Manifestación del metal en Cádiz.
Manifestación del metal en Cádiz. REYNA

Son cuatro los años que han pasado desde que se vivió por última vez en las calles de Cádiz una huelga histórica que llenó las calles de la ciudad de barricadas y de trabajadores reclamando sus derechos. El pasado miércoles más de 29.000 trabajadores del sector del metal volvieron a manifestarse para reivindicar lo mismo que en aquel entonces, aunque esta vez el movimiento obrero ha estallado por una negociación atascada de un convenio que sigue según los sindicatos sin resolver los graves problemas a los que se enfrenta el sector.

Aquí donde me ven a mis años (los cuales una mujer en su sano juicio nunca dice a menos que le pregunten) ya tengo cierta historia vivida y tras ver iniciarse esta huelga no puedo evitar recordar aquellas que observaban mis ojos de niña con cierto miedo a finales de las ochenta y principios de los noventa. Recuerdo escuchar desde casa los disparos y cómo mi madre me explicaba que la policía lanzaba pelotas de gomas y hierro que no eran balas como las de la guerra. Era inevitable oír el impacto de las mismas cuando golpeaban en las persianas de los pisos bajos o de los coches en la calle. Por las escaleras, con la puerta de casa entreabierta por si llegaba nuestro padre, veíamos subir corriendo a hombres con pasamontañas hacia la azotea desde donde vigilaban a la policía. Algún que otro vecino ofrecía a los trabajadores de Astilleros Españoles (Así se denominaba entonces) que entraran en sus casas a refrescarse y beber un poco de agua. Tengo también la imagen en mi cabeza de mi padre llegando con algún compañero a casa con esas pequeñas pero pesadas pelotas que les tiraban y que nos mostraba con orgullo. Se las guardaba en su mono de trabajo rasgado y prometía que más tarde nos regalaría alguna a mi hermana y a mí.

Aunque no lo presencié porque era pequeña, sí que sé con certeza que en aquellos años las mujeres de los obreros del metal también formaban parte de esas manifestaciones. Lo hacían por los derechos de sus esposos y por el pan de sus hijos e incluso eran atacadas por la policía (los monos, así se les llamaba en Cádiz) con grandes mangueras que desprendían chorros de agua a presión que, por cierto, también hacían bastante daño. Me consta que más de una de esas mujeres acabaron por los suelos y con contusiones y alguna que otra fractura, pero ¡Con el pan no se juega! Y después de que hayan pasado más de treinta años, es algo que los obreros del metal en la bahía siguen teniendo bien claro. Estos días atrás y como también ocurría en aquellas manifestaciones que tengo en mi memoria se han producido barricadas, quemas de bidones, cortes de carretera, se han lanzado pelotas de hierro, hubo detenidos, heridos (también una mujer ha sido herida con una piedra en la cabeza), enfrentamientos entre trabajadores y policías, espectadores desde las ventanas ignorantes o no de que lo que deberían hacer es unirse a los manifestantes. Y también hubo promesas por parte del alcalde de la ciudad, Bruno García de León, de mediar ante la patronal y la Junta de Andalucía para exigir el cumplimiento del convenio del metal una vez se alcance el acuerdo.

¿Cuánto durará esta huelga? Esta misma mañana del viernes los representantes de las plantillas y de las empresas vuelven a reunirse en Jerez en la sede del servicio de arbitraje y mediación laboral (Sercla) con la esperanza de un acuerdo y de no tener que iniciar una huelga indefinida mañana lunes y aunque a estas horas cuando termino de escribirles estas líneas no hay conocimiento de ese diálogo espero que lo próximo que lean sean buenas noticias sobre el sector del metal en la bahía y que `créanme nos incumbe a todos. Es lastimoso que después de tantos años este sector obrero siga viéndose obligado a tomar estas decisiones, pero también es un orgullo que los trabajadores de la bahía sigan luchando por subsistir pase el tiempo que pase. Si esta huelga finalmente se convierte en algo indefinido, vendrán tiempos difíciles para el metal y las familias y trabajadores que viven de ello. Debemos ayudar como se nos ha ayudado a nosotros y nos gustaría que nos ayudaran. ¡Todos somos del metal!

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