La imparable digitalización del campo

Buena parte de los agricultores y ganaderos no tienen conocimientos informáticos, ni teléfonos inteligentes, la cobertura de internet no es buena, incluso hay pueblos de zonas de Sierra donde ni siquiera hay cobertura y por tanto dependen de terceros

Pilar Gallego

Técnico Asesor de la Asociación de Productores Ecológicos Tierra Verde

La La imparable digitalización del campo.
La La imparable digitalización del campo.

Seguro que recuerdan la campaña "Soy mayor, no idiota”, promovida por el médico jubilado Carlos San Juan (Premio ciudadano europeo del año 2022), revindicaba y consiguió que finalmente los bancos se comprometieran a implantar medidas urgentes de accesibilidad y un trato más humano con las personas mayores.
 
Sin embargo esos mismos bancos, cierran oficinas en las zonas rurales sin importarles las personas que vivimos aquí. "No les cuadran las cuentas, no somos rentables".  Donde vivo, Sierra de Alcaraz y Campo de Montiel, formado por 25 municipios, con una población muy dispersa y además envejecida, en el último año han cerrado oficinas en varios pueblos, dejando algunos de estos sin ninguna oficina bancaria, y en otros han reducido el horario de atención. Los que somos aún jóvenes nos arreglamos, hacemos las gestiones por internet, pero ¿que pasa con la personas mayores? Muchos no tienen medios para desplazarse al pueblo donde esté abierta la única oficina y tienen que pedir favores a vecinos/amigos/familiares. Y ya no hablemos de que puedan hacerlo online, la mayoría no tienen equipos en casa o no saben usar está tecnología.
 
Esto me lleva a otro problema al que me enfrento cada vez más a menudo. Soy técnico en una asociación de agricultores y ganaderos ecológicos, el 99% de los agricultores y ganaderos que asesoramos en nuestra asociación solicitan ayudas de la PAC (Política Agraria Común), las comunicaciones relacionadas con dichas ayudas las hace la Consejería de Agricultura, que en los últimos años ha apostado por la digitalización de manera decidida; comenzó por el envío de notificaciones electrónicas vía correo electrónico, SMS con enlaces a descargas online, y a través de entidades colaboradoras. En el año 2021 empezamos a oír hablar de la monitorización y en la solicitud de la PAC 2022 se ha aplicado, lo que ha supuesto más controles y por tanto notificaciones electrónicas directas o indirectas a través de entidades de colaboración. Y la cosa va a más con el Cuaderno de Campo digital, que esta previsto sea obligatorio en junio de 2023.
 
Todo esto está muy bien en teoría, se agilizan las comunicaciones, ahorro de papel, pero por el camino no han tenido en cuenta que en el "Campo", que es donde viven los agricultores y ganaderos, la edad media ronda los 60 años, buena parte de ellos no tienen conocimientos informáticos, ni teléfonos inteligentes, la cobertura de internet no es buena, incluso hay pueblos de zonas de Sierra donde ni siquiera hay cobertura y por tanto dependen de terceros, una vez más.
 
Por eso hoy, siguiendo el ejemplo de Carlos San Juan, me atrevo a pedir desde aquí una Ley del Cliente Agricultor o Ganadero, que haga más accesibles las comunicaciones con la administración en ambos sentidos, y que utilicen un lenguaje comprensible para el receptor y ya puestos a pedir, si no es mucho trabajo, una Ley del Cliente Técnico agrícola/ganadero, ya que en ocasiones ni los técnicos entendemos lo que quieren decir las comunicaciones que reciben nuestros asesorados y debemos consultar a los funcionarios, cartas de ocho páginas, solo para que nos confirmen que el mensaje era que "sí" que aceptan algún cambio propuesto, o cartas que dicen que han pagado una subvención, varios años después de haberla recibido, o cartas tan enrevesadas que ni los funcionarios se atreven a interpretar sin consultar a la fuente redactora de la misma.
 
Quiero intentar comprender lo que sucede, supongo que dado que el presupuesto de las subvenciones proviene mayormente de fondos europeos, la administración regional tiene miedo de equivocarse y no aprobar sus auditorías, por lo que se vuelve más papista que el Papa en la aplicación de las normas o se previene en sus comunicaciones con incontables referencias legales y tecnicismos que les sirvan de escudo ante cualquier petición de responsabilidades y es por esto que ponen muros de páginas de por medio entre la administración y los administrados, alejándose cada vez más de la realidad del campo y provocando una desafección por Europa y sus reglas, cuando en realidad proporcionan unas ayudas muy necesarias para el medio rural.
 
Y es que, para terminar de alejarse de la población rural, al igual que las oficinas bancarias van desapareciendo de los pueblos, las OCAs (Oficinas Comarcales Agrícolas) que dependen de la administración, van dejando de prestar servicios y asesoramiento, van perdiendo personal o recortando sus funciones. La administración regional recorta servicios pero lo llama "delegación de funciones" en entidades colaboradoras, por ejemplo, cargando a los bancos con la responsabilidad de tramitar las Solicitudes de la PAC, los cambios en los expedientes de los agricultores, las pruebas que solucionen las incidencias del monitoraje, por ejemplo, cargando a las entidades de certificación ecológica con el volcado de información y su mantenimiento en los sistemas de la administración,
por ejemplo cargando a las asociaciones de productores que prestan servicios a sus socios con todo ese peso de nuevos trabajos digitales que saben que sus socios no están preparados para hacer
 
Los agricultores y ganaderos se enfrentan a la imparable digitalización de sus procesos de la misma manera que se enfrentan al cambio climático, con resiliencia, como algo inevitable a lo que deben acostumbrarse y "capear" cuando llega el momento y mientras tanto, la vida sigue adelante, porque disfrutan viendo crecer el fruto de su esfuerzo, porque no quieren que sus pueblos se abandonen, porque quieren mantener sus tradiciones, su forma de vida.
 
Lo veo en los ojos de Antonio, cuando me dice "este año el trigo está creciendo bien, si el tiempo acompaña tendremos una buena cosecha" o cuando recuerda qué cuando él era joven "tardaba varios meses en recoger la aceituna, porque todo se hacía manualmente y claro el aceite era muy diferente". Lo veo en la sonrisa de María José cuando me cuenta "que en la época de parideras su marido Juan Carlos trae algún borreguillo a casa para amamantarlo porque la madre se ha muerto, y es su hijo pequeño el que lo cuida", o cuando Melitón, con la ilusión de un niño, me dice que tiene un terreno en "blanco"  y quiere poner frutales pero está buscando los más adecuados para ese terreno arcilloso.
 
Y lo veo en mí misma, que en una vida anterior viví en la gran ciudad, a donde vuelvo en ocasiones para ver a familia y amigos, pero siendo consciente de que ya no soy de allí, porque elegí vivir en tierra de aires limpios, de paisajes verdes, de noches oscuras llenas de estrellas, de gentes abiertas y siempre dispuestas a ayudar, de agricultoras y ganaderos a los que quiero seguir ayudando y de los que tanto aprendo.

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Comentarios (1)

JMT Hace 1 año
Bonito artículo. No estaría de más que esas ayudas que vienen de Europa, ayudasen a los que ayudan a que agricultores y ganaderos cumplan con las nuevas normas.
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