Se raja la tierra de a poquito. Me mantengo en el mantra de tu Facebook y en la despedida larga e infinita que nunca será del todo. Mientras, los bollos del alma me sorprenden con música catalana en mi casa y una copa de vino tinto rojo como el sol de poniente.
Caminar por el mundo merece la pena, siempre y cuando el camino se haga con compaña. Mi abuela Antonia decía nunca dejes verea bollá por trocha. La compaña hace al camino, a los montes y a la vida. Hay veces que llorar no vale. Que las palabras no salen de la boca. Que la usencia se apernaca en las cruces del alma y te acarajota, ausentándote de ti y arrancándole con arañazos las túrdigas a los silencios, al dolor. Mirar palante, siempre inventando como los niños listos enrreas en el mundo. Sin vacilar con tesón y en la fila última de los que se ponen en la cola del bocadillo.
¡Ay compañero! Qué pena no haber escuchado a tu vera nunca una soleá. ¡Ay compañero! No saber ponerle nombre a mis desgarros. Almáciga de sueños, de mañanas andaluces regados a la vera del Barbate. Descubridor de nosotras mismas, de las esquinas que otros matan por sobrevivir y que tanta dignidad nos dan. ¡Ay compañero, como resistir pasar por tu Casas Viejas infinita sin llorarte! ¡Ay compañero, cómo aguantar que este mundo te dejara escapar tan temprano! ¡Ay compañero cuanta tierra fértil para los que queden después de este tiempo de rarezas!
Como la conciencia que nos habita y nos hace retorcernos para parir nuevos mundos y más libres, así te disfruté. Así nos conocimos: con hambre. Porque es desde la jindama de justicia social desde la que se reloquean las neuronas y el corazón para sumarnos a esa cofradía universal, que como un día me dijera mi amigo tucumano, el Negro Diablero, hace otra vía láctea acá en nuestros sitios. ¡Ay compañero, cuantos enviones e inventos, entre acciones, conversaciones y vinos!. Porque la vida es demasiado importante como para no vibérnosla en serio.
Y me asomé a los derrumbes de muros de tu pueblo que ni soñaran los fascistas que algún día los viéramos esparcidos. Y viví como la dignidad crecía desde la plaza de la iglesia por cada centímetro de tu pueblo, desde los cuerpos de tus gentes, de sus arrugas subiendo hasta los moños canosos olvidados. Pasé por los mismos sitios que las escuadras siniuestras hicieran, pero ahora, para en vez de matanza ver ayer, vida, dignidad e identidad. ¡Ay! ¡Vi llorar al verde de Andalucía mientras el blanco cantaba loco por alegría! ¡Ay! ¡Vi bailar por bulerías a la rojinegra haciéndose trapos de mañanas! ¡Ay compañero, oí como el soplo de Mintz se fundió en tu ventolera que es nuestra, y sigue sin pausa, roneando los llanos de nuestra tierra!
Y se raja la tierra de a poquito. Y te echo en falta compañero, en el andar del sueño en la complicidad de tus reflexiones y pareceres encontrados. Ahora está la tierra calma y como después de estas lluvias de otoño también llenas de vida. Entre los verdes montes se estremecen tus gentes que te añora, mientras se escucha la yerba crecer. Porque no parará nadie a las juanis, joseluises, manueles, franes , marias, pepes, olgas, fermines o antonias que están y que vendrán nutriendo los batallones de salustian@s que siempre poblarán y regaran, como tu hicistes, los huertos que antes otr@s empaparon. Y que siempre estarán a la vera de las albinas infinitas que tantos veneros frescos traen. Nos tocará seguir compañero, mimando los tallos, soñando vereas posibles e imposibles. Y nunca hasta que se seque el último regajo de este mundo, te acabarás de morir. Aunque se raje la tierra de a poquito cuando me sorprenden los llantos de las tunas, de las cabañuelas, de las entrañas hondas de nuestra tierra que tanto te añora. Aunque hoy tenga que beber sorbos de noche oscura, en el vino tinto que tantas veces bebí en el santuario de Ricardo. Cuanto mañana por venir sembrado compañero.
A Juani y a su familia.
Feliz 2021, alegre y combativo.
Salustiano Gutiérrez Baena (Íllora, 1962 – Benalup - Casas Viejas, 2020), licenciado en Geografía e Historia por la Universidad de Granada y profesor desde 1992 del IES Casas Viejas, que dirigió entre 1996 y 2008. En su labor docente, coordinó con José González Benítez numerosas exposiciones sobre la localidad, así como la edición del volumen colectivo La tierra. Historia de Benalup - Casas Viejas en el siglo xx a través de la fotografía (IES Casas Viejas, 2006). En 2004 contactó con la familia de Jerome Mintz, autor de Los anarquistas de Casas Viejas. Desde entonces, se dedicó a rescatar y difundir gran parte de la obra desconocida del antropólogo americano. Fruto de esa fascinación por su legado es la edición crítica, elaborada junto con González Benítez, del libro de Mintz Las coplas de Carnaval y la sociedad gaditana. Crítica, sexualidad y creatvidad en Andalucía (Brezo y Castañuela, 2008), inédito en español. Fue miembro fundador de la asociación Amigos de Mintz (2010), dedicada a organizar actividades en torno al trabajo de este autor. En julio de 2019 se incorporó a la Fundación Casas Viejas 1933. Ha publicado en libros y revistas numerosos artículos relacionados con la historia local y, junto con González Benítez, coordinó el volumen Viaje por el problema agrario. La Janda (1882‑1982) (Brezo y Castañuela, 2007). Desde mayo de 2019 mantenía una colaboración mensual con el medio digital Portal de Andalucía.Es autor del blog Desde la historia de Casas Viejas, en el que publicó una entrada diaria desde octubre de 2007, y de los libros Itinerarios por Casas Viejas (2009) y Los sucesos de Casas Viejas: crónica de una derrota (Beceuve, 2017).En marzo de 2020, el Ayuntamiento de Benalup - Casas Viejas le concedió la Medalla Honorífica de la localidad «por la recuperación y puesta en valor de nuestra historia y nuestros orígenes». En https://beceuve.com/los-sucesos-de-casas-viejas-cronica-de-una-derrota/
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