Pasó el 2014 y pasó la mayoría de ese tiempo en que el pueblo de Jerez le otorgara la mayoría absoluta al Partido Popular para gobernar la ciudad. Tres años y medio dan para mucho análisis, pero yo me voy a parar en algo que ha estado muy presente durante todo el mandato municipal: la religión. Que la influencia de la religión en las personas es innegable, los partidos políticos lo saben. Y no es de extrañar su acercamiento y sus guiños a las organizaciones religiosas durante sus actos.

En Jerez ha sido particularmente evidente esta relación político–civil–religiosa en numerosos actos municipales. Y cualquier observador inteligentemente habrá podido notar que el gobierno municipal ha tocado todos los palos religiosos habidos y por haber: desde dedicar una rotonda al fundador de la Prelatura Personal de la Santa Cruz y Opus Dei  de la parte más conservadora de la Iglesia Católica, a dedicar otra a una figura muy importante en las comunidades cristianas de base jerezanas, el sacerdote de la parroquia de Santa María de la Asunción, Sebastián Rodríguez (ésta última a petición popular) así como a toda la amalgama de hermandades de Semana Santa (para que nos entendamos) de la ciudad. Tampoco han pasado por alto otras confesiones religiones como la de cristianos evangelistas. No me consta de otras religiones, como la islámica, con mezquita en el sur de la ciudad, pero de una implatación muy pequeña.

Todo esto entra dentro del libre albedrío que tienen las administraciones para relacionarse con las organizaciones ciudadanas que crean oportunas. Lo que a mí me llama mucho la atención es esta relación tan fuerte con organizaciones cristianas, cuando las políticas del Partido Popular, son todo lo contrario de lo que el cristianismo predica. En su último congreso nacional, el PP tuvo una polémica al presentar dos militantes del PP, Cristina Cifuentes y Ángel Garrido, la propuesta de retirar el concepto de humanismo cristiano de su ideal político. No lo consiguieron, y por lo visto, eso del humanismo cristiano, ustedes, amables lectores, no podrán encontrarlo, ya que los estatutos del PP no están disponibles en la red.

Porque sería muy largo de desglosar aquí, pero dejo varias preguntas para la reflexión: ¿se puede considerar al Partido Popular un partido digno de la confianza de los cristianos? ¿Es cristiana la política del Partido Popular que ha llevado la pobreza a niveles desconocidos en España? ¿Es cristiana la política que se está llevando con las personas inmigrantes que intentan entrar en España? ¿Es cristiana la política que mantiene el Partido Popular en la ayuda a la dependencia de las personas mayores o que necesiten ayuda especial? ¿Es cristiana la política del PP con respecto a las personas enfermas de Hepatitis C? Y no voy a hablar extensamente de un tema que merece un artículo aparte: el aborto.

La jugada política por excelencia que veremos por dónde le sale. Desdecirse de su promesa electoral –otra más– de retirar la actual ley del aborto ha causado molestia general en su ala más conservadora, aunque sin provocar manifestaciones tan masivas como las que se hicieron en la época de Zapatero. Y dijo jugada política, porque mientras vemos que retira la ley, el ministro de justicia dimite, diputados/as y senadores/as se manifiestan en la calle con las organizaciones ‘Provida’ en contra de la ley. Jugando a dos barajas. Poniendo huevos en todos los cestos. Tampoco esto de ser tibios es una postura muy cristiana que digamos.

Como siempre, el tiempo dará la respuesta y serán los electores/as quienes tengan la última palabra.

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