Albert Rivera tiene un serio problema, que en cualquier país normal de Europa lo inhabilitaría como liberal, y es que ha leído poco y se le ha quedado el pensamiento reducido a frases de azucarillo de Victor Hugo, Churchill y algún otro ilustre más del que jamás se ha leído dos páginas de algunas de sus obras. Por eso se permite el lujo de proclamarse europeísta y constitucionalista a la vez que pacta con los enemigos de Europa y de las constituciones liberales.
Al señor Rivera le faltan matices, como buen líder de la vacuidad, pero lo más grave es que trata a la ciudadanía como si fuera gilipollas, como si nos chupáramos el dedo. Se cree que hemos leído tan poco como él y que nuestro único alimento son las frases de azucarrillo con las que Ciudadanos tiene serigrafiadas sus sedes, en una metáfora luminosa de la ideología que representa la formación naranja.
El hombre que empezó siendo socialdemócrata, luego liberal, más tarde neoliberal y que ahora ha terminado pactando con la extrema derecha en Andalucía, lleva varios días intentando situar a Podemos en el mismo lado que a VOX y dando carnets de constitucionalistas y europeístas.
Podemos defiende los derechos de las personas LGTB, de las minorías raciales, de las mujeres y los derechos laborales, mientras VOX quiere derogar las leyes que protegen a las personas LGTB y a las mujeres y quiere que los ricos dejen de pagar impuestos progresivos y todo se financie mediante el IVA.
Albert Rivera, lejos de ser europeísta, acaba de matar a los padres fundadores de la UE al pactar con VOX en Andalucía. VOX representa a los herederos de la ideología totalitaria que destruyó Europa y que tiene a 140.000 personas tiradas en las cunetas españolas.
Para luchar contra la ideología que representa VOX se fundó la UE, proyecto de convivencia, paz, seguridad, igualdad, libertad y democracia nacido para que la solidaridad entre naciones dejara atrás a la competencia que arruinó al continente en dos guerras mundiales, promovidas por quienes, como hace VOX, señalan con el dedo acusador a los grupos más débiles y desfavorecidos de nuestra sociedad.
No es europeísta quien pacta con la extrema derecha que tiene un discurso de odio contra mujeres, minorías raciales, trabajadores y personas homosexuales y transexuales. Los partidos que se sientan en la misma bancada de Ciudadanos en el Parlamento Europeo -Alianza de los Liberales y Demócratas por Europa (ALDE, por sus siglas en inglés)-, lo tienen muy claro porque, básicamente, los liberales europeos son antifascistas porque son demócratas, radicalmente demócratas.
Los liberales europeos son muy derechas en lo económico, sí, pero tremendamente escrupulosos con la defensa de la democracia, de las libertades individuales y los derechos civiles de las minorías, justo lo que VOX quiere convertir en cenizas. Y no lo digo yo, lo dice el programa electoral con el que la formación ultraderechista se ha presentado a las elecciones andaluzas, que hay que leer antes de intentar blanquear a la extrema derecha escindida del PP.
Primo Levi, Stefan Zweig y Joseph Roth
Primo Levi, Stefan Zweig y Joseph Roth fueron los grandes cronistas del siglo XX europeo. Todos ellos eran liberales de los de verdad, de los que defienden la democracia y saben ver desde lejos quienes la quieren destruir, y a los tres les marcó su existencia el inmenso dolor y sufrimiento que les causó la deriva totalitaria de Europa que sufrieron en sus propias carnes.
Stefan Zweig, de origen judío, se suicidó en Brasil, junto con su mujer, tras huir de Austria donde la aviación nazi le tiraba panfletos antisemitas en su misma casa. Antes de huir, donó todos sus libros a la Biblioteca Nacional Austriaca en un acto de amor eterno a la fraternidad y en un alegato contra la barbarie. Stefan Zweig sí fue un liberal, no Albert Rivera.
Josepht Roth, periodista de origen judío y nacido en Galitzia, antiguo territorio perteneciente al Imperio Austrohúngaro, narró como nadie la búsqueda de la pérdida en una Europa errante a la que se le rompió la armonía y la seguridad. Murió en 1939, seis años después de la llegada del nazismo a las instituciones alemanas. Su familia fue quemada en los campos de concentración nazis .
Su mujer, enferma de esquizofrenia, asesinada por las leyes eugenésicas de Hitler. El alcoholismo, con el que trató de sobrevivir a tanta barbarie, acabó con la vida de Roth. Era liberal y judío, pero en su entierro en París había católicos y comunistas, a pesar de que él no era ni comunista ni católico. Josepth Roth sí fue un liberal, no Albert Rivera.
Primo Levi fue otro escritor judío, de nacionalidad italiana, que estuvo prisionero en una sucursal del campo de concentración nazi de Auschwitz, en Monowice. Estremece su Trilogía de Auschwitz donde narra cómo fue trasladado y en qué condiciones hasta el campo de concentración. Es imposible leer Si esto es un hombre sin verte obligado a cerrar el libro y ponerte a llorar sin consuelo. En este primer libro de la trilogía narra cómo eran los días y las noches a la espera de ser introducido en un horno de gas y la lucha por la dignidad de un hombre al que nada más llegar le cambian su nombre de cuna por un número.
Levi se pudo salvar porque no fue deportado hasta 1944 al campo de concentración nazi. Tuvo suerte porque la falta de mano de obra obligó a los nazis a prolongar su vida y finalmente pudo ser liberado en enero de 1945 por las tropas soviéticas. Malvivió hasta 1987 donde se tiró por unas escaleras desde un tercero y se quitó la vida. Nunca se pudo reponer a la barbarie de la que fue víctima y que le marcó su existencia hasta vaciarlo en vida. Primo Levi sí era liberal, no Albert Rivera.
A Albert Rivera le vendría muy bien que le pidiera a los Reyes Magos algunos libros de estos autores para que supiera quiénes fueron los liberales del siglo XX que lucharon por una Europa democrática frente a las ideologías totalitarias que destruyeron Europa, ideología de la que VOX, con quien Ciudadanos acaba de pactar en Andalucía, es heredero en primera línea de sucesión.
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