San bomba

Paco_Sanchez_Mugica.jpg.200x200_q100_box-190,0,950,760_crop_detail

Periodista, licenciado en Comunicación por la Universidad de Sevilla, experto en Urbanismo en el Instituto de Práctica Empresarial (IPE). Desde 2014 soy socio fundador y director de lavozdelsur.es. Antes en Grupo Joly. Soy miembro de número de la Cátedra de Flamencología; hice la dramaturgia del espectáculo 'Soníos negros', de la Cía. María del Mar Moreno; colaboro en Guía Repsol; y coordino la comunicación de la Asociación de Festivales Flamencos. Primer premio de la XXIV edición del 'Premio de Periodismo Luis Portero', que organiza la Consejería de Salud y Familias de la Junta de Andalucía. Accésit del Premio de Periodismo Social Antonio Ortega. Socio de la Asociación de la Prensa de Cádiz (APC) y de la Federación Española de Periodistas (FAPE).

Si hay algo por lo que me gustan las Zambombas, es porque Jerez aparece de nuevo en el mapa —esa expresión tan socorrida—. Es como si el año comenzara con una eufórica primavera en la que no faltan las festividades más idiosincráticas —Feria, Semana Santa, Motos— y, tras un estío descafeinado y un otoño sin pena ni gloria, se cerrara el círculo al calor del fuego en las principales barriadas o en los pubs, tabancos y/o discotecas. Y de nuevo, la ciudad que sólo aparece en la boca de la gente o en los titulares de los informativos cuando hay que hablar de miseria, paro o crisis, regresa por arte de magia al candelero.

Las Zambombas —sin tilde en la segunda a— copan de nuevo el Damajuana, el Kapote, Las Cuadras o las decenas de asociaciones y colectivos de todo tipo. Sentimos como si despertáramos del letargo en el que nos tienen sumidos los políticos con sus interminables proyectos y planes rimbombantes. Ya nadie que aterriza en La Parra o en la estación de trenes nos habla de la localidad muerta, de que las manecillas del reloj se paran cuando llegan de Mallorca, Madrid, Barcelona o Londres a la ciudad fantasma (qué coraje da). Con nuestros estoicos oídos, nos hemos acostumbrado a escuchar frases de este tipo sin levantar los hombros más de lo justo y murmurar un cuasiininteligible “ajá” que es como dar la razón al tonto. Si tú lo dices. Ya ningún visitante nos pregunta dónde está la marcha. Está en todos lados.

Quizá sea ésa una de las razones por las que me gusta la Navidad. Lo reconozco. No soy muy de encuentros familiares y si lo soy, es todo el año, no cuando toca. Tampoco es porque proyecten ‘Qué bello es vivir’ de Capra ni porque la carismática ingenuidad de James Stewart represente para mí la verdadera ilusión de estas fiestas. Ni siquiera por los caramelos de la Cabalgata: es porque no tenemos nada que envidiar a nadie. El corazón, en stand by tanto tiempo, late de nuevo al ritmo de las Zambombas. Y parece como si la ciudad estuviera viva. Y hasta te hace sentirte orgulloso de ella, como Woody Allen de su Nueva York o Sabina de su Madrid. Habría que canonizarla: ‘San bomba’. O ‘San bombá’.

Archivado en:

Si has llegado hasta aquí y te gusta nuestro trabajo, apoya lavozdelsur.es, periodismo libre, independiente y en andaluz.

Comentarios

No hay comentarios ¿Te animas?

Lo más leído