Una vez me dijeron una frase que parece que se haya quedado grabada a fuego en mi mente desde ese día: “Siempre para adelante; para atrás… ni para coger carrerilla…". Éste es y seguirá siendo siempre mi grito de batalla personal. El éxito no es casi nunca un camino recto; casi siempre conlleva muchos desvíos y callejones sin salida; y se necesita tenacidad y determinación para seguir adelante, contra viento y marea. Requiere mucho esfuerzo, pero con el tiempo se llega al propio destino. ¿Qué es lo que llevó a Thomas Edison a perseverar, acumulando fracaso tras fracaso, mientras la gente le ridiculizaba y le tachaba de loco? Más de mil veces fracasó, pero él siguió adelante.

Y ¿qué es lo que hizo que Nelson Mandela, lejos de sufrir depresión, estrés postraumático, trastorno de desadaptación o cualquier otra alteración, consecuente y explicable, después de haber pasado una tercera parte de su vida en prisión, asumiera la presidencia de Sudáfrica, gobernara sin odio y sin resentimiento, sin corrupción, persecución o exclusión, lo cual le llevaría a ser condecorado con el Premio Nobel de la Paz? Simplemente, siguieron su PROPIO camino en la vida.

Tendríamos que trabajar en crear una sociedad que fuera capaz de desarrollar un fuerte sentido de lo que somos y de lo que nos importa verdaderamente como individuos, para llegar a ser mucho más capaces de resistir las influencias externas, que es al final lo que mantiene a muchas personas alejadas de su verdadero potencial. Una sociedad y unos individuos que saquen fuerzas de dentro y que sean menos propensos a ser influenciados por lo que piensan de ellos los demás.

Donde esa fuerte fuerza interior nos ayude a desviar las críticas, la alienación, el ridículo y otros factores a los que, todo el que forja su propio camino, se enfrenta, inevitablemente, antes o después. A aprender de todas y cada una de las experiencias personales y ser conscientes de las lecciones que éstas pueden conllevar. Una sociedad que no vea el fracaso como un final, sino, más bien, un paso necesario de aprendizaje que nos impulsará para llegar más adelante en nuestro camino. Unos individuos que en vez de tomar los reveses personalmente, los vean como una parte importante e inevitable del proceso de aprendizaje y mentalmente prepararse para lidiar con ellos.

Personas que se preparen para la visión a largo plazo a pesar de no ver resultados inmediatos a todos sus esfuerzos. Una sociedad consciente de que el futuro será determinado por sus esfuerzos actuales, y que gracias a ese fuerte sentido de futuro, esté siempre motivada a entrar en acción cuando no se vea ningún beneficio inmediato y no nos sintamos demasiado motivados en el momento. Una sociedad que saque hacia fuera su fuerte sentido de propósito en la vida, o de sus creencias personales en un poder superior, o incluso, si cabe, de un gran sentido del humor. Fuentes personales de las que nutrirse y en las que cada uno puede confiar durante las situaciones difíciles.

Esa fuente que te hace estar seguro de ti mismo y que te hace disminuir tu sentido de pertenencia y de necesidad de tener que confiar y depender de los demás para alcanzar tu propia motivación. Una sociedad que se dé cuenta de que la vida, no es la rutina de todos los días y que sienta siempre con fuerza la necesidad de seguir cada uno su propia visión. Unos individuos que confíen en su motivación intrínseca y que tengan siempre la certeza de que van a encontrar el camino. Tener fe en la capacidad para superar cualquier obstáculo que nos vayamos encontrando cada uno en nuestro propio recorrido.

Siempre va a haber situaciones incómodas y difíciles, pero hay que estar siempre dispuestos a aceptarlas como parte del proceso. Personas con juicio y discernimiento propios que sean muy selectivas en las personas que optan por seguir. Personas, guías y consejeros que realmente nos informen, inspiren y nos orienten, pero que no nos absorban nuestra propia capacidad de decisión y raciocinio. Con todo esto, no quiere decir que nos volvamos todos unos súper héroes, pero sí menos susceptibles a las presiones y a los factores estresantes de la vida. La sociedad y los individuos que formamos parte de ella tenemos que intentar desarrollar nuestros propios mecanismos de adaptación saludables, con los que podremos contar para poder recargar la propia energía y volver a perseguir cada uno nuestra propia pasión. El crecimiento y el desarrollo personal de cada uno no tienen que ser un interés pasajero, sino una verdadera forma de vida. Caer, levantarse, aprender y volver a empezar… C'est la vie.

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