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Atípico carnaval en el que la sátira y la incorrección política se encuentran en un desolador paraje sin rastro de tolerancia e inteligencia alguna. Sea o no sea esta obra de títeres una mamarrachez, nunca será tan grave como para que la cárcel tenga cabida en este asunto. La obra presentaba jueces corruptos, policías desleales, etc., y algunos se indignan porque hay niños que han visto eso. Como el que se avergüenza de sus verdades. Los niños son más inteligentes que los adultos, señores, y entienden que un personaje malvado no es ejemplo a seguir. No van a pensar “vivo en un país donde los que mandan son mediocres sin escrúpulos” porque, de momento, no es su problema ni su realidad. También dicen que se representaba una violación, y sólo en este punto considero que la obra no es apta para niños -todo lo anterior me encajaría en una obra infantil si se sabe contar, mi primer juez corrupto y asesino fue Doom, y tendría yo ¿seis años?-. No, las violaciones no hay por dónde defenderlas en una representación para niños, pero me preocupa también la hipocresía de los adultos… Todos sabemos que las violaciones y el machismo en general son un problema gordo en nuestra sociedad, ¿y qué hacemos? ¿censurar una obra porque contiene una violación? Dice la RAE de la sátira: Discurso o composición literaria en prosa o verso en que se critican agudamente las costumbres o vicios de alguien con intención moralizadora, lúdica o meramente burlesca.

Oh, vaya… Qué cosas. La sátira, hacer escarnio de lo que anda mal en la sociedad, sin intención de promoverlo. Hay que ir más al teatro, que la falta de costumbre impide la lectura adecuada de las obras.

Con suspender la representación bastaba. Y, a nivel político, me parece desastrosa la gestión de este caso: ¿La concejal de Cultura del Ayuntamiento de Madrid tiene que interponer una denuncia para suspender una obra que ellos mismos tienen contratada? Bastante torpeza esa, sabiendo que la derecha española está que se rasga las vestiduras, muy a su conveniencia, cada vez que se roza el terrorismo. ¿Terrorismo? Sí, porque en el decorado de la obra aparecía un cartel que decía “Gora Alka-ETA”, es decir, un nombre que fusiona a los dos grupos terroristas que más daño nos han hecho nunca. No, el terrorismo no es un tema para niños y dudo mucho que los chiquillos fuesen siquiera a entender la ocurrente referencia. Pero si la obra era para adultos y tan solo estaba mal programada, ¿me puede explicar alguien cuál es el problema? Si los personajes de la obra son jueces y policías corruptos y esto es Sin City, ¿desentona en algo un cartel que da pábulo al terrorismo? Sólo reafirma la idea de que los personajes son unos hijos de puta. ¿Qué parte no entendemos?

A todo esto, ¿no pensó Celia Mayer que su denuncia fuese a hacer salivar a la derecha y que daba pie a un despropósito en contra de Carmena, en contra de la libertad de expresión en general, en contra de la incorrección política, en contra de una sátira que no se van a molestar en ver, comprender y sopesar…? Je suis Charlie, señores…

Miren, a estas alturas me da igual cuántos políticos se queden sin su cargo por hacer mal las cosas. A mí lo que me horroriza es la semana que están pasando esos titiriteros. Nos cuentan que han metido la pata programándola como obra infantil. Es evidente. Como es evidente que nadie merece pasar días en un calabozo por programarse mal y dar con un público analfabeto.

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