Imagen de archivo de la Sala Paúl, donde este viernes arranca el ciclo 'Los viernes en Paúl' con un concierto de K-Pop.
Imagen de archivo de la Sala Paúl, donde este viernes arranca el ciclo 'Los viernes en Paúl' con un concierto de K-Pop.

Anda la derecha jerezana indignada y quejumbrosa por la celebración en la Sala Paúl —un espacio sociocultural de propiedad municipal— del primer aniversario de Destraperlo, célebre marca de cerveza local conocida como “la birra más burra“. El evento, con el plato fuerte del concierto de los jerezanos La Pompa Jonda, estuvo repleto de actividades paralelas: catas de cerveza, actividades para los más pequeños —clown, pintacaras, dibujos colectivos, etc—, momentos para el baile, o un mercadillo de productos principalmente jerezanos. Unas 500 personas asistieron a un acto de economía local que colgó el cartel de “no hay entradas” y dotó de color, vida y cultura a la Sala Paúl, que pudo lucir su mejor aspecto. Pero lo que a todos nos pareció un evento ejemplar, que promociona la economía local, que promueve la transversalidad, fomenta la convivencia de los pequeños y los adultos y apuesta por la cultura de nuestra tierra, a la derecha no le gustó. El brazo anónimo de Saldaña cree que es un evento lucrativo que mezcla alcohol e infancia, que es irresponsable e informal. También se queja sobre la transparencia en las licencias y otros asuntos de índole burocrático.

Y es que a la derecha parece que no le gusta la cerveza. Ya lo repite una y otra vez Carlos Herrera hablando despectivamente de ella, asociándola continuamente a los líderes de izquierdas. A la derecha parece gustarle más el vino u otras bebidas con más pedigrí. Por eso no ponen pegas en ceder espacios municipales a otros eventos también lucrativos como por ejemplo, Vinoble o la Feria de Otoño. Tampoco se escandalizan cuando en la Feria del Caballo todos bebemos alcohol delante de nuestros niños sin demasiado disimulo. No le escuchamos criticar a la romería del Rocío, fiesta religiosa en la que la farlopa rula que da gusto y deja un reguero ingente de basura a su paso.

Es decir, que según las características del asunto la derecha sabe ponerse de perfil o, por el contrario, entrar al trapo. El evento de la Sala Paúl, sencillamente, no se ajustaba a sus intereses: impulsaba un modelo económico diferente, local, cooperativo, reunía a mucha gente de la cultura alternativa —artistas que no suelen votar opciones conservadoras— y apostaba por la interacción y convivencia entre padres e hijos de un modo inclusivo. Un modelo en las antípodas del Partido Popular.

La rajada de la derecha no responde a un problema de decencia ni al delicado tema del alcohol en los espacios públicos, tiene un leitmotiv político. El modelo que les gusta es otro: el del lucro para las empresas foráneas que implantan su modelo neoliberal, el de la corbata y el guante blanco, el de los niños mejor en casa, el de la cultura tradicional y el de los espacios reservados al mejor postor. En la Sala Paúl no había nada de eso. De ahí la rabieta.

Archivado en:

Si has llegado hasta aquí y te gusta nuestro trabajo, apoya lavozdelsur.es, periodismo libre, independiente y en andaluz.

Comentarios

No hay comentarios ¿Te animas?

Lo más leído