El silencio atronador de Podemos

Muchas injusticias se cometieron contra Podemos, todas, pero ni todas esas injusticias dan para impedir la autocrítica ni para negar a la sociedad una comparecencia pública

Montero se abraza con su compañera de Podemos Ione Belarra.
Montero se abraza con su compañera de Podemos Ione Belarra.

El silencio atronador de Podemos no indica, precisamente, una buena salud pública democrática. Lo único más parecido a unas explicaciones ha sido una columna periodística, de un columnista, que cuenta lo que sus lectores y coleccionadores de sus propias firmas en sus propios libros le decían en la Feria del Libro. El resumen: Podemos debería seguir teniendo una posición preponderante en la nueva unidad electoral de izquierdas.

Otro conocido columnista, nada sospechoso de contrario a Podemos, escribía hace unos días algo en sentido contrario y echaba de menos, como yo mismo, que Podemos saliera ante el público a decir algo y dar explicaciones. El ministro de Consumo, que ha declinado volver a presentarse, llama a que las izquierdas se articulen en torno a las candidaturas de Sumar, siendo él mismo ministro de Unidas Podemos y miembro de IU. Personas con cargos de relevancia en Podemos han llamado a considerar a la sociedad y al país más importantes que al partido; algunos han puesto sus cargos a disposición del partido.

Sumar lleva existiendo ya un tiempo, desde que el modelo electoral Unidas Podemos se consideró agotado, razón por la cual se alumbró una nueva posibilidad para no perder las políticas sociales ya alcanzadas ni la vertebración social de las izquierdas a la izquierda del psoe. Parecía que, por fin, esas izquierdas habían aprendido la lección de cómo funcionan las dinámicas sociales y de la necesidad de ir perfeccionando un modelo electoral e institucional capaz de aglutinar con sostenibilidad a las izquierdas sociales. Sin embargo, el aparato de Podemos parece, digo parece, enredarse en la idea de la injusta pérdida de las elecciones, por su parte (no por parte de IU, por ejemplo, que ha salvado los muebles para todas las izquierdas en muchos lugares) y no ofrece siquiera una rueda de prensa, en tiempos en que salir ante la prensa parecería importante: no por la prensa sino por el público. Podemos inicia un cambio de paradigma comunicativo, de este modo.

Muchas injusticias se cometieron contra Podemos, todas, pero ni todas esas injusticias dan para impedir la autocrítica ni para negar a la sociedad una comparecencia pública, que pueda, dicho sea de paso, poner en dificultades la posición negociadora de Podemos en el nuevo acuerdo electoral de Sumar.

Por primera vez se había sido capaz de comprender que los ciclos para las izquierdas tienen otro ritmo distinto que para los partidos de amplio espectro, también llamados del viejo bipartidismo o turno del XIX. Razón por la que esos partidos de las izquierdas supieron articularse de modos diferentes en diferentes situaciones. Esta es otra de estas situaciones para las que resulta necesaria la empatía con la sociedad que se dice defender y un nuevo acto de generosidad para que sea el bienestar mayoritario lo que resulte relevante: el agradecimiento a quienes tanto han sacrificado no debe faltar. Aunque no se olvide que ese agradecimiento debe estar dirigido también a tantas y tantas personas que fuera de los focos de la atención pública, sin reconocimientos ni honores, han trabajado incansable y fundamentalmente para todos.

El ciclo de las izquierdas ha quedado agotado y es necesario renovarlo, Sumar parece la plataforma idónea para esa renovación, para salir del final del ciclo con entusiasmo y energía renovados, diciendo las cosas que se deban decir con respeto y con cariño, y con asertividad.

Podemos ha enriquecido ya la Historia de España, como antes el 15M, como IU. Claro que no ha sido fácil tratar de sacar del siglo XIX a un país que debería estar en el XXI. Queda mucho por hacer.

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