Llevo una semana bastante optimista (ya sé, ya sé que es cuestión de tiempo que venga alguien a fastidiarla: ese sí que es un principio inalterable, me río de las leyes de Newton). Por eso veo la botella medio llena. Vamos a ver un caso concreto. Ahora a IU le parece excesivo que este año se vaya a cerrar con unas 180 intervenciones municipales relacionadas con las procesiones (o los desfiles procesionales, como gusta de decir, perdón por el galicismo, la prensa especializada en el ramo). Bueno, pueden parecer muchas intervenciones, pero no son tantas. Por ejemplo, según la web municipal, Jerez tiene 54 días al año de lluvia. Dicho así pueden parecer muchos, pero son más de diez meses sin que caiga una gota, lo que para la mayoría está muy bien (a mí, francamente, me da igual que llueva o no, pero me vale para el caso).
Otro poner: en los bares del centro es casi inevitable que alguien te dé la brasa sea el día que sea y por el motivo más nimio (hablo de manera empírica) pero eso significa que las otras 30 ó 40 personas que puede que haya en el establecimiento tienen el comportamiento adecuado, una media estupenda, bien mirado.
Tras estas pequeñas pero necesarias digresiones volvemos al tema que nos ocupa, el del número de procesiones que hay en Jerez. Si hubiera una intervención (que al final es lo que se ha contabilizado) diaria no habría procesión o ensayo (como en el rugby) ni la mitad de los 365 días del día, pero como varias intervenciones son la misma fecha, la media baja considerablemente, no sé, a dos a la semana, convengamos (vale, puede que haya semanas de tres). No me parece motivo de queja, la verdad, debo decírselo con todo el respeto a los concejales de IU: si no les gustan los desfiles procesionales o sus ensayos (como en el rugby), siempre pueden disfrutar de Jerez los cinco días a la semana restantes, que con un poco de suerte también serán de sol…
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