Me suelo sentir un poco bicho raro cuando alguien me pregunta ¿Has visto en televisión lo que ha pasado en…? Y tengo que contestar la verdad es que veo poca televisión, pero si leí algo por internet, y confieso que también miento al decir eso, ya que ni siquiera puedo afirmar que veo poca televisión. En mi caso lo único que veo son series y las suelo hacerlo en otro tipo de dispositivo distinto que no es la tele ¡Cada cual tiene sus hábitos y costumbres!
Hace unos días me encontraba sola en casa y me decidí a tumbarme en el sofá y encender lo que yo llamo “La caja tonta”, así que cogí el mando y empecé a cambiar los canales. Primera parada en la televisión nacional y a la vuelta de unas elecciones anticipadas ya pueden imaginar cuál era la programación de la misma. Sigo adelante con el siguiente canal, esta vez autonómico, en el cual acaba de dar comienzo un programa de debate ¿Imaginan el tema? No voy a ser repetitiva, para eso al parecer está la televisión. Pensé que tal vez la tercera vez que pulsara el botón sería diferente ¡Ilusa de mí! Una risa tonta se apoderó de mí y tomé mi teléfono para buscar en Youtube una canción que no hacía mucho había escuchado en el coche y que se me vino de inmediato a la cabeza “De mí te contarán que no te creas más que lo que te digo a ti se lo digo a diez más, que si patatín que si patatán…” interpretada por el cantautor gaditano Antoñito Molina. A medida que iba viendo canales llegaba a la conclusión que en definitiva todo se resumía en eso “Siguen las negociaciones para conformar el gobierno”, que si patatín… “España creció un 0.6 % en el primer trimestre”, que si patatán “Putin asegura que sus decisiones garantizan la seguridad de Rusia”, y no te creas ná…
Un canal donde repetían un partido de la selección española y otro de videos musicales (sinceramente ya no recuerdo sus nombres) me reconciliaron por unos minutos de nuevo con la caja tonta. La calmada melodía de un programa dedicado al yoga y sus imágenes de paisajes naturales me hizo olvidarme por unos minutos de la programación telebasura, pero claro, patatín, patatán y no vuelvas a creerte nada más ¡Yo no contaba con que llegaría la publicidad! Vuelvo a cambiar de canal y aparece en pantalla una señora que puede alcanzar la edad de mi abuela y que por lo que parece eso no es impedimento para que ella solita reforme si hace falta el castillo del conde Drácula “Solo es cuestión de ponerle cariño e imaginación a todo” dice una señora con canas de las que ya no se tiñen y que de seguro con tanta creatividad que tiene no me extrañaría que escribiera un bestseller o ganara el prestigioso premio Planeta. Otra vez que si patatín, que sí patatán…
A punto de sentenciar para siempre a “La caja tonta” casi por arte de magia, aparece el único canal que consiguió llamar mi atención y dejarme con la boca abierta, el canal de cocina. Un programa dedicado a los postres hizo que se despertara mi instinto animal hacia el dulce y el chocolate y, no puedo asegurarlo, pero puede que un hilillo de saliva pecaminosa descendiera por la comisura de mi boca y por mi barbilla, desde que vi aquella imagen en el televisor sueño con aquella tarta de tres chocolates que reconozco jamás seré capaz de elaborar. Patatín, patatán… era todo lo que escuchaban mis oídos mientras mis ojos se fijaban sin pestañear en la imagen de aquel bizcocho que el cocinero ahora bañaba de chocolate. Solo la gula por buscar algo dulce en la cocina hizo que me apartase en aquellos momentos de la televisión y cuando regresé puse el televisor en modo internet, busqué en mi teléfono las claves de HBO y me dispuse a ver en aquel artefacto mi serie favorita. Como afirmó el director de cine británico Cliver Barker en una ocasión, “La televisión es el primer sistema verdaderamente democrático, el primero accesible para todo el mundo y completamente gobernado por lo que quiere la gente. Lo terrible es, precisamente, lo que quiere la gente”.
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