Sátiros, mujeres y moneda de cambio

No es admisible usar la lucha feminista ni otras luchas difíciles y necesarias como monedad de cambio, como feromonas de hembras en una trampa de ratones

Koldo García durante su comparecencia en la comisión de investigación en el Senado este lunes.
07 de noviembre de 2025 a las 10:04h

Dicen las encuestas y los expertos en política que Vox llega más al votante masculino que al femenino. La mujer, según esos mismos expertos, parece más ligada a propuestas democráticas, ya sean de izquierdas o de derechas. Sin embargo, tras los escándalos de corrupción orquestados por José Luis Ábalos y Koldo García, los analistas han observado cambios en lo referente al apoyo femenino que supondría una caída drástica del PSOE. Para estos mismos, la causa principal no se encuentra en los actos corruptos sino en la revelación, escuchadas las conversaciones telefónicas, del carácter sátiro y machista de estos impresentables, cuyos pensamientos y acciones nos recuerdan a aquellos personajes del cine de destape de nuestra Transición que protagonizaban Andrés Pajares o Fernando Esteso. Formas de hablar sobre las mujeres que dejan en evidencia su incapacidad de distinguir entre una mujer (persona) y una muñeca hinchable (objeto). Unos señores con una alta responsabilidad en un partido de izquierdas que se mueven en el mundo de la explotación y la prostitución, valiéndose para ello de su posición de poder.

Ante esto, una no puede evitar preguntarse en manos de quiénes están los partidos de izquierdas. Vayamos por partes, por géneros, por seguir un criterio como otro cualquiera. Si atendemos a las mujeres que nos representan en el partido socialista o en Sumar, temblamos, al menos, en estas últimas semanas. Para contrarrestar el varapalo sufrido por este caso Ábalos – Koldo, se han prestado a sacar un conejo de la chistera con el que distraer y desviar la atención. El juego de malabares parece haber terminado en un anteproyecto para la reforma constitucional que presentarán el próximo mes de enero en el Congreso.

Una propuesta con la que se busca, nos decían, en un primer momento, blindar constitucionalmente el derecho ya existente a la interrupción voluntaria del embarazo. Hasta aquí todo es coherente e, incluso, podríamos pensar que es una lucha conveniente en estos tiempos de conservadurismo y retroceso que corren. Sin embargo, algo huele a podrido: tal propuesta la presentan a sabiendas de su fracaso en el Congreso, pues no cuentan con los apoyos necesarios de ninguna de las maneras. Entonces, ¿por qué quemar este cartucho en algo que no tiene opciones a mejorar ni blindar nada?

En un programa de radio las habilidosas magas admitían la dificultad de lograr una reforma de la Constitución por no contar con el apoyo en la cámara, pero, en compensación, aseguraban que llevarlo al Congreso obligaría a todas las fuerzas políticas a tomar una posición ante este tema, algo que les podría costar votos en las urnas. El PP no podría escudarse en la ambigüedad, así como otros partidos que ni dicen sí ni no ni quién sabe. En resumen, que se embarcan en una lucha no para lograr el objetivo propuesto, sino como estrategia para lograr otro, ¿más noble o más rastrero? De cualquier forma, maniobras que solo consiguen desgastar una reivindicación importante.

Mujeres socialistas y de Sumar que malgastan unas energías que necesitamos para la lucha feminista y que no han de emplearse en tapar las vergüenzas propias o como estrategia gratuita con vistas a las próximas elecciones. A estas alturas todos los electores sabemos la posición del PP, de VOX y de otros grupos ante la interrupción voluntaria del embarazo, así que para ese viaje no se necesitaban alforjas. No es admisible usar la lucha feminista ni otras luchas difíciles y necesarias como monedad de cambio, como feromonas de hembras en una trampa de ratones (no puede ser más femenina la herramienta, más machista la táctica).

Y si miramos a esos hombres del partido, ¿a quiénes vemos? Pues a los que se ven en la cima, a los más expuestos, que de un tiempo a esta parte son los corruptos o los encubridores; unos y otros se hacen pasar por feministas, pero sus actos o sus ojos ciegos dicen otra cosa, que nos consideran objetos sexuales o moneda de cambio, que se puede mirar para otro lado porque el machismo es un mal menor. ¿Feministas o lobos disfrazados de corderos? En suma, hombres y mujeres con poder en un partido de izquierdas que no frenan a aquellos que actúan deliberadamente de forma machista y corrupta, incluso cuando abusan de mujeres, no hay más que recordar a Íñigo Errejón. No vale que sean manzanas podridas en un cesto de fruta fresca: son corruptos y machistas que llevan mucho tiempo manejando un partido y que no parecían esconderse tanto como para no ser vistos por los suyos.

No vengan luego reprochándonos por qué no los votamos, ¿a quiénes o a qué? ¿A unas siglas? No, la política responsable no se reduce a unas siglas. Esa fidelidad irracional se la dejamos al futbol, a los fans de cantantes, actores o famosos de profesión. Nosotras y nosotros, feministas y responsables, hablamos de partidos que han de actuar con coherencia y valentía, votados por una ideología, un programa, actuaciones que los acrediten y por la credibilidad de sus representantes. No todo vale, no admitimos el modelo propuesto por Maquiavelo en El príncipe: no hay que sacrificar a nadie para calmar a los dioses. La izquierda no ha de actuar con cobardía ni con complejos, debe seguir trabajando en lo que sí ha hecho bien y corrigiendo sin mentiras los errores. Debe ser de izquierdas, ese es su espacio político, en época electoral o fuera de ella.