El 28F más allá de molletes con aceite

La tradición del mollete, la flauta, el himno, los bailes y el folclore continúa cuarenta años después. Con una salvedad: el currículo, es decir, lo que nuestros chicos y chicas dan en clase

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(Carmona, 1985) Periodista, profesor de Secundaria, licenciado en Periodismo por la Universidad de Sevilla y máster en Dirección en Comunicación Empresarial e Institucional por la misma universidad. Posgrado en Lingüística Aplicada a la Enseñanza del Inglés como Lengua Extranjera por la Universidad Europea del Atlántico. Profesor titulado en Inglaterra y Gales. Comencé en 2003 en medios como Onda Carmona, TV Carmona, Estadio Deportivo, Grupo Publicaciones del Sur, 16 Escalones Producciones (Canal Sur) y, desde 2014, en las aulas y corresponsal para El Correo de Andalucía. En los últimos años, me he especializado en periodismo cultural, Geopolítica, Historia, Educación y el fascinante mundo de los libros. Y siempre llevando a Andalucía por bandera.

Andaluces y andaluzas celebrando los resultados del referéndum del 28F.
Andaluces y andaluzas celebrando los resultados del referéndum del 28F.

La sociedad ha cambiado. Mucho. Vamos a dejarnos de pamplinas. Los románticos dirán que aún queda gente con rabia y coraje que es capaz de cortar una carretera por una reivindicación justa. O con bemoles de echarse a la calle porque el gobierno central de turno le da miles de millones a Cataluña para que amplíe el aeropuerto de Barcelona mientras que un autobús de Ayamonte a Sevilla echa más de tres horas porque el progreso dijo que los trenes ya no servían.

Estos mismos románticos son los que siguen anhelando que la masa rememore aquel torrente de personas agarradas a la blanca y verde el 4 de diciembre de 1977, o votando en masa para aprobar el Estatuto de Autonomía de Andalucía, mareados por las políticas de unos y otros desde Madrid, como de costumbre. Lo del servilismo ya lo vamos superando. Pero queda algo.

Románticos muchos de ellos convertidos en profesores que, con la autonomía ya aprobada y puesta en marcha, comenzaron a pedir flautas, pegatinas y banderas para que, al llegar febrero, la chavalería inundara con desafinos los acordes del Santo Dios, hecho himno por Blas Infante tras escuchar a las mujeres del campo andaluz a orillas del Guadalquivir. Good old times, que dirían por la Gran Bretaña.

Otros tantos de esos románticos se convirtieron en periodistas y, como ocurre por desgracia en esta bendita y a la vez maldita profesión, la razón parece que sólo puede iluminarles a ellos. Porque yo lo valgo. El tema es que están en contacto con una realidad que no es, en una especie de espejismo paralelo contaminado por la política, ya que la Realidad está en otros lugares, como los colegios e institutos. Cuánto se aprende en ellos…

Pocos años después, aún con la fiebre autonomista reciente, las ampas comenzaron a preparar pan con aceite y azúcar, que en mi pueblo se llaman papochas. Este desayuno andaluz tradicional era común cuando el jamón no era 5J ni tenía etiqueta negra, excepto para los que vivían en Aracena o Trevélez. Románticos que cayeron en el folclorismo, disfrazados de Demófilo, para meter en vena lo andaluz. Y al mollete, se le unieron los bailes y trajes típicos, para acabar un día festivo con el buche lleno, alegría, jarana… pero vacío de análisis e historia.

La tradición del mollete, la flauta, el himno, los bailes y el folclore continúa cuarenta años después. Con una salvedad: el currículo, es decir, lo que nuestros chicos y chicas dan en clase. El problema es que nadie se preocupa por lo que se imparte en las escuelas, y siguen esparciendo fake news aprovechando el altavoz de las redes sociales. A todos estos románticos que comienzan a convertirse en negacionistas, les recuerdo que en clase, en la ESO, se enseña quién fue Blas Infante, cómo se consiguió el Estatuto de Autonomía y qué es el andalucismo histórico. Y en Bachillerato, a todo lo anterior, se suma todo lo relacionado con el 4 de diciembre de 1977 -hasta se celebra el Día de la Bandera-. Por no hablar de todo lo bueno que aportaron al arte, las letras o la ciencia andaluces universales. ¡Oh, sorpresa!

Claro está que todo dependerá del docente de turno, del inspector de turno o del equipo directivo oportuno. Pero es temario obligatorio. Otro día hablamos del grado de cumplimiento, pero estar, está. A pesar de la LOMLOE. Antes de hablar sin saber sobre el 28F que se celebra en los centros, más allá del que se muestra en Canal Sur (mollete, himno y flauta), y a pesar de que las nuevas generaciones no suelen llenar las calles, pero sí expresan su opinión; están alejadas del mundo de la política, pero se sienten ofendidas cuando se desprecia a nuestra tierra; sin complejos, pero con un conocimiento de nuestras raíces, ya que es en casa donde se mama el andalucismo primero, infórmense, visiten un aula y absorban la Historia. Que usted, oh romántico, estuvo en las calles, pero lo mismo se lleva una sorpresa con nuestros jóvenes.

Por muchos 28F escolares más con molletes con aceite, trajes, bailes, flautas e Historia. Mucha Historia.

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Comentarios (1)

Jóse Barrera Hace 2 meses
Yo sí me preocupo por lo que se imparte en las escuelas, Ezequiel. Y no soy el único.
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