Entre Goya y Goya

¿De verdad es necesario que el Ministerio de Igualdad anuncie la elaboración de un informe que sirva para analizar este tipo de violencia en el cine?

Malena Alterio, en la gala de los Goya este pasado sábado, recogiendo su premio como mejor actriz.
Malena Alterio, en la gala de los Goya este pasado sábado, recogiendo su premio como mejor actriz.

Estamos en el mes de los papelillos y serpentinas, de los disfraces y las risas. En Cádiz, febrero es el mes de las máscaras y, dicho sea de paso, algunos aprovechan para ponérselas y no volver a quitárselas. Pero esto sucede en Cádiz (afortunados los gaditanos que tenemos el arte de parar todo lo que sucede en este frenético mundo por unos días). Pero si aún así nos quitamos el antifaz para observar desde la distancia lo irrefrenable, podemos llegar a la conclusión que hay cosas urgentes que al enmascararlas solo empeoran. 

Otro año más la celebración de la gala de los Goya queda envuelta en un tema que me parece de suficiente gravedad; mejor dicho, de gravedad máxima como para que no haya sido erradicado de raíz. Las agresiones sexuales en el mundo del cine y la cultura, y el debate en torno a este tema son usadas de herramienta para desviar la ostentosidad y el despilfarro innecesario a la hora de reconocer y premiar a aquellos artistas, actores y cineastas que lo merecen. No deberían existir ningún debate, ninguna mención por parte de nadie en ruedas de prensa, ninguna promesa de la Academia Española de cine de dar visibilidad y reivindicar la no agresión sexual y abusos de poder. Denuncien y castiguen duramente a todo aquel cometa estos delitos. 

¿De verdad es necesario que el Ministerio de Igualdad anuncie la elaboración de un informe que sirva para analizar este tipo de violencia en el cine? En mi opinión estamos ante un problema social que por desgracia se encuentra en todas partes y que las medidas para eliminarlo deberían ser las mismas independientemente del gremio al que se pertenezca. Nadie debe salir impune de un castigo si ha obrado mal. Me gusta el cine y confieso que como mujer que soy se me despierta también el interés en ver a los artistas con esos vestidos de diseño inalcanzables para un ciudadano de clase media y lo mejor de todo el placer luego de despellejar a tal o pascual porque el modelito no le quedaba como esperabas o porque según tu exquisito gusto no debería haber llevado a una gala de los Goya.

Disfruto con todo lo anterior dicho como todo el mundo, aunque pueda parecer superficial, y lo es, pero me molesta bastante esos discursitos que “creen que nos regalan” entre entrega de estatuillas premiados y personalidades del mundillo. Mejor callar y actuar, tal vez si todos los gremios se unieran, se organizarán y se implicaran de verdad contra cualquier tipo de violencia no estaríamos todos tan asqueados de oír discursos redactados por el mismo funcionario de turno. 

Entre Goya y Goya, igual podrían dar alguna que otra noticia, informar de alguna iniciativa por parte de la academia y no de promesas de dar visibilidad. Iniciativas y compromisos de verdad, visibles y sin abstracciones. Las palabras se las lleva el aire y la violencia te deja marcado de por vida. Tampoco yo voy a arreglar el mundo hablándoles de todo esto, pero como se me brinda la oportunidad cada domingo de dar mi opinión, opino. No se equivoquen, no les estoy invitando con esto a no ver la gala del cine español, disfrútenla cada uno a su  manera, pero si como a mí les enerva y cansa el activismo enmascarado, quiten el volumen del televisor, sueñen con los vestidos de barbies, princesas y divas. Disfruten recreando en su imaginación que son actores por un día, pero sobre todo que no les confundan las máscaras.

Si has llegado hasta aquí y te gusta nuestro trabajo, apoya lavozdelsur.es, periodismo libre, independiente y en andaluz.

Comentarios

No hay comentarios ¿Te animas?

Lo más leído