Dicen nuestros políticos que se van a endurecer las leyes con respecto a los delitos de fuego y los pirómanos. Todo esto después de que hayan desaparecido miles de hectáreas verdes y árboles y muchas personas hayan perdido sus hogares, animales y su medio de vida. Otra vez más por la boca muere el pez y a los que nos gobiernan no se les cae la cara de vergüenza de culpabilizar únicamente a los pirómanos de los fuegos que destruyen nuestro país.
Es más fácil decir que lo que sucede es obra de varias personas y que si no son apresados no puede haber castigo. Eso, además de ser una explicación más fácil (porque mientras están de vacaciones en el yate no les apetece pensar demasiado), también es más económico que plantear un plan de prevención de fuegos en toda España. Cuesta mucho dinero y esfuerzo limpiar los campos, la maleza de las carreteras, poner guarda bosques, señales de prohibición, cámaras de vigilancia, sanciones a quienes incumplas las normas (¡perdón que no hay normas!). Ya pensarán en todo esto en septiembre, cuando el riesgo de fuego disminuya, cuando la noticia en medios de comunicación sea la liga de fútbol y la preocupación de los españoles sea cómo pagar los libros de texto de los niños y la matrícula de los jóvenes que quieren estudiar, pero no pueden. Entonces se hablará de las becas de estudios para las que no hay presupuesto, entre otras cosas, porque se ha gastado en la gasolina del yate de algunos y en la extinción de los fuegos que hemos tenido en verano.
Pero sigamos en el presente, en la ola de calor que nos azota y en las que están por venir. No soy derrotista, más bien realista, porque ¡No hay árboles! Y los que están en los montes están ardiendo. No se plantan árboles en ningún lugar de este país, no hay árboles en los parques y a nadie le preocupa la ausencia de los mismos, si el alcalde me pone un tordo en el parque que da sombra. ¡Para qué demonios quiero un árbol! Pero luego la palabra “calor” es la que tenemos en la boca todo el verano. El calor que sufrimos es lo equivalente a todos los árboles que no tenemos y que talamos. Pero es un alivio que el gobierno vaya a endurecer las leyes para castigar a los pirómanos en España. ¿Pueden decirme en cuántas ocasiones han detenido a un pirómano en este país? 947 incendios forestales en lo que llevamos en 2025 y sumen los no metidos dentro de esta categoría. 25 pirómanos detenidos en lo que va de año ¡No hagan las cuentas porque no salen! No son pocos los que se deben estar frotando las manos ante la cantidad de terreno chamuscado y disponible para construir y especular.
Abran los ojos y vamos a hacernos un favor los unos para con los otros. Recordemos al amigo, al familiar, a nuestros hijos, al desconocido que acampa a nuestro lado en el lago o donde sea que hoy más que nunca somos los únicos responsables de que no sigan provocándose fuegos. Educarnos los unos a los otros es lo más eficaz, ya que unos cuantos que quieren hacernos creer que escribiendo unas cuantas leyes en un papel (que luego lo van a usar para liar el bocadillo o algo peor…) van a solucionar esta catástrofe y lo peor de todo esto son las consecuencias. Si no hay árboles, no hay oxígeno, aumenta el calor, no hay alimentos, no hay animales, no hay agua, no hay ecosistema. Y no pretendo darles ninguna lección de ecologismo, solo que se den cuenta de que para poco sirve correr con un cubo de agua cuando algo ya arde. Tal vez sea mejor, corre a apagar una colilla, a decirle al fumador que está matándose a él, pero también a todos que la apague. Mejor intentar explicar al que hace la barbacoa porque es peligroso encender un fuego en el campo.
Cuando acabe el verano (no voy a pensar que nadie vaya a dejar ahora la playa), lo mejor que podemos hacer es disfrutar de la escasa naturaleza de la que disponemos y ayudar a repoblarla. ¡Hacer crecer semillas y plantar un árbol es una experiencia inolvidable para vivirla en familia y amigos! Sería maravilloso que las redes sociales se llenaran de videos e imágenes que muestren cómo hacemos posible la repoblación y la extinción de los incendios. Damos y pagamos mucho por un buen ventilador y aparato de aire acondicionado, pero qué poco valor le damos a la sombra de un hermoso y gran árbol. Valores y educación son las herramientas para la supervivencia.
