Aquí cada una va a lo suyo, menos yo que voy a lo nuestro

Hoy en día, aquellos que vivimos estos tiempos vertiginosos y acelerados, y en las urbes modernas, nos hemos acostumbrado a la independencia, a la individualidad

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Ingeniero Técnico Agrícola.

Cojinada Colegio Público Rural Campos de Conil.
Cojinada Colegio Público Rural Campos de Conil. JUAN CARLOS TORO

En los primeros días de septiembre, época de reencuentro con compañeros y amigos tras algunos días de descanso, he coincido en la ciudad en la que resido con personas que tiene o han tenido cierta relación con los pueblos, con el medio rural, bien por el hecho de seguir viviendo en ellos o de que sus familias provienen de ellos.

Han surgido comentarios, anécdotas y también recuerdos; de los abuelos, de las abuelas, de la familia del pueblo, de las visitas en vacaciones o los fines de semana, de las albercas y las noches de verano, y de como era la vida antes en esos lugares que no eran “la capital”.

Todos nuestros recuerdos de niñez y juventud, nuestra libertad de jugar en la calle o en el campo, de ir andando a casa de los amigos y llamar al a puerta y preguntar si estaba y si podía salir a jugar, o de irte al parque donde habías acordado con los amigos quedar aun hora; sin excepción, todos hemos tenido añoranza cuando hemos hablado de ello.

Sin embargo, hoy en día, los comentarios de aquellas personas con hijos, aun añorando esa etapa vivida, no veían factible que sus hijos pudieran vivir eso también, ni que decir que en la ciudad por supuesto que no, pero en los pueblos tampoco.

Y como una cosa lleva a la otra pues las conversaciones iban derivando y apareció un tema para mí nada desconocido; y no, hoy no les hablaré de la crianza, quizás en otra ocasión.

Las puertas abiertas, si, las puertas abiertas; esa costumbre tan de pueblo, que yo por fortuna he conocido, de tener las puertas abiertas durante el día y cerrarlas únicamente por la noche.

Una puerta abierta para que, habitualmente las mujeres, entraran en las casas de sus vecinas simplemente dando un par de golpes en la puerta para indicar que entraban, pero no para que le abrieran, y que daban una voz a veces diciendo que entraban por algo a la cocina, o que venían a charlar un rato.

Ese simple hecho que conlleva mucho más de lo que a simple vista se ve o se imagina.

Hoy en día, aquellos que vivimos estos tiempos vertiginosos y acelerados, y en las urbes modernas, nos hemos acostumbrado a la independencia, a la individualidad. Hoy para acceder a nuestra vivienda necesitamos una llave, y como somos muy previsores, por si alguna vez nos hace falta, solemos darle una copia a un familiar, ¿quién más de fiar y que mejor nos va guardar una llave que nuestro familiar? Y resulta que por el mismo hecho de que ese familiar también vive en una urbe, seguramente viva a media hora o una hora de nuestra vivienda, y eso suponiendo que se encuentre en ese momento en su casa (como se suele decir,..”pá una urgencia,..vamó”)

Pero no nos quedemos en la llave y la puerta, vayamos más allá; esa puerta abierta es un símbolo, es una condición, es un concepto, un valor del ser humano.

Esa puerta es dar los buenos días o las buenas tardes cuando te cruzas con alguien por la calle,e s conocer el nombre de tu vecino o vecina, y saber quien y conocer su familia, y darles los buenos días, o las buenas tardes cuando lo ves delante de su puerta, ya sea barriéndola o regando las macetas, y preguntarle cómo están y cómo esta la familia, y hablar unos minutos, o muchos.

O que tu vecina te vea pasar por la ventana y te invite a tomar el café y a charlar,o que te pida el favor de regarle las plantas los días que va a visitar a sus hijos a la ciudad o va a estar fuera.

Esa puerta hace muchas veces que cuando en el medio rural, alguien no ve a su vecino o vecina abrir la puerta por la mañana, o levantar las persianas, se pregunte si esta enfermo o si necesita algo.

Hace que cuando una persona esta enferma o es mayor, se le acerque un cazo con caldo o unas croquetas que hemos hecho; o que en época de recolección de la huerta, compartamos los excedentes, o los huevos; que en las noches estivales saquemos las sillas a la calle a tomar el fresco y charlemos.

Esa puerta abierta, permítanme que se lo diga, es vecindad, de convivencia, es humanidad, es cercanía, es un “estamos juntos en esta vida”.

Es una manera de vivir y convivir, de afrontar la vida; de ser conscientes que nuestra vida y nuestras responsabilidades no son de puertas para adentro, hechos tan “simples” pero tan grandes como barrer cada persona su parte de la acera, la que esta delante de su casa, o regar y cuidar los arboles públicos que están delante de su entrada, independientemente de los cuidados del ayuntamiento; o avisar al “municipal” porque una farola no funciona (discúlpenme aquellos servidores públicos que mantienen el orden en las localidades por usar ese termino ya en desuso, pero en mi pueblo había municipales).

Esperemos que esta metáfora nos la apliquemos ya que hoy en día entramos en nuestra viviendas, cerramos la puerta con llave tras nosotros y sálvese quien pueda. Buscamos todas las artimañas posibles para que nadie entre de visita en nuestra casa, no nos ayuden a regar las plantas o no nos pidan prestada alguna herramienta u utensilio.

Parafraseando aquí a una persona, versado en letras, que me ha hecho ver lo que ha cambiado la cosa: “fijate que antes había comunidades de vecinos, asociaciones de vecinos; hoy hay comunidades de propietarios”; pues tristemente me parece que lo de las comunidades nos lo tenemos revisar, en el significado amplio de la palabra “comunidad”; y por supuesto que no somos propietarios de nada (caso que duden de esta última afirmación, hagan una consulta a su entidad bancaria)

El Medio Rural no unicamente nos surte de alimentos, no unicamente nos facilita paisaje, ni salud, el Medio Rural es un ser en si mismo, complejo y completo sin el cual no podríamos ser lo que somos.

Y con su permiso me voy a tomar la licencia ahora, ya al final de modificar el titulo de este escrito: “Aquí cada una va a lo suyo,menos el Medio Rural que va a lo nuestro”

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