Sí es sí, es el machismo

Leyes técnicamente imperfectas, y no digo que esta lo sea, hay a montones, solo basta que leamos sus preámbulos para darnos cuenta, y en ningún caso se ha montado la que se ha montado con esta ley

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Miembro de la Asociación de Hombres Igualitarios de Andalucía. (A Rocío siempre, antes, después y luego)

Bendodo durante una campaña lanzada por el PP.
Bendodo durante una campaña lanzada por el PP.

No quiero escribir de la furibunda reacción de la derecha ante cualquier medida propuesta por el actual gobierno. Tampoco de los ataques habidos desde dentro del partido mayoritario del gobierno, a una ley como la trans, que lo único que pretende es ampliar la esfera de derechos y la posibilidad de que muchas vidas sean dignas de ser vividas mediante su reconocimiento y protección jurídica, no lo haré de la guerra que se ha declarado desde múltiples sectores hacía la ley del sí es sí, ni de los insultos, acosos, persecuciones, difamaciones, abusos, que están padeciendo las mujeres que ocupan puestos en el ministerio de Igualdad, con la ministra Irene Montero al frente, jamás visto en la historia “democrática” de nuestro país.

O al menos no voy a hacerlo desde un punto de vista técnicamente político, diciendo que todo se basa en el odio o miedo que le tienen al quizás el primer partido realmente democrático e independiente de este país. Ni siquiera hablaré de Pablo Iglesias, ni del pavor que inspira en los poderes fácticos un simple exprofesor universitario. No escribiré del acoso orquestado y ejecutado por nazis durante la etapa dura de la pandemia y el confinamiento a la familia del exvicepresidente y la ministra de igualdad ante su vivienda.

Escribo ahora de la ley del sí es sí como podría hacerlo de cualquier otra cuyo objetivo fuese, limitar y perseguir penalmente los privilegios, abusos, prerrogativas y violencias masculinas. Porque ahí está para mi uno de los meollos de la cuestión de tanta polémica y sin razón

Leyes técnicamente imperfectas, y no digo que esta lo sea, hay a montones, solo basta que leamos sus preámbulos para darnos cuenta, y en ningún caso se ha montado la que se ha montado con esta ley. Razones como la reducción de las penas mínimas, son esgrimidas por la derecha, cierta izquierda, y sectores “imparciales”, vivimos en sociedades donde todos y todas somos  autoridad.

Sin embargo, obvian estos ¨defensores “de los derechos de las mujeres y la legalidad, muchos contrarios al derecho a decidir sobre el propio cuerpo, que el derecho penal no tiene como fin el castigo, eso es de la ley del talión, y que está demostrado que el aumento en las penas no es una solución para la disminución de la violencia, pensemos en Estados Unidos, donde en muchos estados es legal la pena de muerte. También callan eso que dice nuestro código civil sobre que las leyes no solo han de interpretarse según el sentido literal de sus palabras, sino en relación con la realidad social del momento en el que han de ser aplicadas. Para pensar.

Pero nada importa si las razones esgrimidas, son verdad o mentira, la causa de esta irracional provocación tiene mucho que ver con la reacción del machismo a la limitación de su poder, sus privilegios, a la potestad de interpretar la voluntad de las mujeres, y en definitiva a perder ese dominio que los hombres tenemos sobre ellas, sus cuerpos, su voluntad, sus deseos, su  sexualidad, sus vidas, y en definitiva sobre esos objetos de deseo de nuestra propiedad. Por eso cualquier medida, ley, acto, política, que tenga como fin empoderar el poder de las mujeres, su lucha y sus derechos y protección, tendrá la férrea y violenta oposición del machismo, porque su poder va unido a nuestra pérdida de control y privilegios, y  en eso el patriarcado no está dispuesto a ceder. Lo demás, falsos argumentos, excusar, razones, e injurias para ocultar la verdad. Lo peligroso es que muchos le hagan el juego. Es la expresión de ese mundo masculino que sigue gobernando el mundo, la cultura, y las mentes. Porque recordemos, que patriarcado, capitalismo, mujer, pobreza, clase, y raza, no son elementos ajenos en esta relación de dominio y explotación, sino que están interrelacionadas.

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