Una breve comparación de la indignación política

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Periodista, licenciado en Comunicación por la Universidad de Sevilla, experto en Urbanismo en el Instituto de Práctica Empresarial (IPE). Desde 2014 soy socio fundador y director de lavozdelsur.es. Antes en Grupo Joly. Soy miembro de número de la Cátedra de Flamencología; hice la dramaturgia del espectáculo 'Soníos negros', de la Cía. María del Mar Moreno; colaboro en Guía Repsol; y coordino la comunicación de la Asociación de Festivales Flamencos. Primer premio de la XXIV edición del 'Premio de Periodismo Luis Portero', que organiza la Consejería de Salud y Familias de la Junta de Andalucía. Accésit del Premio de Periodismo Social Antonio Ortega. Socio de la Asociación de la Prensa de Cádiz (APC) y de la Federación Española de Periodistas (FAPE).

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La reciente elección de Jeremy Corbyn como líder del Partido Laborista británico, actualmente en la oposición, ha sido comparada en los medios de comunicación con el movimiento de los indignados en España y la posterior creación de Podemos, la formación de Pablo Iglesias. Cuatro años después de que el movimiento de los indignados arrancase en España, y un año después de que se tradujese en una opción política, parece como si éste fenómeno se fuera extendiendo más allá de nuestras fronteras.

No obstante, el fenómeno no es absolutamente nuevo y, de alguna manera, hunde sus raíces en los movimientos antiglobalización que, desde principios de los años 90, actuaban allí donde se reunieran las instituciones de la gobernanza económica del planeta: el FMI, el Banco Mundial y la Organización Mundial del Comercio. Ya con la actual crisis financiera, y cuando los postulados neoliberales que criticaban los activistas antiglobalización habían fracasado y hundido económicamente varios países, surgieron movimientos similares al 15-M como Occupy Wall Street. A la postre, estos movimientos sociales han derivado en movimientos políticos.

Pero las comparaciones suelen ser odiosas y, muchas veces, desafortunadas. En el caso de Corbyn, se trata de un veterano miembro del partido laborista que ha mantenido posiciones de izquierda clásica toda su vida. Esto no es raro en el laborismo británico, muy controlado por los Trade Unions (sindicatos). Lo extraordinario quizás fuese la elección de Tony Blair en 1994 como líder del partido. Tras 18 años de gobiernos conservadores, consiguió que el laborismo británico girara al centro (es decir, a su derecha), con la llamada Tercera Vía y el nuevo laborismo, inspirados por el  sociólogo Anthony Giddens, para ganar las elecciones de 1997.

Ahora, después de la última derrota del laborismo en mayo pasado, el partido ha girado a su izquierda aún más.

Ahora, después de la última derrota del laborismo en mayo pasado, el partido ha girado a su izquierda aún más, poniendo en jaque a los partidarios de la Tercera vía. Lo que Corbyn ha recogido, es cierto, es el descontento por la política de recortes presupuestarios del gobierno conservador de David Cameron. Al igual que en España, y aunque el Reino Unido permanece fuera del euro, los recortes golpean a las clases medias y trabajadoras, mientras que los ricos se hacen más ricos. Ha sido significativo como, a pesar de su edad (66 años), Corbyn ha recibido el apoyo de muchos jóvenes. Corbyn representa para ellos la posibilidad real de un cambio que no es percibido como posible con otros dirigentes laboristas más moderados.

También resulta interesante, y refleja un cierto paralelismo, el protagonismo del candidato en las primarias demócratas para la presidencia de EEUU, el senador de Vermont Bernie Sanders, el cual lidera las encuestas de New Hampshire y Iowa, primeras elecciones del largo proceso electoral estadounidense, por delante de Hillary Clinton. En este caso se trata de un socialista democrático (así se define él mismo), independiente, con una larga trayectoria política en solitario. Partidario de las políticas socialdemócratas de los países del norte de Europa, ha recogido el testigo político del movimiento Occupy Wall Street para denunciar que su país es gobernado por una élite económica que financia a otra élite política para que vele por sus intereses. Como en el caso anterior, los jóvenes le están dando su apoyo. Sanders acaba de cumplir 74 años.

Sin embargo, tanto Sanders como Corbyn, tienen un planteamiento ideológico que se ha identificado con la socialdemocracia clásica durante sus vidas. En el caso de Pablo Iglesias, esa identificación es puramente táctica, de cara a presentar un perfil moderado en las próximas elecciones generales, que es el proceso que realmente interesa al grupo dirigente de Podemos, el que le podría permitir “asaltar los cielos”, tal como han declarado. Los tres tienen en común rechazar la desigualdad, si bien, Corbyn y Sanders lo hacen desde planteamientos de clases sociales, e Iglesias intenta, en un derroche de imaginación, un planteamiento transversal que incluya a personas de todas las sensibilidades políticas y clases sociales por tanto. Por último, los referentes políticos internacionales también son muy diferentes. Los políticos anglosajones tienen como referente los regímenes democráticos europeos, en particular los nórdicos. Los verdaderos referentes de Iglesias son otros. La conclusión para mí es clara: existen puntos de coincidencia entre los tres, pero las diferencias son sumamente importantes.

Para despedirme una curiosidad. ¿Saben ustedes que coreaban en Los Ángeles el pasado mes de agosto en un mitin de Bernie Sanders? "Sí, se puede". En español. Tal como suena.

Juan Antonio Cabello Torres es Licenciado en Ciencias Empresariales.

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