¿Por qué debemos publicar noticias sobre ‘Spiriman’, aunque quizás no te guste verlas en lavozdelsur.es?

Aseguró que no podrán poner multas a quien salga a la calle durante el confinamiento. Así, si hace un llamamiento contrario a las recomendaciones sanitarias, hay que contarlo fuera de su círculo de seguidores, porque si no se abre ese debate, algunos pueden acabar siguiéndole, y eso es una temeridad. No podemos mirar a otro lado

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Licenciado en Periodismo y Máster en Comunicación Institucional y Política por la Universidad de Sevilla. Comencé mi trayectoria periodística en cabeceras de Grupo Joly y he trabajado como responsable de contenidos y redes sociales en un departamento de marketing antes de volver a la prensa digital en lavozdelsur.es.

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Desde antes de que comenzara la pandemia de coronavirus, en comentarios en redes sociales de lavozdelsur.es recibimos críticas negativas concretas, que son fruto de la libertad de expresión y que nos ayudan a reflexionar sobre nuestra labor. A veces, las oímos y modificamos alguna conducta. Otras veces, nos reafirmamos en nuestra decisión, aun a sabiendas de que pudiéramos equivocarnos. Publicados decenas de noticias cada día y detrás de cada una de ellas hay un equipo que trabaja siempre con la mayor profesionalidad posible y con la intención de ser útiles desde la honradez, sin escondernos. A este medio, como al resto, se le acusó de alarmista antes de que se declarara el estado de alarma. No es cuestión de centrarse en que teníamos razón o no, porque nunca fue intención alarmar. Si se creaba una comisión sobre coronavirus, lo contábamos; si había pruebas de posibles positivos, lo contábamos… Entendemos que no siempre guste. Hemos recibido críticas, incluso, por contar los datos negativos de paro. Intentamos en todo momento ser constructivos, pero nuestro compromiso es contar la realidad, no adornarla. Me parece oportuno aclarar varias críticas legítimas sobre una noticia publicada por lavozdelsur.es, sobre las palabras del polémico médico Jesús Candel, conocido como Spiriman. En ella, contamos que asegura que no habrá consecuencias si un ciudadano se salta el confinamiento, algo que no es cierto y no hace falta ni siquiera subrayar, porque cualquier observador de la realidad sabe que existen centenares de denuncias cada día. No entramos en las razones por las que ha dicho lo que ha dicho, pero esas declaraciones tienen el carácter noticiabilidad y es además de utilidad pública contarlo a la ciudadanía. ¿Por qué? Primero, porque Spiriman es una persona relevante públicamente. Sus vídeos han logrado decenas de millones de visualizaciones durante los últimos dos meses, aún más que las muchas visitas de antes. Eso significa que al menos una porción de sus seguidores tiene en cuenta lo que dice, y lo muestran los comentarios positivos que recibe. Es lo que clásicamente se ha llamado un líder de opinión, y en cierta medida, al ser una persona influyente desde sus redes sociales, una especie de influencer, que además es médico en ejercicio, lo que le reporta un mayor carácter de autoridad profesional frente a cualquier otro ciudadano. Segundo, porque si una persona tan influyente realiza ese llamamiento con su interpretación de la realidad, contrario a la legalidad vigente a ojos del intérprete medio -no hay discusión posible, de hecho, porque salir a la calle sin justificación es objeto de sanción, guste o no- y contrario a las recomendaciones de autoridades sanitarias, el riesgo está en que sólo llegue ese mensaje a quienes le siguen, y no a quienes no lo hacen. La audiencia de lavozdelsur.es está compuesta por ciudadanos que pueden seguir a Spiriman o no hacerlo. Sólo explicando lo que dice a quienes no sabían lo que dice se puede abrir un debate real sobre sus palabras. Es decir, el discurso quedaría confinado a sus seguidores, a su audiencia, y si una parte de estos no se informa y contrapone la opinión de Candel a otras, cae en el riesgo de tomar al pie de la letra lo que dice. Su audiencia puede pensar lo que quiera, es su libertad, incluso para saltarse la normativa del estado de alarma, pero sólo abriendo un debate sobre una postura tan polémica se contribuye a que surjan voces que le contrapongan. Si están en contra de la opinión de Candel, tengan en cuenta que muchos de sus millones de seguidores pueden ser familiares, amigos, etc. Es la nueva realidad -o irrealidad- del estado de confinamiento. Llamar asesino a Pedro Sánchez forma parte de su opinión y podrá tener consecuencias electorales, pero decir siendo médico que los médicos están por la labor de acabar ya con el confinamiento es falso. Ninguna autoridad médica, desde la OMS hasta los colegios o investigadores en salud pública, ha lanzado una recomendación abierta por acabar con el confinamiento. Quizás es que todos conspiran para acabar con la economía española o mundial para depender de pagas gubernamentales, como viene a decir Candel. Pero si no se cuenta que millones de personas están recibiendo un mensaje que les anima a saltarse la normativa, es posible que una porción de ellas decida hacerlo, con riesgo para la salud pública, según las autoridades, y con riesgo para sus propios bolsillos, porque literalmente Spiriman dijo que no pasaría nada si salieran a la calle, que era mentira eso de que se pudiera multar (en la noticia enlazada más arriba se puede localizar el momento en el que lo dice). No entraremos en si Spiriman merece o no el reconocimiento, ni en que, aunque lo niegue, esté cambiando de criterio continuamente con la misma vehemencia en las últimas semanas de pandemia, defendiendo primero una cosa y luego la contraria. Eso queda a criterio de sus seguidores. La última cuestión en la que deseo entrar es en otra, y es que contar lo que dice no es darle alas, como nos han criticado. En lavozdelsur.es estamos orgullosos de haber llegado en marzo a los tres millones de lectores, situándonos como uno de los medios que más ha crecido durante el estado de alarma en toda España, y eso por dedicar muchas horas de trabajo a contar la verdad, lo que sabemos, de la forma en que sabemos y, si puede ser, siendo los primeros. Pero multipliquen esa cifra por diez y llegarán al número de visualizaciones de uno solo de sus vídeos durante el pasado mes. No contribuimos a darle cancha, pues Spiriman es más seguido por el público que muchos de los medios más vistos del país. Y aun con todo, aunque podríamos haber dedicado páginas y páginas de información para contar lo que dice, sólo hemos entrado en ello cuando su verdad, su opinión trascendía a generar juicios que, sin contraposición, podrían ser negativos para la ciudadanía, o podría negarle su derecho a recibir información. Y en ese caso, si alguien de fuera de su círculo de seguidores no se entera de lo que ha dicho, en este tiempo de desconfianza hacia los medios, no podrán ser esos lectores de lavozdelsur.es los que contrapongan con su opinión a quienes haya podido convencer. Eso es generar debate sobre un asunto del máximo calado. Nuestra función es contar la realidad. Aunque sea negra. Lo peligroso sería mirar a otro lado y por temor a las críticas no arrojar luz sobre lo que dice el médico más seguido de España. Y si el mensaje se confina en sus seguidores, las consecuencias de ello ya se pueden intuir, pues todo apunta a que van en contra de la salud pública. Dudo mucho que estas líneas llegue a Spiriman. He visto muchos vídeos suyos, sobre todo cuando era aquel médico que movilizó a miles en Granada para defender la sanidad. En muchas ocasiones no he estado de acuerdo con lo que decía, pero reconozco que sabe contar las cosas. Cuando hablaba de sanidad, más allá de querellas, siempre contaba cosas que a fin de cuentas parecían ir en la misma dirección, la de defender la sanidad pública. Lo de estos últimos días es diferente. Si le llega, que imagino que no, aquí estoy con mi cara, mi nombre, sin manos que me manejen, diciendo que me parece una burrada lo que ha dicho y que pone en peligro la propia salud de quien confía en él. Si quiere especular con que estoy al interés de un partido, una paguica, una ayuda pública, allá él, será mentira y punto, porque nunca desde que me licencié he tenido que aguantar ninguna censura, ni me han impuesto una sola línea. Supongo que formaré parte de la misma conspiración a la que apela del todos son iguales, las mamandurrias y no sé qué. Esto es intentar al menos estar en el lado de los coherentes.

Pablo Fdez. Quintanilla, periodista en lavozdelsur.es

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