La Alameda del Alster, Hamburgo.
La Alameda del Alster, Hamburgo.

Los veranos nos devuelven a muchos recuerdos y experiencias diferentes, una especie de ensalada mixta que se anuncia en todas partes como si estuviera claro lo que es y luego hay que preguntar en cada sitio qué es lo que lleva. Por ejemplo, en la escalera española de Hamburgo, un lugar colosal, pide unas gambas al pil pil y le sirven unas gambas picantes nadando en aceite líquido. Aunque aquí hay que decir que lo que es el pil pil está claro, y la tomadura de pelo al turista también.

Hamburgo tiene el encanto de la bahía, al menos por un rato, si se pone uno en el pensamiento mágico adecuado; tiene hasta su vaporsito. Y hay partes del río Alster, aunque muchos crean que aquello es un lago, que me transportan a la Alameda. Pero no porque yo vaya sustituyendo un lugar por el otro en la idea de que una vez vaya a confundirme de verdad y, en la confusión, alcance la transportación siempre que la desee. Me estoy dando cuenta de que, lo mismo en Baviera que en toda España, hoy es 15 de agosto, la asunción de María en el rito católico. Asunción porque ascensión ya estaba cogida para Jesucristo. En alemán se dice Himmelfahrt, lo mismo para Jesuscristo que para María, y no significa otra cosa que viaje por medios mecánicos al cielo, aunque quizá no todos se hayan dado cuenta, porque fahren, un verbo que no existe en castellano, significa viajar o transportar por medios mecánicos. O sea, que la transportación de los cuerpos de un lugar a otro que conocemos del cine y de la literatura fantástica tienen un origen claro. Y, al revés, determinadas creencias tienen bastante de fantástico.

Hoy era día de romerías, al menos en la época a. P., ante de la pandemia, y a. 22., antes del verano del cambio climático que lo abrasó casi todo. No sé quién aguantará hoy, incluso con sombrero, ir por los caminos hasta la ermita con las andas de la figura de María sobre los hombros. La sola idea de ir por bosques, osarios carbonizados, por los que hasta los simples abanicos levanten nubes de ceniza resulta inquietante. En medio de esa procesión romeríaca una, al menos una de todas las mujeres, tiene la regla y sangra.

Un pensamiento imposible, luego de imposible herético, por ello imposible, y prohibido, por herético. Imaginar, en esa imaginación de realismo mágico que mezcla lo real con lo mágico, como si no estuvieran ya mezclados de fábrica, que en medio de esa procesión romeríaca una, al menos una de todas las mujeres, tiene la regla y sangra, pero no lo cuenta, no es solo una experiencia estética.

Cosas que no se dicen, que ni se piensan. Cosas invisibles que convierten a personas en invisibles. Se dirá que lo íntimo no se piensa ni se pronuncia, se dirá, pero lo íntimo es lo que viven personas concretas, con su cara, su figura y su carné de identidad. Lo que incumbe a toda la Humanidad no es íntimo sino político y literario. Sobre todo literario, y por literario político. La política viene de la magia, y sin magia se vuelve muy aburrida. Todo lo que no contenga magia es aburrido, demasiado predecible, demasiado cartesiano, demasiado poco humano. Evitaremos ahora una explicación antropológica de la política, para no romperle su alma mágica, y evitar aburrirnos en este momento del relato.

La política profesional actual entona frases que mucha gente pensará que son vacías, estúpidas y absurdas, aunque sin ser mágicas buscan la conexión mágica con la gente a través de esas frases, sin embargo, idiotas. Leo en los últimos días ocurrencia como: “Tenemos que convocarnos para el mañana y no oler como ayer”, “Tomemos el futuro desde la zona de sombra radiofónica”. No, no me las acabo de inventar, están en alemán y son del partido liberal alemán.

El pensamiento mágico se transmite siempre en susurros, no vaya a ser que nos tomen por locøs, aunque estar cuerdos, como las cuerdas, las de Vitruvio, por ejemplo, que amenazan con construir una vida como un edificio y que todo se rompa porque son cuerdas tensadas y tensas, es algo que todos intuimos y por eso huimos de las formas más variadas. Es tan difícil mantenerse cuerdos, y para mantenerse sanos hay que llenarse de fantasías. Sobre todo esto, por favor, un pizca de sal arañada a una piel recién salida del agua.

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