José Bretón y Ana Julia Quezada, dos asesinos despiadados.
José Bretón y Ana Julia Quezada, dos asesinos despiadados.

No hace mucho les comentaba mi indignación ante la posible publicación del libro que narraría como el asesino José Bretón quitó la vida a sus dos hijos menores, hoy por desgracia tengo que volver a manifestarme y a dar voz en la medida de mis posibilidades a otra madre que sufrió la desgracia del asesinato de su hijo, el pequeño Gabriel. Patricia Ramírez tuvo que frenar por medio de denuncias el intento de grabar un documental que se denominaría True Crimen. De esta forma, ha defendido su condición de madre. «Lo seguiré siendo hasta el último día de mi vida» ha declarado días atrás, sintiéndose muy afectada e indefensa. 

Esta mujer además de ya sufrir la pérdida de su hijo a manos de una asesina ahora también tiene que cargar con el miedo, puesto que la asesina de su hijo Ana Julia Quezada dice abiertamente y sin ningún tipo de reparos dentro de la cárcel que pretende matarla por haber interferido y paralizado el documental por el que estaban dispuestos a pagarle una gran fortuna. Patricia la madre del niño asesinado Gabriel está recibiendo llamadas de número ocultos o desconocidos desde entonces, lo cual le hace temer aún más por su vida y le hace pensar que ciertamente la asesina de su hijo la tiene controlada y localizada ¿Cómo es posible que esta mujer esté padeciendo esta situación? ¿Cómo la justicia de este país permite que una madre que ha perdido a su hijo ahora tenga que temer por su vida?

Este tipo de situaciones son inadmisibles y para mí no existe debate alguno al respecto, nadie debe lucrarse con la muerte de una persona y menos aún si se trata de menores y la situación se torna aún más grave cuando los beneficiados son los asesinos de las víctimas ¿Qué condena es esa en la cual se permite que los asesinos alimenten sus egos y se llenen los bolsillos narrando sus crímenes? 

Me da mucho asco de todo aquel ser humano que se le pasa por la cabeza enriquecerse a costa de la desgracia de otras personas, madres, víctimas de violencia de género, familiares de personas asesinadas o desaparecidas ¿El ser humano es capaz de cruzar cualquier límite si hay dinero de por medio? Creo que a estas alturas son capaces de contestar por ustedes mismos a esta cuestión que les planteo. ¿Dónde están las leyes que protegen a los menores? ¿Qué tipo de protección tienen las familias de los asesinados y las víctimas de violencia de género? Leyes escritas que no sirven para nada son lo mismo que el que vive en Cádiz y tiene un tío en “Graná”, que ni tiene tío ni tiene ná. 

Las leyes son revisables y en todo caso hay que cumplirlas. Un delincuente, un asesino, un estafador, ningún criminal debe tener ningún tipo de privilegio en la cárcel y su condena no tiene que convertirse en la de las personas que han padecido y sufrido sus crímenes. En este país gran parte de los habitantes desconfía del poder legislativo, ejecutivo y judicial y lamentablemente tienen motivos para ello y para pensar que forman parte del circo de payasos que nos gobiernan. Cada vez hay menos participación de voto en las elecciones porque nadie confía en nadie y la consecuencia de ello es el caos general en el que vivimos. 

Sé que mis palabras no van a cambiar el mundo, pero si tengo la posibilidad de hacer pensar a alguien que pueda hacer algo más que yo escribiendo en esta columna al menos podré dejar de sentir impotencia ante estas aberraciones consentidas. Mi apoyo y solidaridad con todas esas personas que son maltratadas por monstruos que asesinan a sus hijos y seres queridos. Todas las semanas se me da la oportunidad de opinar y expresarme en esta columna y creo que es mi obligación de dar voz a aquellos que en muchas ocasiones pretenden silenciar o que no son escuchados porque interesa más hacer oídos sordos y no dejar que la mierda apeste. Contra más leyes menos justicia, afirmaba Cicerón y tal vez siglos después tengamos que admitir que estaba en lo cierto.

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