Esta semana nuestros lectores pensarán que con todo lo que está sucediendo en el país en los últimos meses, semanas y días, nos está resultando muy fácil plasmar nuestra opinión en palabras a aquellos que solemos hacerlo. Y nada más lejos de la realidad, pues en mi caso les prometo que ante el panorama tan vergonzoso de la sociedad española y del mundo en general, lo que siento es un respeto enorme por las personas humanas (por los inhumanos que andan sueltos solo siento asco) que pueblan este país y el mundo, con lo cual me dan ganas de silenciarme, ya que con certeza sé, que nada de lo que yo dejé hoy aquí escrito va a ayudarnos ante el caos en el que queramos o no nos vemos inmersos.
No voy a recordar y reescribir de nuevo sobre todo aquello que ya ha sucedido y que sigue apestando en la montaña de mierda donde se lanza todo aquello que no hemos querido limpiar (porque si se quiere, se puede), ya saben sobre esa realidad que se comenta “la mierda cuanto más se mueva más apesta”, aunque para preocupación de muchos parece que hubo quien a pesar del tufo se atrevió a remover y ahora en España estamos todos oliendo a boñiga por todas partes. Pero parece ser que tal como pasó en la pandemia, no habrá mascarillas para todos y al ciudadano de a pie no nos queda otra que seguir respirando podredumbre. Pedro Sánchez ha informado que no piensa dimitir y que no habrá elecciones antes de 2027. No olvidemos que el cobarde es aquel que se cobija bajo las normas.
Esta semana, entre tantas cagadas, tufo y corrupción, me ha llamado la atención el conocer un acuerdo que, por lo visto, se llevaba cocinando desde hace años y cinco años después dicen que ha quedado cerrado. Se trató del acuerdo que afecta a la situación actual del peñón de Gibraltar (español o no, en España está); por un lado, dicen que dará a la Unión Europea a través de España un mayor control operativo, pero eso sí, la potestad de Gibraltar y su soberanía seguirá siendo de Londres.
La prensa, días atrás, poniendo el micrófono en la boca a los trabajadores fronterizos les preguntaban e informaban a muchos sobre la desaparición de la verja fronteriza; lógicamente todo aquel que tiene que sufrir colas de casi dos horas de espera para poder ir a trabajar debe sentirse aliviado de que esa barrera se elimine lo antes posible. Sinceramente, no tengo tan claro que este acuerdo con el cual no pocos se están colgando ya medallas sea tan beneficioso para España. Argumentan que el Estado español tendrá un mayor control en aeropuerto y muelle gibraltareños con respecto a las salidas y entrada de personas y mercancías; con esto nos quieren hacer ver que lo que ha sucedido es un acuerdo histórico que no acabará en el montón de caca donde todo culmina en este país y rodeado de moscas.
¿Veremos un Gibraltar español?, este titular y otros similares se leen en medios de comunicación, lo cual no deja de darme la sensación que con la que está cayendo el sacar a la luz este acuerdo precisamente ahora no es sino otra estrategia del que gobierna para distraer la atención del populacho de tanta incompetencia y negligencia por parte de tantos. Se habla de moción de censura (otra vez más), algo que creo que una vez más no se llevará a cabo.
En muchas ocasiones he pensado y seguramente ustedes también que en este país ya no podíamos estar más abajo, pero claro está que nada es imposible. Por el bien de todos, espero que políticamente hablando nos espere un verano “movidito” y que en el congreso se trabaje para limpiar y sanear a nuestra sociedad y a nuestro país. Seguramente peco de ilusa al pensar que algunos vayan a renunciar a algo por otros que no sean ellos mismos, pero como dice la canción que se hizo tan popular del grupo La cabra mecánica, “No me llames iluso porque tenga una ilusión”, y la mía es que algún día no muy lejano pueda al fin sentirme orgullosa de ser española.