La verdad es que ser socialista es muy bonito, pero a veces es complicado porque tienes muchos frentes que atender. ¿Cómo era aquella frase? “Señor, líbrame de mis amigos, que de mis enemigos ya me ocupo yo…" Cuánta verdad, sea el aforismo del rey inglés Enrique IV o del filósofo francés Voltaire, que he echado un vistazo al Google y en internet es que no se aclaran… Pues nada, así estamos en el PSOE, frente doméstico y frente externo. Aquí que no nos da tiempo a aburrirnos.
A ver, el domingo pasado, por ejemplo. Domingo de resaca —para el que la tuviera, eh, que no fue mi caso—, domingo de votación interna. Y a la vista de los resultados… ¿ahora qué hacemos? Porque yo estaba en el lado correcto cuando vivía en Madrid, tan pichi —cuánto echo de menos ser diputada, de verdad, no quiero insistir en estas líneas pero es que… es que todo, eh, todo, desde ese trabajo tan agradecido en el Congreso, y sin nada que ver con los dolores de cabeza del Ayuntamiento de Jerez, a esa cervecita con un pincho de tortilla en La Ardosa acompañada de los colegas—, que yo por entonces era notoriamente sanchista o pedrista convencida —yo diría que era más bien pedrista, que tenía cierta amistad con él, los sanchistas son más bien de aluvión— y, claro, como cambiaron las circunstancias —mis circunstancias, para ser más exactos— me tuve que hacer susanista deprisa y corriendo.
Y ahora esto. A ver qué pasa en el partido tras la victoria de Pedro… Es que si la gente se quiere pelear, que lo haga, pero hombre, que no salpique a los demás. Como le oí decir una vez a un periodista: yo, mientras no tenga que llevar la ropa al tinte… Pues eso, pero aquí estamos todos otra vez buscando la pole, como dicen en las carreras. ¿Y si hubiera seguido siendo sanchista en tierra susanista? Hubiera sido un poco como Juana de Arco: en vez de mandarme a la pira me hubieran cortado la cabeza, pero ahora, es decir, después, ya santificada, tendría otra oportunidad, tendría el camino expedito para lo que hubiese querido… Mira otros andaluces, Carmen Calvo o el alcalde de Dos Hermanas, allí que estaban, con Pedro, en primera línea de Ferraz, disfrutando de lo lindo, y yo… yo ya susanista aquí en Jerez sobrellevando los resultados de un domingo de resaca…
Bueno, no hay que darle más vueltas. Tampoco están las cosas tan mal, ahora aquí estamos todos igual y en Madrid todo el mundo sabe que, al fin y al cabo, qué iba a hacer yo en Jerez: no tenía otra salida. De todas formas, debo reconocer que a mí, la verdad, convertirme en susanista no me costó gran cosa. Tiene su doctrina, claro, pero en el fondo todo se resume en ‘Voy a dejarme la piel’. Esa es la base. Tú vas por ahí diciendo “voy a dejarme la piel por esto” o “voy a dejarme la piel por aquello” y… y ya. Ya eres una de los nuestros, como en Goodfellas. No me costó mucho, ya digo, aunque siempre hay quién te sigue mirando como si fueras arribista o conversa, gente que lleva “dejándose la piel” más tiempo que tú, ja, ja... De hecho, la vida como susanista es más sencilla que siendo sanchista, que todo es más complicado… Vale, vale, ya sé que la base del pedrismo es “no es no”, que tampoco es que parezca así de entrada muy complicado, la verdad, pero ya se sabe que doble negación acaba siendo afirmación… Además, este eslogan no es de mi época como pedrista, que yo por entonces ya estaba en Jerez en pleno proceso de reconversión susanista y por entonces en Madrid ser pedrista tenía todavía menos contenido que el famoso “no es no”…
Bueno, querido diario, voy a ir terminando estas líneas, que veo que Pedro lleva un par de días en el despacho y ya apuesta por España como “nación de naciones” pero, eso sí, a la vez en contra del referéndum de Cataluña, todo siempre intrincado cuando pasamos del "no es no"…, así que hay que estar muy al tanto, hay mucho que leer, mucho intríngulis que comprender para estar al día como pedrista, digo ex pedrista, aunque sea en el destierro…
M.S.
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