Resulta chocante la expectación que se ha creado con la votación de Sevilla sobre la ampliación (en días) de la Feria de Abril.
Resulta chocante la expectación que se ha creado con la votación de Sevilla sobre la ampliación (en días) de la Feria de Abril, un tema que está en todos los medios y que solo se ha visto reducida por el anuncio de que Brad Pitt y Angelina Jolie, al parecer, se separan. El referendo ha sido tanto criticado como aplaudido –me refiero a su mera celebración, ya que el resultado fuera de Sevilla realmente no le interesa a nadie- ya que hay voces que consideran que la materia es relativamente pedestre y que no se debe acudir a la ciudadanía para temas que se pueden considerar, con perdón, una pollada, y otras que estiman que bajo la capa folclórica con la que se ve este asunto si no se profundiza, realmente se está hablando de un tema que tiene una importante repercusión en unos días que son clave para el turismo local de la ciudad.
Hace años que no voy a la Feria de Sevilla y no tengo una opinión al respecto pero sí estoy de acuerdo en que parece mucha tela la que se ha montado con (y sobre) una votación que siquera es vinculante. Además es inevitable recordar que sobre un tema similar Jerez ha adoptado –por una vez- una solución para la misma cuestión, la de qué hacer con la pre-feria, sin grandes alharacas y con grandes consensos, sobre todo a la vista de los resultados.
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