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Es indudable que hay que respetar el descanso de los vecinos, pues el ruido puede ser desagradable e insoportable, es como si alguien entrase en tu casa sin tu permiso y te impidiera dormir.

En Barcelona, al igual que en Cádiz, se está redactando un reglamento para regular la ocupación del espacio público con mesas y sillas de las terrazas. Allí, el sector empresarial turístico lleva mucho tiempo molesto con la postura restrictiva del consistorio, que se ha decantado a favor de las reivindicaciones de los vecinos y en contra del aumento de construcciones de nuevos hoteles o de apartamentos turísticos, en determinadas áreas de su casco. En la ciudad condal, el movimiento vecinal es tan fuerte que ha llegado a criminalizar a estos agentes económicos, a pesar de que el sector crea muchos puestos de trabajo, como consecuencia de una turismofobia, hasta el punto de hostigar con pintadas e, incluso, con actos vandálicos y agresiones a establecimientos hosteleros. La gota que ha colmado el vaso es que la La Federació d’Associacions de Veïns de Barcelona (FAVB) solicitó hace unos días, al segundo teniente de alcalde, que la nueva ordenanza de terrazas imponga un horario más restrictivo y establezca como norma general el cierre a las 23 horas. La intención es que se selle un acuerdo en el Consell de Turisme i Ciutat, donde los empresarios son minoría y por tanto no decisivos, y se aplique la normativa el próximo año. Si se llevase a cabo esta medida, acarraría una pérdida muy importante de trabajadores de hostelería en esa localidad y favorecería el incremento del desempleo.

En Cádiz no se ha llegado a ese extremo desproporcionado, bien es cierto que no se han alcanzado esos más de 8 millones de visitantes al año que disfrutan de las atracciones y monumentos de Barcelona y que están provocando un éxodo de la población del centro por el aumento desmesurado de los precios de alquiler. Tamaña invasión ha originado un nuevo término para describir el fenómeno: turistificación.

En cambio, Cádiz ha logrado, gracias a las gestiones municipales, un consenso entre el sector empresarial y las asociaciones de vecinos, que si bien no contenta a todos, es un buen comienzo para iniciar el camino y mantener la convivencia de todos en armonía. Es indudable que hay que respetar el descanso de los vecinos, pues el ruido puede ser desagradable e insoportable, es como si alguien entrase en tu casa sin tu permiso y te impidiera dormir. De hecho,  así lo entendió el Tribunal Constitucional al indicar que ese bullicio iba en contra del artículo 18 de la Constitución: “intimidad “y “inviolabilidad de domicilio; y contra el 15: “la integridad física y moral”. Pero ese respeto debe ser compatible con el derecho del libre establecimiento de los negocios y con la posibilidad de explotarlos económicamente y crear empleo, sobre todo en una ciudad tan necesitada y con tanto paro.

Lo que no es de recibo es que estén paralizados y sin uso inmuebles públicos en zonas de próximas a la playa, como la Residencia del Tiempo Libre, pues, si se pusiese en marcha ésta y se explotase turísticamente, se generarían muchos empleos  y animaría a una zona de la ciudad, en un lugar privilegiado, que está un poco alicaída. La Tacita de plata tiene atractivos suficientes como para que el turismo aumente exponencialmente. De hecho, ya ha aumentado. Aún recuerdo, cuando era un niño, que apenas se veía un extranjero por la ciudad y resultaban exóticos; hoy, en cambio, se encuentran en cada esquina, especialmente cuando arriban cruceros. 

Pero hay que intentar que nuestros huéspedes sean de calidad, con poder adquisitivo,  pernocten, compren en los comercios, consuman en los restaurantes, se lleven suvenirs, alquilen coches, cojan taxis y, en definitiva, dejen mucho dinero aquí, para dinamizar todos los sectores empresariales y para que se saneen, vía impuestos  y tasas, las arcas municipales. Lo que no sería razonable es fomentar un turismo de borrachera o de low cost, porque eso traería más inconvenientes y gastos que beneficios,  ahuyentando, además,  a los que buscan tranquilidad, paz, sosiego y descanso en sus vacaciones.  

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