La plaza Colón de Madrid, en una manifestación de la derecha.
La plaza Colón de Madrid, en una manifestación de la derecha.

Escucho tararear el himno español a unos aficionados que se dirigen al estadio de la Cartuja, ese disparate del delirio olímpico de Rojas Marcos, y me dan lástima. No son sevillanos, ni andaluces, lo reconozco por sus acentos. Seguramente proceden de algún territorio sin fuerza simbólica como para ser considerado patria. Pero se sienten españoles y tiene derecho. Un himno vergonzante, que tienen que esconder si no quieren ser confundidos con la extrema derecha. Un himno sin letra que no se puede ni cantar. ¿Por qué los polacos o los suecos pueden cantar un himno y estos españoles no?

Este es el resultado del secuestro de España que ha perpetrado el franquismo y ahora han prolongado la derecha extrema y la extrema derecha: la imposibilidad de que los españoles, aquellos que son ciudadanos del Estado español, tengan una identidad política común y pacífica. Pero no se trata solo de un secuestro simbólico, en cuyo caso, como dicen algunas almas cándidas, se resolvería el entuerto disputándole los símbolos a la derecha, sino de secuestro político real. Muchas de las instituciones que controlan la marca España (poder judicial, medios de comunicación, colegios profesionales, Banco de España, RAE, Casa Real) son usadas como arietes para la represión y la cárcel contra los nacionalistas catalanes, niegan los derechos de las mujeres, los del colectivo LGTB, promueven las políticas fiscales mas regresivas y la privatización de educación y sanidad o siguen queriéndonos obligar a comulgar con las ruedas de molino del nacionalcatolicismo (véase aborto y eutanasia).

Los secuestradores de España no tienen la sede simbólica en la Moncloa o en la carrera de San Jerónimo sino en la plaza de Colón (qué feliz metáfora que vincula la casta con el imperio). Su poder no emana de la soberanía popular sino de la soberanía nacional de un casta histórica que no es que se crean los propietarios de la nación, es que lo son por derecho sucesorio. Sin democratizar y federalizar todos ese entrado instituciona parademocrático, los españoles, que como decía Cernuda lo son porque no tienen otra cosa que ser, seguirán tarareando el himno de una patria secuestrada por los visogodos.

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