El buen perfume

Creo que hay que ser valiente y honesto para pedir perdón, conozco a gente que, aunque en apariencia serían capaces de comerse el mundo, los vi cometer todo tipo de errores, pero jamás los vi pedir perdón

Un usuario de redes chateando desde su smartphone. 'El buen perfume', de Vannesa Belizón.
Un usuario de redes chateando desde su smartphone. 'El buen perfume', de Vannesa Belizón.

Ayer curioseaba como hacemos todos los estados de mis contactos telefónicos. Me llamó la atención una imagen que compartía un conocido y en la que aparecía un personaje desconocido ante un espejo hablándole a su reflejo. “Perdón por tratarte mal”, le decía a su propio reflejo o a sí mismo. En un primer lugar pensé en que sería la causa o motivo que había provocado que aquella persona que guardaba entre mis contactos del teléfono hubiera compartido aquella imagen. Dos minutos después recordé que al igual que sucede con los escritores, no todo lo que se comparte o escribe tiene que haberle sucedido a uno mismo.

Y a continuación de haber llegado a tal conclusión, me hice una pregunta ¿Cuántas veces me habré maltratado a mí misma? ¿Cuántas veces nos maltratamos y no somos capaces de pedirnos perdón? Acabo de llegar de una sesión con mi psicóloga y ahora se me ocurre que tal vez hubiera sido interesante exponerle este tema (el mejor dinero gastado del mes es el que gasto en la consulta de mi psicóloga). 

Creo que hay que ser valiente y honesto para pedir perdón, conozco a gente que, aunque en apariencia serían capaces de comerse el mundo, los vi cometer todo tipo de errores, pero jamás los vi pedir perdón y estoy segura de que jamás serán capaces de ello. Pienso que el acto de perdonar con sinceridad, al igual que el querer verdaderamente a alguien, no puede conseguirse si no logras perdonarte antes a ti mismo y quererte más que a nadie. 

Ahora que lo pienso escribirles a ustedes sobre esto, puede ser un pequeño gran paso para admitir todas esas veces que no me he perdonado y que me quiero bien poquito para todo lo que debería de quererme. Igual lector, te estoy haciendo reflexionar y estás recordando la última vez que te perdonaste y te he dado un empuje para intentar empezar a quererte. 

Movida por la curiosidad y leyendo sobre el perdón, me he detenido a indagar un poco más en el concepto que de este tiene el budismo; según la religión budista, el perdón nos ayuda a dejar de lado la culpa y la vergüenza que sentimos cuando cometemos errores. Afirman que, al permitir perdonarnos a nosotros mismos, podemos aprender de nuestros errores y seguir adelante con una sensación de paz interior.

Y digo yo, ¿Será que algún que otro que va iniciando guerras ha sido capaz de conseguir algo tan difícil y es capaz de conciliar el sueño? Deseo con todas mis fuerzas que no, y no creo que tenga que perdonarme por ello porque más de dos años de guerra son un despropósito, un solo día en que se levante un arma para intentar conseguir algo a la fuerza matando a alguien lo es. Tal vez sería acertado llevarle un cargamento de cientos de espejos uno por día de guerra a Putin a ver si es tan valiente para verse reflejado en ellos. 

Religiones y budismo aparte perdonarse uno mismo no significa justificar una conducta inadecuada ni dejar de sentir remordimientos. Reconocer las emociones negativas que ello nos genera y decidir que pierdan fuerza en nuestro día a día es en lo que a mi entender debe consistir el perdonarse. No es algo que sucede de repente, así que no te desanimes si te resulta más difícil de lo que imaginas. Piensa que la mayoría de las personas ni siquiera se atreven a intentarlo.

Tal vez a ese contacto mío simplemente como me ocurrió a mí, en un principio simplemente le llamó la atención la imagen de una persona pidiéndose perdón ante el espejo, si lee esto y se da por aludido le animo a tener una sincera conversación con lo que refleja su espejo. Después de atreverme a dar este consejo se me dibuja una sonrisa en la cara imaginando la reacción que tendría mi psicóloga si leyera esta reflexión que compartí con vosotros esta semana. Dijo Mark Twain sobre el perdón: 

“El perdón es la fragancia que derrama la violeta en el talón que la aplastó”

Si has llegado hasta aquí y te gusta nuestro trabajo, apoya lavozdelsur.es, periodismo libre, independiente y en andaluz.

Comentarios

No hay comentarios ¿Te animas?

Lo más leído