Toda mi máxima admiración para los dueños del Santos Pecados. Han creado una fórmula de ocio súper innovadora, nunca hecha anteriormente en Jerez. Ahora os voy hacer un poco de publicidad: empezamos por el ambiente del local, que es amplio, con un olor a lavanda con ligeros toques de notas florales, muy agradable para el baile porque se siente espacioso, gracias al buen control del aforo.
Este trabajo es realizado por la increíble selección del personal, con un tacto y una educación venida de los más exquisitos salones de té de Londres. La normativa del local es acorde a todos los cánones de libertades de esta época. Su punto fuerte, y los que los hace suuuper diferentes, es que deja acceder a todo tipo de personas, sin mirar looks, apariencias y estilismos.
No quiero olvidarme de la única, variada y exquisita selección musical, digna de tener en una lista en Spotify para poder disfrutarla y bailar en casa. Para cerrar, y no menos importante, las bebidas, donde las mejores y más refinadas marcas están a disposición del cliente, para evitarles las insufribles resacas del día después.
No perdáis la oportunidad de ir a visitar esta bendita joya infinita de felicidad y éxtasis celestial para comprobar de primera mano que todo lo que os he contado es mentira.
Realmente todo es súperficial, frívolo, elemental, primario… aquí se imponen la falta de gusto y las morbosas reglas, palabras que bien podía decir mi admirado Jesús Quintero. Si fueras capaz de volver una segunda vez a dicho antro, ¡te felicito! porque ya sabes que eres otro borrego más y no un lobo. ¡¡¡¡Aaaauuuuuu!!!!
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