Cultivar semillas

Existen muchos tipos de activismo, pero en mi opinión el individual es el que más beneficios puede aportarnos a nivel personal y social

Cultivar semillas, por Vanessa Belizón.
Cultivar semillas, por Vanessa Belizón.

En los últimos días, a mis oídos llega mucho la palabra “activista”, tanto es así que he tirado de la RAE por aquello de la curiosidad de si dicha palabra se usa correctamente; según nuestro diccionario de la lengua española, el activista, entre otras cosas, es aquella persona que practica la acción directa en la lucha por los cambios sociales o políticos que pretende. La política nunca me ha interesado demasiado debido a que creo que ningún ser humano tiene la capacidad para impartir paz y justicia tal como debería hacerse. Por otro lado, intento transmitir a los que me rodean mis pensamientos e invitarles a observar con la misma mirada con la que yo lo hago. 

Por suerte, estamos rodeados de personas que activistas o no sienten que es necesario que se produzcan cambios y creen, el primer paso para ello es empezar por ellos mismos. El ejemplo es la primera herramienta para que se produzca la imitación y un buen ejemplo a su vez es el comienzo para que todo sea mejor y diferente. Actualmente, nos encontramos en la era digital, competimos por tener más likes en las redes sociales que el vecino de al lado y pocas veces hacemos uso de esa ventana a la que nos asomamos para mostrar que las pequeñas buenas acciones también se contagian y que de ellas puede crecer algo bueno. Aunque estoy segura de que siguen existiendo personas anónimas que sin necesidad de ser virales consiguen a diario grandes cosas sin necesitar de reconocimiento alguno. Un reconocimiento basado en aplausos y vacío de compromisos de mejoras es innecesario y frustrante para aquel que se implica en del cambio. 

Solemos hablar de que se necesitan grandes cambios sociales y por eso estos se nos vuelven tan inalcanzables. Plantas, animales y seres humanos nacemos de semillas y células de minúsculos tamaños y crecemos y nos desarrollamos cuando existen y se dan las condiciones idóneas para ello. La sociedad de igual forma debe crecer, desarrollarse y evolucionar de la misma manera, por eso los pequeños gestos, actos e implicaciones que aportemos a la larga será un bien para todos.

Existen muchos tipos de activismo, pero en mi opinión el individual es el que más beneficios puede aportarnos a nivel personal y social. En casa, en tus redes (clicKtivismo), en tu entorno ¡Con acciones sencillas puedes hacer mucho para mejorar la vida de las personas! El exceso de materialismo en el que vivimos provoca cada vez más el desinterés hacia lo que ocurre a nuestro alrededor y por quienes nos rodean. 

“El elogio más grande que me han realizado jamás, es cuando me preguntaron qué pensaba y se atendió a mi respuesta” (Henry David Thoreau).

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