No, ni, ná

El amor romántico, ese que se nos muestra en el cine, es el más fugaz de todos y, por otro lado, el más idealizado y el cual a la mayoría seguro nos encantaría que perdurara

Courtois, portero del Madrid, pidiéndole matrimonio a su pareja.
Courtois, portero del Madrid, pidiéndole matrimonio a su pareja.

No me queda otra que reconocer que soy de esas personas a las que dices “A que no eres capaz de …” Y tal vez en ese momento no te contesto una sola palabra, pero me digo a mí misma “No, ni, ná, espera y verás…” Y tal vez no lo consigo, pero lo intento sin vacilar ¡Que a atrevida pocos me ganan! Y eso es lo que me pasó hace unos días cuando alguien muy cercano me retó a escribir en esta columna sobre un tema en concreto que no voy a desvelar, cuál es ¡Aquí va una valiente! ¡Tú sigue leyendo! 

Estoy a punto de desvelaros que significa para mí el sentimiento más tangible de todos, y cuando se trata de describir sentimientos, la principal dificultad está en que cada uno de nosotros sentimos de una forma distinta. Digamos que vamos a hablar de una fuerza incontrolable que influye en un porcentaje bastante importante en las decisiones que tomamos. Y no solo eso, pues es sabido por los griegos le daban tal consideración que intentaron definirlo separándolo en cuatro tipos fundamentales: Philia, Storage, Ágape y Eros. 

Así mismo, y siguiendo el orden en que las he nombrado en primer lugar, nos rodean el cariño y el afecto fraternal, basado en la admiración y el aprecio, alegría por el bien del otro y se suele dar en la amistad. Nos topamos también con aquellos sentimientos que surgen de forma natural y con el cual creamos un compromiso hacia otra persona, y en el que el físico carece de importancia, normalmente surge en el ámbito de la familia. Sin desviarnos del orden, nuestros antepasados también eran conscientes de otro tipo de sentimiento que consideraban como el más fuerte de todos debido a su naturaleza desinteresada y honesta. El Ágape, (así lo llamaban ellos), tiene de base aceptar al otro con sus imperfecciones, implica entrega absoluta y no consiste en nada superficial. Y, por último, el que nos puede sonar a todos, El Eros, que consiste en un sentimiento efímero, puramente romántico y lleno de pasión, que al contrario de lo que en ocasiones se pueda pensar, estaba fundamentado según las creencias griegas por la atracción al físico, a lo sensual y aunque puede ser considerado efímero también es posible que evolucione a algo más profundo. 

Ya sabréis sin duda cuál es ese difícil tema del que me han propuesto esta semana que os hable, el amor. Una vez que os he descrito la importancia que este tenía para otras civilizaciones como la griega y los fundamentos en que lo basaban, es muy posible que hayáis reflexionado y pensado cuál de esos cuatro tipos que ellos describen se acerca más o lo que para vosotros lo define ¿O tal vez estáis de acuerdo en que la definición perfecta es la unión de todos? Para mí el amor está conformado por muchas de las palabras y sentimientos que han sido nombradas anteriormente; cariño, aprecio, afecto, admiración, desinterés, honestidad, pasión, deseo y por qué no también imperfección, ya que el amor no consiste en ver a la persona amada como un ser perfecto, pero sí en aceptar tales imperfecciones y ser conscientes de que todas las tenemos. Personalmente, pienso que todo sería muy aburrido, incluso el amor si este fuera perfecto. También creo y no todo el mundo estará de acuerdo de que según las diferentes etapas de la vida en que nos encontremos podremos amar de una forma u otra, ¿Y el amor es algo bueno? Aunque siempre asociamos a este sentimiento o palabra con algo maravilloso, no siempre lo es, sobre todo cuando esperamos recibirlo con la misma proporción o intensidad que lo entregamos. El amor romántico, ese que se nos muestra en el cine, es el más fugaz de todos y, por otro lado, el más idealizado y el cual a la mayoría seguro nos encantaría que perdurara. 

Para mí el amor se encuentra en todas partes. En una sonrisa sincera, en una caricia en el pelo, en la fragancia de una flor, en el consuelo de un amigo, en un apretón de manos, en un “Espera que te tapo, que hace frío”, en quien se sienta a tu lado a mirar las estrellas o a ver como cae la lluvia, en un silencio compartido, en un beso en la frente y en todas aquellas lágrimas que se derraman sin importar que sean vistas. El amor está en la paz que encuentras en lo que te rodea y los que te rodean, en la felicidad que sientes, con los que has elegido para que caminen a tu lado y por qué no esa canción que compartes en el coche y con la que una vez más estás desafinando. Decía el escritor Jacinto Benavente “En asuntos de amor, los locos son los que tienen más experiencia. De amor no preguntes a los cuerdos; los cuerdos aman cuerdamente, que es como no haber amado nunca”.  Y ahora ¿Te atreves a definir el amor? ¿Reto superado? No, ni, ná. 

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