La revolución del 'NO NI NÁ'.
La revolución del 'NO NI NÁ'.

Después de cuarenta años de rosas y un lustro de gaviotas, de momento, la juventud andaluza sigue igual; es decir, sin futuro. 

A los jóvenes andaluces les prometieron 'Autonomía' y según el Consejo de la Juventud refleja un estancamiento de la tasa de emancipación juvenil del 15,9%; retrasándose la edad hasta superar los 30 años. Además, si te apetece vivir, solo debes dedicar casi el 97% al alquiler y otros suministros (agua, energía, gas y comunidad, entre otros). Asimismo, más del 30% de personas jóvenes se encuentran en riesgo de pobreza o exclusión social; y, uno de cada cinco personas joven, que tiene trabajo, según datos del INE, también vive en realidades de pobreza.

En este sentido, querida juventud, tu situación de apenas oportunidades en Andalucía es debido a los siguientes 'ocho' factores:

  1. Economía dependiente del sector turístico y agricultura: Andalucía es conocida por ser una región turística y agrícola, lo cual significa que gran parte de su economía depende de ello. Sin embargo, el sector turístico y agrícola suele ser estacional, empleo de baja calidad, lo que conlleva periodos de desempleo durante los meses de menor demanda.
  2. Baja diversificación económica: Además de depender del turismo, la economía andaluza tiene una limitada diversificación, lo cual limita las oportunidades de empleo en otros sectores- sobre todo industrial-. Esto hace que los jóvenes tengan menos opciones laborales y, por lo tanto, una mayor tasa de desempleo.
  3. Desempleo estructural: Andalucía ha enfrentado históricamente altas tasas de desempleo, especialmente entre los jóvenes. La falta de oportunidades laborales limita la capacidad de este grupo para acceder a empleos de calidad y, como resultado, quedan relegados a trabajos mal remunerados y precarios
  4. Falta de oportunidades de empleo cualificado: A menudo, los jóvenes andaluces se ven obligados a trabajar en empleos no cualificados debido a la falta de oportunidades de empleo cualificado. Esto puede deberse a la falta de inversiones en educación y formación, lo cual limita las opciones de empleo para los jóvenes.
  5. Ruptura entre la oferta y la demanda laboral: Existe una desconexión entre las habilidades y la formación que se imparten en el sistema educativo y las necesidades del mercado laboral. Esto hace que los jóvenes no cuenten con las habilidades y la experiencia necesarias para acceder a empleos disponibles.
  6. Sistema educativo deficiente: La calidad del sistema educativo andaluz queda rezagada en comparación con el promedio europeo. La falta de inversión en educación y una brecha en la formación profesional dificultan la inserción laboral de los jóvenes andaluces, manteniéndolos en una situación de desigualdad permanente.
  7. Efectos de la crisis económica: La crisis económica de 2008, unido al COVID y la guerra de Ucrania, golpeó fuertemente a España, y Andalucía fue una de las regiones más afectadas. A medida que la economía se recuperaba, los efectos de la crisis continuaron afectando a los jóvenes, especialmente a aquellos que ingresaron al mercado laboral durante ese período.
  8. Desigualdad regional: Existe una marcada desigualdad entre las distintas áreas geográficas de Andalucía. Las zonas rurales y las provincias que se encuentran más alejadas de las áreas urbanas tienen un acceso limitado a recursos básicos, como servicios de salud y educación, exacerbando la pobreza y la desigualdad.

Estos ocho factores han posibilitado la perpetuación de la situación inequitativa de los jóvenes y que por primera vez en la historia los padres y las madres vivan mejor que sus hijos, siendo estos últimos la generación más preparada.

En esta línea, se bloquea la movilidad intergeneracional. De ahí, los jóvenes andaluces vive con la amenaza de convertir en crónico un ciclo de desigualdad intergeneracional que dificulta su capacidad para prosperar y contribuir al desarrollo de la sociedad. Por tanto, el acuerdo intergeneracional de una vida mejor se diluye como el azucarillo.

Sin embargo, queda esperanza. Jóvenes, tenéis que empoderaros. Debéis denunciar los “dolores” de desigualdad por el que tanto lucho Blas Infante. Agarrar ese referente, reescribir los conceptos de andalucismo y soberanía conectados ante los retos y desafíos del siglo XXI, y conquistar la calle.

Os tachan, en muchas ocasiones, de ser la bandera de la generación NI NI NI (ni estudiáis, ni trabajáis, ni sabéis qué hacer). Por ello, ¡despertad!, demuestren que podéis llevar Andalucía al lugar que merece. Sólo ustedes podéis hacer realidad el sueño de construir una nación llena de oportunidades para todos y todas.

Ya basta de tantas negaciones para Andalucía, NO a las inversiones para Andalucía, NI empleo para Andalucía y de diputados andalucistas en el Congreso. Me repito, ¡Ya basta!

Jóvenes, en vuestras manos está quebrar la generación NI NI NI por galopar hacia la revolución joven y andaluza del NO NI NÁ

La revolución del NO NI NÁ, una insurrección con rostro joven, que dinamite las tres negaciones a golpe de calle. 

Por último, Homero, en la Odisea, manifestó: "los dioses tejen desventuras para los hombres para que las generaciones venideras tengan algo que cantar".

¡Joven!, esas desventuras son el centralismo y una Unión Europea que nos ahoga con trabajos precarios. Por ello, “joven” deja de cantar, abre tu conciencia, tu inquietud andalucista y caminemos hacia la revolución del NO NI NÁ.

Por la revolución de los desiguales… 

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