El hermoso legado del Papa Francisco

La encíclica la firmó Francisco en 2015 reconoce que "un verdadero planteo ecológico se convierte siempre en un planteo social"

Una imagen del Papa Francisco.
03 de mayo de 2025 a las 08:57h

El cambio global que incluye el cambio climático es, sin duda, y a pesar de los negacionistas y terraplanistas, que de todo hay en la viña del señor, el mayor problema al que se enfrenta la Humanidad. En 2020, Utopìa libros me publicó un libro, S.O.S. Emergencia climática, el futuro de la Humanidad en peligro, en el que aporté la visión de científicos como Von Humboldt, Charles Darwin, Perkins Marsh, Haeckel, David Thoreau y otros, que ya en el siglo XIX, se adelantaron en las predicciones del deterioro ambiental fruto de la actividad del hombre.

Von Humboldt (Berlín, 1769-1859), en Cosmos, publicado en 1845, habló de "cambio cíclico, y avanzó que las cuestiones sociales, económicas y políticas estaban relacionadas con los problemas ambientales".

El norteamericano Perkins Marsh (1801-1882) escribió en Man and Nature: "Si no cambiamos, el planeta acabará en un estado de superficie destrozada, excesos climáticos, y podríamos llegar a la extinción de la especie humana".

El papa Francisco, D.E.P., tuvo en vida la visión y la valentía de escribir una encíclica en la que abordó los problemas del cambio climático y del deterioro de la naturaleza por influjo de la actividad humana.

En la Capilla Sixtina, bajo la maravillosa bóveda en fresco del Juicio Final, pìntada por Miguel Ángel entre 1508 y 1512, se reúnen en cónclave los 135 cardenales menores de 80 años. De ellos,108 fueron nombrados por Francisco. Este dato puede ser decisivo para la elección del papa sucesor y para que el elegido continúe con la obra de Francisco y con el proyecto de una iglesia más progresista, abierta e inclusiva.

En la primavera de 2015 se publicó la encíclica Laudato si (Alabado seas), destinada según Francisco, a todas las personas del mundo, incluso las no católicas, y que hace alusión al poema El Cántico de las criaturas escrito en el siglo XIII por Francisco de Asís. Frente a los negacionistas y terraplanistas, el papa Francisco tuvo la valentía y la honestidad de abordar uno de los problemas más graves al que se enfrenta la Humanidad, el Cambio Climático.

Bergoglio alabó la obra de Francisco de Asís: "Creo que Francisco es el ejemplo por excelencia del cuidado de lo que es débil y de una ecología integral, vivida con alegría y autenticidad. Francisco es el santo patrono de todos los que estudian y trabajan en torno a la ecología, y amado también por muchos que no son cristianos".

Una encíclica clave

La encíclica la firmó Francisco el 24 de mayo de 2015 y se presentó el 18 de junio de ese año, y "pretende reconocer que un verdadero planteo ecológico se convierte siempre en un planteo social, que debe integrar la justicia en las discusiones sobre el ambiente, para escuchar tanto el clamor de la tierra como el clamor de los pobres".

Trataré de resumir la encíclica de Francisco: "El desafío urgente de proteger nuestra casa común incluye la preocupación de unir a toda la familia humana en la búsqueda de un desarrollo sostenible e integral, pues sabemos que las cosas pueden cambiar". "Necesitamos una conversación que nos una a todos, porque el desafío ambiental que vivimos, y sus raíces humanas, nos interesan y nos importan a todos".

"El clima es un bien común, de todos y para todos. Hay un consenso científico que indica que nos encontramos ante un calentamiento del sistema climático con constante crecimiento del nivel del mar y eventos meteorológicos extremos. La humanidad está llamada a tomar conciencia de la necesidad de realizar cambios de estilos de vida, de producción y de consumo, para combatir este calentamiento o, al menos, las causas humanas que lo producen o lo acentúan".

"El cambio climático es un problema global con graves dimensiones ambientales, sociales, económicas, distributivas y políticas, y plantea uno de los principales desafíos actuales para la humanidad. Es trágico el aumento de los migrantes huyendo de la miseria empeorada por la degradación ambiental, que no son reconocidos como refugiados en las convenciones internacionales y llevan el peso de sus vidas abandonadas sin protección normativa alguna".

"Muchos de aquellos que tienen más recursos y poder económico o político, parecen concentrarse sobre todo en enmascarar los problemas o en ocultar los síntomas, tratando sólo de reducir algunos impactos negativos del cambio climático. Por eso se ha vuelto urgente el desarrollo de políticas para que en los próximos años la emisión de CO2 y otros gases contaminantes se reduzca drásticamente, reemplazando los combustibles fosiles por energía renovable".

"El agua es indispensable para la vida humana y para sustentar los ecosistemas terrestres y acuáticos. La pobreza del agua se da especialmente en África, donde grandes sectores de la población no acceden al agua potable o padecen sequías que dificultan la producción de alimentos. Mientras se deteriora la calidad del agua disponible, en algunos lugares se trata de privatizar este recurso, convertido en mercancía regulada por las leyes del mercado. El acceso al agua potable es un derecho humano básico, porque determina la sobrevivencia de las personas y es condición para el ejercicio de los demás derechos humanos. La pérdida de biodiversidad, de selvas y de bosques implica la pérdida de especies que podrían significar en el futuro recursos importantes para la alimentación y para la curación de enfermedades. Cuando sólo se busca un rendimiento económico fácil, a nadie le interesa la preservación de los ecosistemas, y el costo de los daños que se ocasionan por el egoísmo de algunos es mucho más alto que el beneficio económico que se puede obtener. Si el ser humano es también una criatura de este mundo que tiene derecho a vivir y a ser feliz, y tiene una dignidad especialísima hay que considerar los efectos del actual modelo de desarrollo y de degradación ambiental. Muchas ciudades gastan energía y agua en exceso. Es inhumano vivir inundados de cemento, asfalto, vidrio y metales, privados del contacto físico con la naturaleza. El deterioro del ambiente y de la sociedad afectan a los más débiles del planeta".

Un nuevo Papa

En mi opinión, la encíclica de Francisco ha sido y es muy necesaria para concienciar a unos y otros, creyentes y no creyentes, en cuidar el planeta que sustenta nuestra vida. Mientras escribía, me pilló el apagón que durante unas horas nos devolvió al pasado, sin luz, sin móviles, sin Internet, peligrando la salud de los pacientes en hospitales, pendientes de los alimentos congelados en la nevera, gente atrapada en ascensores, en metros, en trenes, suspensión de vuelos.

Solo la radio con pilas, los transistores, nos salvaron informando de lo que estaba pasando. No puedo entender a quienes desde la oposición, al conocerse el apagón empezaron a culpar al Gobierno y a enfangar hablando de corrupción, en un momento en el que la gente estaba entrando en pánico ¡Hay qué ser miserables!

Ya lo dijo el poeta: ¡Una de las dos Españas ha de helarte el corazón! Afortunadamente a las 24 horas del apagón, se restableció el suministro energético en el país, aunque no en su total integridad. ¡Qué alivio al regresar la luz y al comprobar que el móvil, tan imprescindible, volvía a revivir!¡Ha habido gente sin luces que ha criticado la labor pastoral de Francisco!

Me quedo con las declaraciones del cardenal y arzobispo de Madrid, José Cobo, andaluz de Sabiote, Jaén: "El Papa que venga tendrá que acoger lo que aportó Francisco, que hizo reformas irreversibles". Esperemos que el cónclave resulte iluminado por la luz de la razón, y no de la ideología, y la fumata blanca sea la señal de Habemus papam y que el designado responda al reto del amor a la Humanidad más pobre y desfavorecida, que con sencillez y humildad que le honran, desarrolló Francisco en su labor pastoral.

Y que el nuevo papa siga preocupándose por los temas ambientales, por la distribución del agua, imprescindible para la producción de alimentos, por reducir el hambre y la pobreza en el mundo, frente al egoísmo de muchos y pensando en dejar un futuro sostenible para nuestros nietos, como nuestros abuelos pensaron en dejarnos a nosotros, las mejores condiciones de vida posible en un Planeta habitable.