Si nos atenemos al diccionario de la Real Academia dícese zombi de la persona que “se supone muerta y resucita por arte de brujería con el fin de dominar su voluntad”.
Si nos atenemos al diccionario de la Real Academia dícese zombi de la persona que “se supone muerta y resucita por arte de brujería con el fin de dominar su voluntad”. En lenguaje figurado y refiriéndonos a la política. el zombi perfecto, el arquetípico, responde sin lugar a dudas a los parámetros políticos del ex coordinador de IU, el señor Anguita, a tenor de su reaparición en el escenario político nacional de la mano del Gran Timonel, el señor Iglesias.
De todas formas, tratándose de Anguita y visto su currículum político, mantengo serias dudas sobre si los papeles no se hayan podido invertir en la celebración del rito y sea el “resucitado” el que termine dominando la voluntad del resucitador, el señor Iglesias, quien puestos a utilizar la frase mágica del “levántate y anda” parece que se la ha ido la mano en esta tierra nuestra hasta el punto que el “errejonismo” radical en su canal de Telegram, pueblo, patria y Podemos, se ha atrevido a hablar de “decisiones talladas en lo viejo”. Por cierto, el nombre del canal errejonista resuma un cierto aire de trópico bolivariano cercano a la proclama revolucionaria muy alejado de ese otro aire de transversalidad que impulsa la nave de la disidencia podemista.
Y al tiempo el devenir de la alianza nos está llevando a observar una trepidante pérdida de protagonismo de uno de sus firmantes, el señor Garzón, que en menos de una semana ha pasado a ocupar un segundo plano quedando todo el protagonismo en manos de Iglesias empeñado y ocupado en ese maratón resucitador que le ha llevado a proponer como cabezas de listas en Córdoba y Jaén a Monereo y Cañamero respectivamente, grandísimas reliquias de la ortodoxia izquierdista. Todo ello está provocando en los protagonistas estados de éxtasis casi místicos que les llevan a expresiones como las de Monereo cuando afirma que “Podemos es un gen mutante” (sic) para afirmar a continuación que “el mejor discípulo de Anguita es Iglesias”. De esto último hay un buen número de actuaciones que lo corroboran, pero lo primero precisaría dejar pasar la euforia durante unos días para pedirle una nota a pie de página que pudiera sacarnos de la estupefacción que se apodera del común de los mortales al escuchar tan rotunda afirmación.
Y mientras Iglesias sigue consumando su sorpasso a Garzón, en la otra orilla, utilizando el complejo lenguaje metafórico del califato, la plácida orilla tropical de Mariano, ha estallado otra insensata guerra de banderas a beneficio de inventario que sólo la actuación de la Justicia ha conseguido devolver a la normalidad democrática. Se culpa a la delegada del Gobierno en Madrid de originar esta nueva cortina de humo que desprende hedor a las cloacas de Moncloa y que sólo puede beneficiar a quienes han hecho de su visión recentralizadora el faro que guía el debate territorial de la España del siglo XXI. Sería de justicia que, una vez producida la desautorización de la medida gubernamental por parte de su señoría, la mencionada delegada estuviera ya camino a Soria, al compás de la canción del Gabinete Caligari, para supervisar personalmente, durante el crudo invierno de la estepa castellana, el dispositivo de seguridad de “Los Pajaritos” que pasa por ser el estadio más ártico de la Europa Meridional.
Y en eso llegó Aznar leyendo la cartilla a Mariano y proponiendo una enmienda a la totalidad de la política económica de este Gobierno al más puro estilo de la Escuela de Chicago. Su propuesta versa de disciplina y más recortes, de la vuelta a las políticas de su mandato presidencial. Visto lo visto, alguien ha debido dejar abierta la puerta de Zombilandia estos días pasados y los nostálgicos de las “dos orillas” se pasean, cada uno por la suya, con sus mejores galas del pasado.
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