El frenético pulso de las grandes urbes nos hace olvidar a menudo que la verdadera fuerza de una tierra reside en sus cimientos, en la quietud y la sabiduría de lo rural. Conocer nuestras raíces no es un ejercicio de nostalgia; es un acto de profunda responsabilidad con nuestra identidad y un pilar fundamental para comprender quiénes somos como sociedad jerezana.
La campiña, el paisaje que envuelve a Jerez, no es un mero decorado; es el crisol de nuestra historia y de nuestro carácter. En las Entidades Locales Autónomas y pedanías late una esencia de ciudadanía que, a veces, parece diluirse en el anonimato de la ciudad. Sus habitantes son custodios de un patrimonio inmaterial invaluable: el sentido de comunidad, la solidaridad vecinal y el conocimiento íntimo del entorno.
Si hay algo que pone en valor a nuestras áreas rurales, es la calidad de sus gentes. Son vecinos que mantienen vivo el trato cercano, la palabra dada y un profundo sentido de pertenencia. En estos núcleos se conjuga la dignidad del trabajo en el campo, la transmisión oral de las tradiciones y una forma de entender la vida donde el ser prevalece sobre el tener.
El Jerez rural es la columna vertebral que sostiene la identidad jerezana. Es la fuente de la que bebe nuestro flamenco, nuestra gastronomía y nuestra propia historia. Las familias colonas y los labradores han escrito con esfuerzo un capítulo crucial en el desarrollo de la comarca, forjando un modelo de vida comunitario que hoy es más necesario que nunca recuperar. Ellos no han perdido la "esencia de ciudadanía" que nos define: la participación activa, el cuidado mutuo y el orgullo por su lugar en el mundo.
Un encuentro con nuestra historia: III Jornada de Patrimonio en El Torno
Para reconectar con esta valiosa herencia, no hay mejor oportunidad que asistir a iniciativas que ponen el foco en este patrimonio vivo. Este fin de semana, tenemos una cita imprescindible: las III Jornadas de Patrimonio Histórico Cultural de El Torno, el primer poblado de colonización de España, que se celebran los días 8 y 9 de noviembre.
Tal como detalla el programa, estas jornadas no son solo un ciclo de conferencias; son una ventana abierta a la memoria a través de testimonios, debates con alcaldes y alcaldesas de otros pueblos de colonización, y el homenaje a sus primeras familias. Es una oportunidad única para entender cómo se construyó nuestro presente y para honrar a quienes lo hicieron posible.
Asistir a este encuentro en el Centro Cultural Francisco Giráldez es una forma práctica y enriquecedora de poner en valor lo rural, de reconocer la herencia que nos define y de apoyar a unos vecinos que son el ejemplo vivo de la buena ciudadanía. Vayamos a El Torno, no solo a mirar el pasado, sino a inspirar un futuro donde nuestras raíces más auténticas sigan floreciendo.
