Sin futuro

Imaginemos que vamos por la calle y que una reportera de la televisión local o nacional se nos pone al paso y micrófono en mano nos pregunta si pensamos que la educación, el trabajo y la libertad de expresión son derechos que tienen que tener todos los seres humanos por igual

La concentración en apoyo a Afganistán y a las mujeres afganas en la plaza del Arenal de Jerez.
La concentración en apoyo a Afganistán y a las mujeres afganas en la plaza del Arenal de Jerez. Candela Núñez

Imaginemos que vamos por la calle y que una reportera de la televisión local o nacional se nos pone al paso y micrófono en mano nos pregunta si pensamos que la educación, el trabajo y la libertad de expresión son derechos que tienen que tener todos los seres humanos por igual. Ni siquiera voy a cuestionarme la respuesta de la gran mayoría. Un sí y la indignación hacía la posibilidad de una respuesta contraria, es lo que todos afirmaríamos a la periodista.

En el mes de Marzo la Alta Comisionada de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos, Michelle Bachalet también afirmó y en este caso en un comunicado: ”El incumplimiento por parte de las autoridades en Kabul a reabrir las escuelas para niñas es profundamente perjudicial para Afganistán”. “La ONU denuncia la decisión de los talibanes de no reabrir las escuelas para todas las niñas” titular que recogía la prensa de aquellos días de primavera no muy lejanos pero.. ¿Dónde está esa denuncia?¿Quién a sido juzgado por ello? De momento solo muchos pesares y condolencias leídas en los medios de comunicación de secretarios generales y altos cargos de organizaciones mundiales, que demuestran ser más ignorantes de lo que nunca llegarán a ser esas niñas y mujeres. Y cuya actitud es tan grave y reprochable como la de los talibanes.

Las condolencias y pesares, se manifiestan cuando no hay nada que se pueda hacer por remediar algo y en situaciones lamentables como la muerte “Por la boca muere el pez”. Sin embargo la determinación de las afganas es tal, que incluso han manifestado su deseo de hablar ellas mismas con los talibanes. Aseguran que disponen de información, soluciones y capacidad para ayudar a trazar una salida a la crisis económica, humanitaria y de derechos humanos en el país. Insisten en la necesidad de la igual de derechos y a una educación de calidad en todos los ciclos educativos.

Tenían la esperanza de que las aulas volvieran a abrirse de nuevo. Hace apenas unos días esa esperanza se esfumó cuando por culpa del complejo de inferioridad de algunos individuos, se toman decisiones autoritarias donde se castiga el deseo de querer tener un trabajo, una educación y el poder expresarse libremente. Todo ello no olvidemos que además son derechos humanos fundamentales, y que cualquier persona debe tener posibilidad de desarrollar sin coacciones ni amenazas. “Talibanes dispersan a balazos en una manifestación a mujeres Afganas” titular que aparece en la cadena de televisión nacional de España, mientras se difunden las imágenes de mujeres siendo tiroteadas en una manifestación en la que pedían poder tener acceso a la educación y a un trabajo.

Esta mañana tras una noche de insomnio provocada por exceso de cafeína, he sentido de alguna forma que me estaban también tiroteando; leer en la prensa y redes que una mujer de 34 años ha sido detenida por poner en una conocida red social sus ideales y expresar sus deseos de poder tener las misma oportunidades que el resto, provocó entre otras cosas que estén leyendo ahora este artículo. Y dentro de esa desesperanza se encuentra el hecho de que seguimos mirando a otro lado, porque Afganistán nos pilla demasiado lejos. Pero cuidado que las distancia se acorta cada vez más y pretenden distraernos con una política de igualdad, que solo se escribió para acabar siendo papel quemado y que eso sí, está ausente en todas partes.

Tengo un trabajo más o menos estable desde hace años, soy escritora, vocal de una organización cultural en mi ciudad. Voy a continuar formándome y estudiando para mejorar mi educación y mi posición laboral siempre que quiera y que me de la gana ¿Por qué no puede tener acceso a todo ello cualquiera que lo desee? Por el momento y hasta que se siga permitiendo que una persona esté encerrada más de treinta años en la cárcel por aspirar a vivir dignamente, tendré que seguir pensando que lamentablemente vivo en un mundo de seres incapaces, y que solo se sienten mejor con ellos mismos ametrallando los derechos y los sueños de mujeres que no se aminoran ante los disparos. Balas que han derribado a cientos de madres afganas que se ponen de nuevo en pie por sus hijos.

Salma deja tras esos muros y barrotes en los que pasará casi media vida a dos hijos que vivirán sin el cariño y apoyo de una madre, en un país con un futuro incierto, desolador, y gobernado por la política del terror.

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