el deseo de ello, su búsqueda, y no el logro o la satisfacción de los deseos, lo que produce en las personas sentimientos positivos más profundos.

La felicidad puede consistir, al menos en parte, en ser consciente de que uno es feliz y tiene un estado de ánimo positivo. En algunos estudios, llevados a cabo desde el ámbito de la psicología, compararon a personas que decían ser felices con otras que se sentían deprimidos o algo insatisfechos. Los resultados obtenidos indicaron que las personas felices tienen opiniones más altas sobre sí mismas, mayor autoestima y tienen un mayor grado de optimismo. Otro componente que acompaña a la felicidad es el buen humor, ejerciendo ambos, pensamientos positivos y buen humor, una influencia positiva en muchos órdenes de la vida de un individuo. De hecho, el buen humor ejerce una influencia muy positiva sobre los pensamientos y sobre la conducta.

No sé si sabiendo lo que es la felicidad, o intentando explicármelo, conseguiría ser más feliz. En estos tiempos convulsos, donde tratamos de agarrarnos a cualquier salvavidas para salvar la vida, es posible que la felicidad solo sea no pensar en ello…pero yo lo hago. La felicidad es una mierda.

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