Sí, Ciudadanos pacta con la derecha y con la extrema derecha porque es de derechas. Y pactó con Susana Díaz porque también es de derechas. Pero lo mejor de todo es que le va bien, muy bien. ¿Por qué? Porque Ciudadanos y la mayor parte de sus votantes —generalizar es pecado— son de derechas y entraban entro del voto tradicional al Partido Popular. No hay más. Miren el histórico de resultados electorales y reflexionen. ¿Dónde están los casi 11 millones de votantes que los populares consiguieron el 20 de noviembre de 2011? El PP, con poco más de 4 millones de papeletas el pasado 28 de abril, se ha quedado a casi nada de Ciudadanos —menos de 200.000 votos en el conjunto de toda España—. Juntos suman 8 millones y medio... con Vox, los 11 millones que hace ocho años dieron la presidencia del Gobierno a Mariano Rajoy. ¿De qué se extrañan entonces? Mientras sea posible y el IBEX 35 no amenace más de lo necesario, Ciudadanos lo tiene claro: su votante no es de centro, ni nada que se le parezca. Es de una derecha —sí, teóricamente europeísta, neoliberal y que se vende como modernita—, que quiere caminar como trapecistas de circo por una fina cuerda que les lleve al palacio de San Telmo, a La Moncloa y allá donde, sin escrúpulos, puedan tocar poder. Se trata de llegar a las alturas. A este espectáculo, tan poco original en su esencia, han asistido algunos despistados que compraron una entrada que decía "GRAN Y NUEVO CIRCO ESPAÑOL". Pero al público se le empieza a torcer el gesto. El show parece el mismo de siempre. Entre bambalinas, los gestores se preguntan hasta cuándo funcionará el invento.En Barcelona con la Hispanidad!! Viva España!! junto a buen amigo @Albert_Rivera pic.twitter.com/Sb8Ef0qt
— Santiago Abascal (@Santi_ABASCAL) 12 de octubre de 2012
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