La fortísima oposición vecinal a la implantación de una planta de tratamiento de residuos orgánicos en San José del Valle está justificada.
En su tramitación no hubo información pública solvente, solamente se emplazó a que los interesados pudieran personarse en el ayuntamiento, en pleno confinamiento, durante 20 días. La planta que proyecta la empresa Valora no incorpora las MTD, Mejores Tecnologías Disponibles, ni garantiza el vertido cero. Ubicar la instalación encima de un acuífero, el de Sotillos, que seguramente entrará en servicio para hacer frente al abastecimiento por la prolongada sequía, puede considerarse como una temeridad si no asegura la impermeabilidad completa de la superficie de la instalación y de las zonas aledañas. Esa estanqueidad es imposible si la planta no dispone de procedimientos para el tratamiento de lixiviados y de cubrición de las naves en las que debe realizarse la fermentación aerobia de los lodos, de residuos alimentarios, de alcantarillado, de fosas sépticas, de restos Sandach (Subproductos Animales No Destinados Al Consumo Humano) y un largo etcétera. Un episodio de fuertes lluvias desbordaría el recinto proyectado y trasladaría las aguas contaminadas a los cauces superficiales y al acuífero subyacente. Resulta por ello incomprensible que, con estas carencias, la Delegación Territorial de Medio Ambiente en Cádiz haya concedido el dictamen ambiental favorable.
No negamos la necesidad de ofrecer tratamiento adecuado al enorme volumen de lodos orgánicos de múltiples instalaciones y actividades, ni tampoco enarbolamos el NIMBY, no en mi patio trasero; lo que Ecologistas en Acción y los vecinos de la barriada de Alcornocalejos, la directamente afectada, exigimos es transparencia y rigor, requisitos olvidados en este proyecto.
Justamente porque estas instalaciones son necesarias, han de ser irreprochables en su diseño, construcción y funcionamiento, evitando todo tipo de molestias a los vecinos afectados, los malos olores sobre todo. La Economía Circular, convertir los residuos en recursos aprovechables, no puede ser invocada para amparar prácticas que de circular no tienen nada, porque son generadoras potenciales de impactos ambientales y porque el resultado obtenido, un compost resultado de la mezcolanza de residuos, no puede certificar la excelencia del producto, al ser resultado de un abanico heterogéneo de residuos.
El hecho de estar catalogados como residuos no peligrosos no permite sacar la conclusión de que son inocuos: su carácter orgánico y su fuerte contenido en agua los convierten en reservorio de gérmenes nocivos, que si no son debidamente tratados se erigen en fuente de infecciones.
Necesitamos en definitiva una planificación de los equipamientos para hacer frente a este tipo de residuos, donde prevalezca la participación, la trazabilidad, la excelencia en la gestión y la compatibilidad ambiental, requisitos incumplidos en este proyecto.
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