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Ante el sufrimiento de las personas sentimos lástima y eso es lo que nos lleva a la acción solidaria. Desde la visión de Cáritas, tenemos que llegar más allá de la lástima, debemos conmovernos con esa persona desde un mismo plano.

Ante el sufrimiento de las personas sentimos lástima y eso es lo que nos lleva a la acción solidaria. Desde la visión de Cáritas, tenemos que llegar más allá de la lástima, debemos conmovernos con esa persona desde un mismo plano, para que la persona no se sienta además hundida por la lástima, porque la lástima uno la siente y el otro la sufre.

Y a raíz de esto, en muchas ocasiones, tengo la percepción de que nos movemos a golpe de emoción. Es la emoción la que nos lleva a movernos, no nos con-movemos con la persona. No llegamos más allá. No intentamos conocer las causas que en la gran mayoría de los casos han originado la situación que origina lástima.

Desde la estructura pública se lanzan campañas para solidarizarnos con las personas y sin embargo, desde lo “público”, en muchas ocasiones no se materializan las acciones para que las situaciones de dolor, pobreza, exclusión y desigualdad desaparezcan o se minimicen. En la gran mayoría de las ocasiones, solo estimulan un cierto sentimiento asistencialista, que no la creatividad de la persona y su desarrollo. Da la impresión que solo pretende mantener una estructura cuyo objetivo no es la persona, sino la paz social.

Y es donde me surge la segunda percepción: desde que comenzó la crisis, cada vez más, veo mensajes llamativos sobre desigualdad y exclusión, principalmente a través de discursos políticos y desde las redes sociales, pero se quedan ahí. Muchas veces alimentados por figuras estadísticas y porcentajes, desde un ordenador. No llegamos a conocer el rostro de la persona que sufre y solo nos llega, por algo que cada día me da más vergüenza por la inmoralidad que conlleva, el exhibicionismo que desde algunos medios se hace del padecimiento de las personas y que a nosotros nos gusta consumir.

De ahí que reclame que para conocer tenemos que conmovernos, conmocionarnos, compartiendo. El conocimiento que nos da ver y sentir el rostro sufriente, nos desnuda de privilegios y seguridades. Nos cuestiona. Y es ahí donde también lanzamos un mensaje: ¡Tenemos que construir comunidad! Una comunidad en el sentido que nos ofrece el Papa Francisco. Una Casa Común que está asentada sobre los cimientos de los Valores, que hacen posible otro mundo más Justo, Fraterno y Solidario. Y solo es posible si cada uno formamos parte de esa orquesta que quiere interpretar esa melodía. Todos y cada uno tenemos la responsabilidad  de aportar  el sonido de nuestro instrumento musical. Solo así tendremos la melodía que aporta el conjunto de la orquesta. Decía la Madre Teresa que “Somos pequeños instrumentos, pero muchos pequeños instrumentos, en las manos de Dios, pueden hacer grandes cosas: pueden hacer milagros” Asumamos la parte que a nosotros nos toca para construir un mundo mejor. Si no lo hacemos nosotros, nadie lo hará por nosotros.

Y es ahí donde nos tenemos que mover ante la impasividad de lo público. Muchos pocos hacemos una multitud concreta y desde ahí, ser llave que abre la acción. Llaves necesarias para acabar con el hambre y sus causas; Para cuidar la naturaleza que nos ofrece la vida; para acabar con la pobreza y con quienes la fomentan; Llave para terminar con el rechazo, los prejuicios y la discriminación; para entregarnos sin medida; para romper los muros y vallas que excluyen y que hoy tantos reclaman; llave para la participación y fomento de lo comunitario; Para borrar la indiferencia y el individualismo; llave para denunciar la falta de Derechos; para tender puentes y romper lo que nos separa; la llave para la igualdad entre hombre y mujer.

Esas llaves son necesarias para poder disfrutar de la solidez de los cimiento y la estructura de nuestra Casa Común, facilitando la accesibilidad, la sostenibilidad y la confortabilidad. Son esas llaves comunitarias que comparten, comprenden y realizan acciones para que nadie sienta que da lástima, si no que aporta, desde su situación, lo que es, con sus circunstancias y se siente querido, integrado y comprendido.

Ahí es lo que pretendemos aportar desde este rincón en lavozdelsur.es, al cual le damos las gracias.

Francisco Domouso, director de Cáritas Diocesana de Asidonia-Jerez

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