“Sí, pero…”

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Estudió filosofía, estética e indología en las universidades de Sevilla, París y Leiden. Autor de 'Malas hierbas: historia del rock experimental' (2014), 'La prisión evanescente' (2014), 'El dios sin nombre: símbolos y leyendas del Camino de Santiago' (2018), 'El Palmar de Troya: historia del cisma español' (2019), 'Mitología humana' (2019) y la novela 'Los ecos de la luz' (2020). oscar.carrera@hotmail.es

‘El triunfo de la duda’, de Victor Brauner (1946).
‘El triunfo de la duda’, de Victor Brauner (1946).

Seamos honestos. Si una religión fuese más cierta objetivamente que las otras, todos deberíamos estar ya convertidos. Si una ideología fuese más cierta objetivamente que las otras, todos deberíamos estar ya convencidos. Lo que voy a decir va a parecer un juego de palabras, pero es algo más que eso: todo lo que es cierto lo es únicamente desde cierto punto de vista. La certeza final obtenida no existe sin una certeza inicial. El dato siempre se apoya en una convicción; la conclusión, en una premisa. Sin un cierto enfoque nada se nos puede aparecer como verdadero o como falso, como cierto o incierto.

Por supuesto, “un cierto enfoque” presupone desde el principio una parcialidad, una perspectiva limitada. Es ingenuo que desde “un cierto enfoque” se pretenda una vista de totalidad. Pero ello quiere decir, si no hemos argumentado mal hasta ahora, que para una supuesta posición objetiva no pueden existir lo cierto y lo no-cierto, pues no se limita a “un cierto enfoque” desde el que poder construir una postura particular, sino que más bien las contiene, o las trasciende, a todas.

Es decir, que para una “posición objetiva” (si se me permite el oxímoron) no existirían lo correcto y lo incorrecto, la verdad o la mentira. No habría un “sí” o un “no”. ¿Acaso habría enmudecido? ¿No podría hablar, pronunciarse? En tal caso, sería incapaz de volver a ocupar el plano relativo que supuestamente trascendió. Habría quedado como prendada de un plano relativo simplemente distinto, algo así como una posición de la no-posición, un enfermo encamado que se cree a las puertas de la inmortalidad.

¿Qué es lo que diría una voz objetiva, la Voz que contiene y supera a todas las voces?

Me parece que sólo podría decir una cosa. Ni “Sí” ni “No”, sino “Sí, pero…”

En otras palabras: admitiría la verdad parcial de cada posición (el “Sí…”), y sin embargo recalcaría sus límites (el “pero…”). Y ante el contenido de ese “pero…” sólo podría responder una cosa: “Sí, pero…”. Y a ese “pero…”, “Sí, pero…”. Y así hasta que finalmente las palabras se dignen a despegarse del suelo y volar hacia su fuente.

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