Televisiones públicas

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Periodista, licenciado en Comunicación por la Universidad de Sevilla, experto en Urbanismo en el Instituto de Práctica Empresarial (IPE). Desde 2014 soy socio fundador y director de lavozdelsur.es. Antes en Grupo Joly. Soy miembro de número de la Cátedra de Flamencología; hice la dramaturgia del espectáculo 'Soníos negros', de la Cía. María del Mar Moreno; colaboro en Guía Repsol; y coordino la comunicación de la Asociación de Festivales Flamencos. Primer premio de la XXIV edición del 'Premio de Periodismo Luis Portero', que organiza la Consejería de Salud y Familias de la Junta de Andalucía. Accésit del Premio de Periodismo Social Antonio Ortega. Socio de la Asociación de la Prensa de Cádiz (APC) y de la Federación Española de Periodistas (FAPE).

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Soy, al igual que muchos/as ciudadanos/as, un firme defensor de la radio televisión pública, entendida ésta como un servicio de información de calidad que garantice la imparcialidad, el pluralismo político e ideológico y el sano debate alejado del gallinero. Además considero que tiene que ser propulsor de la cultura en todos sus ámbitos (cine, música, arte en general...) y de la promoción del deporte, sobre todo aquel minoritario que es casi imposible encontrar en las privadas.

Sin embargo observo, con sus honrosas excepciones, presentes sobre todo en canales y emisoras temáticas y dejando a un lado la instrumentalización política de algunos (por ejemplo a la Televisión de Castilla- La Mancha se le “pasó” informar de la detención de Rodrigo Rato), como el papel que debieran desempeñar se aparta para pasar a competir con las privadas en su programación.

Estos días hemos podido ver como un chaval de apenas 18 años aspirante a cocinero, ha sido machacado en un programa llamado Master Chef, al intentar realizar un plato pretencioso de esos que reciben el nombre de alta cocina. Ciertamente lo que hizo fue una auténtica mamarrachada, pero el trato que recibió fue desproporcionado y humillante.

¿Y qué decir de la “labor social” de dedicar horas y horas de programación para que la gente mayor pueda echarse pareja? ¿Para eso está una televisión pública? Pero mucho peor son esos programas “caritativos” que hacen un espectáculo de las necesidades y miserias de las personas. ¡Siente a un pobre a su mesa!

Está muy bien por ejemplo que los políticos gobernantes andaluces ante tanto ataque de fuera digan que de nuestra tierra salieron gente de la talla de Machado, Lorca, Velázquez, Picasso y un largo etcétera. Pero, ¿cuándo reflejará esa riqueza cultural la televisión pública andaluza?

En mi opinión no deberían estar con la obsesión de querer lograr grandes cuotas de share, ni para imitar a Telecinco, Antena 3, Cuatro o La Sexta, de las que ya disfrutamos (el que lo haga) gratuitamente, sino para ofrecer un producto de calidad y que ocupe un espacio como garante de lo que comento en el primer párrafo. Si no, ¿para qué de su existencia?

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